Desde su llegada a España, el fútbol se ha convertido en el deporte rey en nuestro país. En gran parte, esto ocurre en consecuencia de la simpatía que causa entre la sociedad un deporte como el balompié que hace que los seguidores se decanten por un equipo u otro. Cierto es, que entre los aficionados existe una clara preferencia por el deporte masculino que por el femenino, por el hecho de que desde sus orígenes, la disciplina deportiva era únicamente cosa de hombres. Poco a poco, se ha ido incrementando el número de mujeres que se dedicaban a la práctica deportiva, alcanzando el punto que el fútbol femenino logró hoy en día. 

El deporte femenino comenzó a irrumpir con fuerza en Inglaterra a finales del siglo XIX y fueron periódicos españoles como La Vanguardia de Barcelona quienes comenzaron a hacerse eco de estas noticias.  En este momento, el modelo deportivo estaba marcado por el sexismo que imperaba en la sociedad. Por esta misma razón, solo eran las mujeres burguesas y de clase media-alta las que podían dedicarse a la práctica deportiva.

No fue hasta la década de los años 20 del siglo XX cuando el deporte femenino llegó a nuestro país como parte de la revolución feminista. Pero había opiniones que acabaron tirando por tierra el trabajo de las revolucionarias que pretendían luchar por una sociedad en la que hombres y mujeres contaran con las mismas oportunidades. Sufrió interrupciones a causa de la dictadura franquista, pero a día de hoy, su desarrollo ha culminado con las aspiraciones de todas aquellas que soñaron con romper los estereotipos definidos en una sociedad patriarcal en la que desde los inicios se establecieron roles de género. Aquí todavía no podemos hablar de fútbol femenino entre mujeres, ya que los deportes en los que la mujer era partícipe tenían únicamente un carácter individual y, en muchas ocasiones, acompañadas de hombres. El deporte femenino en grupos no apareció hasta que el Club Athletic de Madrid femenino no promovió la creación de un equipo femenino. A partir de aquí, empezaron a unirse equipos de diferentes ciudades para crear un campeonato de mujeres.

En 1914, de la mano del festival deportivo organizado por los Music-halls de Londres, llegó a España el conocimiento acerca del fútbol practicado por mujeres. En ese mismo año, comenzaron a organizarse en Barcelona los primeros equipos de fútbol femenino de la historia de nuestro país; se presentó una asociación que recibió el nombre de Spanish Girls Club desde donde se organizó el primer partido de fútbol entre mujeres. Este enfrentó a Monserrat y Giralda sobre el estadio del RCD Espanyol y los beneficios recaudados fueron en favor de la tuberculosis. La prensa tuvo un papel muy importante ya que comenzó a apoyar las diferentes prácticas deportivas femeninas pero nuevamente hubo opiniones que consiguieron poner trabas al deporte femenino, impidiendo su desarrollo. Pero el auge de esta modalidad en Inglaterra despertaba interés entre los españoles, ya que la prensa nacional e internacional comenzó a hacerse eco de esta práctica.

En cuanto a los medios encontramos a aquellos que estaban en contra de la incorporación de las féminas a un ámbito reservado, hasta el momento, para los hombres y a quienes optaron por dar voz a esas guerreras que lucharon por hacerse un hueco en la disciplina deportiva. Esto creó un debate que se fue prolongando en el tiempo, pero en el año 1923 se celebró en Barcelona un encuentro de futfem internacional entre un equipo francés y uno británico. Poco a poco el desarrollo del deporte femenino fue avanzando, siendo apoyado plataformas con ideología de izquierda, alcanzando un gran esplendor durante la II República. En 1932, se habían formado en Valencia los que habían sido considerados los primeros equipos femeninos de fútbol profesional. La victoria nacional en la Guerra y la consecuente dictadura franquista supuso un retroceso para el deporte femenino, que no volvería a renacer hasta los años 70 de manera clandestina. Fueron cada vez más los clubes que apostaron por ofrecer un espacio a toda mujer que quisiese dedicar su vida al deporte y poco a poco su presencia en la sociedad comenzó a crecer. Cataluña fue una de las comunidades más implicadas en el auge del fútbol femenino y fueron clubes profesionales quienes apoyaron este avance. Aquí nació la primera edición del Campeonato Regional de Catalunya de FutFem para el que se hizo una rigurosa cobertura mediática, aunque el éxito fue relativo ante la todavía reticencia de la sociedad a sentir interés por un deporte practicado por mujeres. En este mismo año, 1971, se produjo el primer encuentro internacional entre las selecciones de España y Portugal. 

