Sin miedo a perder el equilibrio en un camino escarpado sólo apto para los más osados, Óscar Mingueza se atrevía a dar un paso al frente para no quedarse estancado en el mismo lugar. Decidido a rubricar su propio sello, el central de Santa Perpètua de Mogoda acicalaba sus vestiduras preparado para saltar al tablado como principal intérprete de la obra acaudillada por García Pimienta. Sumergido en un escenario dónde las luces inciden en figuras ajenas, el catalán lograba consolidarse esta temporada como una pieza autóctona en la estructura del filial partiendo como causa y explicación al gran curso exhibido por los azulgranas.

El guardián del muro

Serpenteando por las calles de Santa Perpètua, Óscar encontró al balón como mejor aliado. Confraternizando, confiándole los mejores sueños y algún que otro recelo, el central se infiltraba en las instalaciones de La Masía con apenas siete años tras haber defendido la zamarra blanquinegra de la UCF Santa Perpètua. Desde entonces, bañado en el más respetuoso sigilo, Mingueza lograba escalar desde el FCB Prebenjamín hasta convertirse en referencia con el filial. Quemando todas las etapas con el club azulgrana, el punto de mira del central carece de cubierta que frene sus anhelos.

Mingueza esta temporada con el Barça B. Foto: Noelia Déniz, VAVEL

Aprendiendo los automatismos de la filosofía Barça con una madurez impropia para su edad, Óscar no tardó en discernir la autenticidad y el fundamentalismo del planteamiento de García Pimienta. Bajo su regazo, Mingueza lograba convertirse en la bandera del escuadrón tras conquistar la UEFA Youth League y la Liga la temporada 2017/2018, enmarcando con un preciado 'doblete' el curso del FCB Juvenil A. Sólido, desplegando convicción y mostrándose como el colchón perfecto dónde descansar el juego del equipo, el canterano se cobraba el merecido billete como miembro del filial la siguiente campaña.

Óscar alcanzaba el filial la temporada 2018/2019 como uno más del Barça B

Cómodo y sosegado, ágil en el pase y manso con el cuero en los pies. Sin dilaciones, aprovechando cada oportunidad como un regalo, Óscar Mingueza ha conseguido crecer a un ritmo endiablado hasta convertirse en el fundamento preciso de un Barça B que rozaba la heroica esta temporada. A un paso de rubricar el ascenso, García Pimienta puede presumir de la irrupción de un central llamado a dominar los tiempos. Eje y guardián en la retaguardia, Óscar ha explotado sus virtudes al costado de grandes complementos como Ronald Araujo, Jorge Cuenca o 'Chumi' desde su aterrizaje a las filas del Barça B. En constante crecimiento, sin detener nunca la maquinaria, la incorporación gradual de Mingueza en la pizarra le convierte en la garantía idónea para afrontar los nuevos desafíos de 'Pimi'.

El jefe del clan

En un modelo innegociable de la escuela Barça dónde el central debe curtirse con una precisa salida del balón, Mingueza incorpora los automatismos con una agilidad prodigiosa asegurando siempre el primer pase. Explorando extremos en zonas libres, avispando la mejor posición de los interiores o extinguiendo el fuego en pleno incendio. Versátil, dominando todas las facetas, el criterio y la interpretación de Óscar quedan exentas de cualquier duda. Sin presiones, desde la confianza ciega que deposita en sus recursos, el '4' del filial espera, observa y ataca. Aceptando la premisa de que el cuero siempre acaba en su jardín, el de Santa Perpètua lo aguarda con calma para seccionarlo a ras del verde o adelantándose de cabeza.

Mingueza y Araujo en el Johan Cruyff. Foto: Noelia Déniz, VAVEL

Bañado con una habilidad especial para contemporizar el envite rival, el catalán domina los tiempos para permanecer siempre entre el esférico y su arquero prolongando el intervalo de la contra. Descifrar las intenciones del oponente, aprovechar su error y esperarlo. Es, su precisa interpretación al enemigo, junto con la facilidad para encontrar al compañero libre lo que permite al Barça B superar la primera línea de presión y organizar la orquesta sobre el tapiz.

Tendiendo un amplio abanico de posibilidades, Óscar guarda recursos suficientes para volver a conducir al filial hasta la cima. Contemplando de frente lo que atisba en el horizonte, Mingueza vuela como el capitán que, sin necesidad de brazalete, establece el orden en la zaga. Sin Ronald Araujo, abismado en los planes del primer equipo, el joven canterano de sólo 21 años está llamado a convertirse en la piedra angular del nuevo filial.

Nutrido del más puro ADN Barça, el mismo que ha sorbido durante casi 15 años, Óscar Mingueza camina con fuerza sin perder de vista el Camp Nou. El reto, nada fácil, no merma las intenciones del central, impregnado como líder dentro y fuera de la cancha. Salvoconducto, guardián y el protector de un jardín. Es la vida extra de un videojuego para respiro de los suyos. Es el 'bonus track' del álbum más esperado que cualquiera anhela escuchar.