No quiso repetir el guion el Real Betis. Ese que había ensayado ya tantas veces a lo largo de la temporada: un partido igualado sin demasiadas ocasiones decidiéndose tras un grosero fallo en defensa. Un gol convertido por el rival por demérito propio más que por el mérito ajeno, y un partido que se esfuma sin que el equipo encuentre la manera de revertir la situación. Una polémica en contra con el VAR como protagonista, jugadores llamados a ser importantes sin hacer acto de presencia... Ya se sabían la película los de Pellegrini, y decidieron reescribir el guion. Todo se dio la vuelta en uno de los partidos más importantes en lo que va de temporada.

De actor segundario a protagonista, Borja Iglesias improvisó un nuevo final para este Betis, y picó billete hacía los cuartos de final de la Copa. El camino estaba empedrado y la niebla amagaba con difuminar las opciones coperas de los verdiblancos. Nadie lo vio venir, y no solo por la bruma. Nadie excepto Pellegrini, que dio entrada al Panda en el 78’. Este señalaría el camino hacia la portería rival, ese que no acertaban a encontrar los nombres propios que había sobre el verde. Dos golazos, precedidos de dos delicatesen de Rodri y Joaquín, que asistieron, sentenciaron la eliminatoria en la segunda parte del tiempo extra.

El Betis saboreó la dulzura del triunfo, que a la heroica sabe mejor. Sabe mejor cuando el que marca el gol de la victoria es el que más lo necesita. Sabe mejor si la cantera es decisiva, si está una leyenda viva sobre el terreno de juego callando a todo aquel que se atreve a dudar de él, si tu portero se reivindica después de tantas críticas, si tu jugador franquicia sigue rindiendo de manera sobresaliente... Sabe mejor cuando te sobrepones a los imprevistos, cuando las bajas parecen no notarse y cuando los que entran igualan o mejoran a los que salieron. Con once no quiso, el Betis decidió que prefería medirse de tú a tú a esta Real, y volver a constatar que no era tan evidente esa diferencia entre ambos equipos como alguno se había atrevido a insinuar. 

La primera parte estuvo igualada sobre el césped. Solo hubo una ocasión de gol en los primeros cuarenta y cinco minutos. La que transformó Oyarzabal en el minuto trece a pase de Gorosabel. El gol fue fruto de una cadena de errores de esas que parecen patentadas en Heliópolis. Montoya intercepta un pase anticipándose al rival y encuentra espacio para lanzar la contra. Conduce el esférico pero erra en el pase y regala el balón al contrario. En ese momento, ni puede ni parecer querer recuperar su posición a tiempo. Tampoco parece preocupado Paul que se mantiene en su sitio y no hace la cobertura. Dejar espacios a Oyarzabal no parece la mejor idea pero ningún zaguero bético parece advertirlo. Es ahí cuando su compañero, a sabiendas de que sí puede ser letal, le envía el esférico. Joel sale a tapar el disparo adelantándose en exceso. Oyarzabal define sin siquiera tener que controlar, anticipándose a la acción del portero y reprimiendo la intentona de Mandi de llegar al cuero a tiempo.

El Betis se pone por debajo una vez más ante la Real y vuelve a tener por delante el reto de remontar un encuentro. Ya sabe lo que es remontarle un partido, lo ha hecho hace apenas unas horas, por eso el gol parece incluso incentivarlo. Los jugadores continúan tocando, encarando y buscando su oportunidad. Pero esta no llega, y el tiempo reglamentario concluye sin minutos de añadido y sin que ningún gol más suba al marcador. La igualdad se queda en el recuerdo, el marcador señala ya el camino a cuartos a los donostiarras.

La segunda mitad estuvo marcada por la expulsión de Illarramendi. El VAR le devolvió al Betis lo que le había quitado otros partidos ante este mismo equipo. Los verdiblancos, con uno más sobre el verde, parecían tenerlo todo de cara para igualar la eliminatoria. Imanol Alguacil protegió a su equipo con cambios bastante conservadores y logró mantener al Betis lejos de su portería bastantes minutos. Le faltaba la chispa de los llamados a marcar la diferencia. Canales estaba menos inspirado de la cuenta, Fekir bien tapado y Lainez muy solo y menos eléctrico. 

Fue cuando se igualaron las fuerzas, tras la expulsión de Sanabria por doble amarilla, cuando el Betis empezó a reconocer entre la niebla la portería rival. Lo hizo de la mano de Sergio Canales, que es capaz de jugar casi de memoria. Él sí parecía ver lo que la niebla estaba tapando. Armó el disparo fuera del área y ajustó el balón de manera milimétrica para meterlo dentro de la portería en el primer tiro a puerta del que dispuso. Con el uno a uno concluyeron los primeros noventa minutos de partido.

La prórroga comenzó con Imanol avisando de que iba a por todas, dando entrada a Carlos Fernández. Los primeros minutos fueron para los donostiarra. Joel tuvo que hacer varias intervenciones de mérito para evitar el tanto de la Real, que volvía a tener un ‘9’ sobre el césped con el que buscar su gol. Pero los de Imanol remaron y remaron para morir en la orilla. El panda se comió a los txuri-urdines con su doblete y puso punto y final al paso de la Real por esta edición de la Copa. 

El Betis se prepara ya para escribir un nuevo capítulo del sueño copero. Con las lágrimas de Borja en el centro del campo abrazado por todos sus compañeros concluye uno de los episodios de la temporada y se cierra el telón hasta el próximo viernes, día en el que los de Pellegrini conocerán a su próximo rival en Copa.