En los 80, se logró el reconocimiento de la Real Federación Española de Fútbol al deporte femenino, aunque a día de hoy se sigue luchando por una profesionalización para las deportistas. Esto ocurre por la discriminación recogida en estatutos, que excluye a la mujer de la posibilidad de ser reconocida como futbolista profesional. En  esta misma década nace la Primera División Femenina de fútbol, la Liga Nacional Femenina (1988). Pero no fue hasta la llegada de Iberdrola, nombre que recibe la actual categoría de oro del fútbol femenino en España cuando el crecimiento de esta disciplina alcanza niveles inesperados. 

  • El futfem en el nuevo siglo

La llegada de los 2.000 supuso un avance para el fútbol femenino. A día de hoy podría ser larga la lista de hitos que han ocurrido en cuanto a fútbol femenino en los últimos años, pero para ellos vamos a iniciar por el cambio de siglo. Pese a quedar rezagado del resto de países del continente europeo, el fútbol femenino ha ido ganando presencia en nuestro territorio. 

Pese a disputarse ininterrumpidamente desde la creación de la Liga Nacional Femenina en 1988, podemos hablar del auge del fútbol femenino desde hace algo más de un lustro. Poco a poco la presencia del deporte femenino se ha ido normalizando en nuestra sociedad. Claro ejemplo de ello fue la apertura de estadios de Primera División para albergar partidos de Liga Femenina, batiendo récords de espectadores. Gran parte de la culpa de este auge la han tenido todas aquellas futbolistas que, pese a las trabas, han currado para hacerse un hueco en el mundo deportivo.

Entre 2014 y 2017, el número de jugadoras federadas creció en más de un 40%. Esto hizo que las oportunidades para el fútbol femenino también crecieran y así comenzaron a aparecer clubes dedicados solo a las féminas. Pese a ello, hablar de igualdad sería hipócrita y muchas de las que se dedican a ello son conscientes. Nuria Ligero, capitana del Real Betis Féminas, asegura que es un error compararse con el fútbol masculino: “Este deporte lleva siendo importante en la sociedad años y años.  Nuestra labor debe ir encaminada a un crecimiento cada vez más cercano a la profesionalidad con pasos pequeños y firmes”.

En cuanto a otro de los grandes hitos conseguidos por el futfem en la última década está el de albergar a más de 60.500 espectadores en un partido de la Liga Iberdrola, lo que consiguió batir un récord a nivel mundial. Fue el pasado 2019 en un enfrentamiento entre Atlético de Madrid y FC Barcelona en el Wanda Metropolitano. La victoria no fue para ninguno de los duelistas, sino que aquí el verdadero vencedor fue el fútbol femenino que consiguió ser tan relevante como cualquier otro partido de fútbol en nuestro país. Lo que hay que tratar es que esto no quede aquí. Y así lo menciona Ligero, quien opina que para que el fútbol femenino siga creciendo “este hito no debe quedar como un caso puntual y aislado”. Y es que no fue el Wanda el único campo que abrió sus puertas a las guerreras, sino que estadios tan reconocidos como el Benito Villamarín, Reale Arena o el Nuevo San Mamés también albergaron encuentros de la Primera Iberdrola.

Y es que el 2019 podría considerarse como el año de mayor éxito para el fútbol femenino. Al mencionado récord logrado, podemos sumar la repercusión mediática. Pese a la poca presencia que el futfem tiene en nuestro país, cada día son más los medios interesados en mostrar parte de sus hazañas. Así lo registró LaLiga, quien contabilizó más de 100.00 espectadores de media por encuentro retransmitido de la Primera Iberdrola. Y es que cada vez son es más grande el número de aficionados que reclaman televisiones para la liga femenina. En este mismo año, se celebró la primera huelga protagonizada por futbolistas femeninas que reclamaban condiciones más justas que permitieran un mejor estilo de vida.

Esta huelga les llevó a conseguir el primer preacuerdo para firmar el primer convenio colectivo de fútbol femenino. Hito que parece aproximarse en este 2020 con la primera reunión para la profesionalización de este deporte. Así, se conseguirá un futfem más atractivo que permita un crecimiento objetivo con medios que inviertan en él y una sociedad que lo consuma.