Compaginando acordes de piano y violín, célicas notas comenzaron a bailar al compás del hechizo descorchado con el cuero hilvanado a sus pies. Marcando las pautas, entreverando partituras de un sueño pronunciado en el tiempo, Ariadna Mingueza no tardaba en elevar su voz bajo el sostén de una audición que ella misma dirigía. Reteniendo anhelos para creer con firmeza en ellos, Ari penetraba en el ardido mundo del balompié de la mano de la UFC Santa Perpetua, el club de su pueblo. Con apenas ocho años, pero señalando sin balbuceos las directrices del camino ansiado, la catalana saltada a la Unió Deportiva Centelles tras dos temporadas resguardado los colores de la ‘marea blanquinegra’.

La calidad, que lejos de ser un accidente es siempre el resultado de un esfuerzo inteligente, tal y como diría John Ruskin, acabaría resonando en las inmediaciones de La Masía. Cuidadosos y siempre alerta, el FC Barcelona no desaprovecharía la oportunidad de incorporar en sus filas el talento precoz de una concertista que, alejada de ruidos y renombre, pasaría a convertirse en un esbozo labrado en oro.

Ari este curso con el filial. Foto: Noelia Déniz, VAVEL
Ari este curso con el filial. Foto: Noelia Déniz, VAVEL

Ariadna Mingueza aterrizaba en La Masía la temporada 2015/2016 procedente de la UD Centelles

Madera de líder

Entrar con el pie derecho, tres saltos y santiguar-se. Chica de manías marcadas, el liderazgo de Ariadna Mingueza no alberga ninguna duda. A paso firme, espantando los posibles recelos alzados en la senda, con apenas 11 años la perpetuense traspasaba las puertas de la academia azulgrana para incorporarse en las filas del equipo infantil-alevín dirigido por David Forcat y Juan Carlos Hidalgo la temporada 2015/2016. A falta de dos jornadas para el cierre de la competición y destapando unos registros espectaculares, el navío azulgrana se alzaba como campeón de Liga del Grupo I de la Primera División con más de 200 goles a su favor. Mingueza, que pese a copar el centro del tapiz nunca ha renunciado a las entradas en segunda línea, se unía a la nómina de goleadoras frente al CE Sant Gabriel en el duelo que las designaba como justas campeonas (1-12).

Escalando a un ritmo trepidante y convirtiéndose en el fragmento perfecto de cualquier pizarra, Ari comenzaba a colarse en las categorías inferiores tanto de la selección catalana como de la española, consolidándose con el avance del tiempo como una pieza fija del tablero. Ataviada con el brazalete de capitana, el peso del distintivo no le arrugaba. Acariciando con ternura las costuras del balón, buscando siempre la mejor salida o interpretando el tempo de cada jugada. Dueña y señora de la medular, Ariadna Mingueza iza la bandera de la polivalencia. Pese a colorear de casta cualquier rincón de la sala de máquinas, la catalana ha demostrado sobresalir también en la posición de central, afianzándose como un seguro de vida en el esquema del buque azulgrana.

El Infantil-Alevín tras ganar la Liga frente al CE Sant Gabriel (2015/2016) Foto: FC Barcelona
El Infantil-Alevín tras ganar la Liga frente al CE Sant Gabriel (2015/2016) Foto: FC Barcelona

Abonada al rol más defensivo de la cancha, sus botas resguardan una madurez impropia para su edad. Con 17 años, despuntando con el filial de Jordi Ventura y Miguel Llorente esta campaña, Ari ha logrado captar las miradas de aquellos que todavía no percibían su luz. Escapando de focos que la distraigan, la de Santa Perpètua acomoda la pausa necesaria dentro de una doctrina dónde el cariño a la posesión es una tesis incuestionable. Fiel reflejo de un dogma que practica con nobleza, la ‘16’ del Barça B Femení es capaz de desnudar las intenciones del rival con movimientos eléctricos refugiando al escuadrón de las embestidas. Siempre atenta para apagar el fuego enemigo, la polivalencia de Mingueza le permite fijar una idea de juego que interpreta con descaro.

Ari caminará la próxima temporada hacia segundo curso con el filial 

La ambición como emblema

Amante del trabajo duro y fraguando la ambición como la mejor arma, Ari inaugurará la sexta temporada en ‘Can Barça’ al amparo del filial encabezado por Miguel Llorente, alzado como primer capitán en la banca, y Adrián Rosales, procedente de la Barça Academy de Tarragona. Tras saborear los entresijos de la primera campaña en la Reto Iberdrola, el sabor agridulce del curso inacabado a causa de la pandemia no lastima las aspiraciones de la perpetuense, decidida a estampar su sello en un futuro que promete.

Mientras su hermano Óscar Mingueza sigue afianzando el surco sin freno de un central portentoso con el Barça B de García Pimienta, Ariadna atisba en una lejanía cada vez más afín un porvenir esperanzador. Tablas, no le faltan. Conocedora de sus posibilidades, el reto no amedrenta las ilusiones de Ari, la virtuosa artista que gesta armonía con el roce de un balón