El estadio de La Cerámica se pasó la noche presenciando una película repetitiva, de esas de las que ves 10 minutos y ya la has visto toda, de esas en las que ocurre la acción al principio, para enganchar al espectador, pero que luego no es capaz de mantener el interés. Y es que la Real Sociedad no dejó de tener la posesión del balón de forma casi totalmente insulsa durante los 90 minutos del partido, mientras que el Villarreal se dedicó únicamente a parecer un muro amarillo, un muro que al final se derrumbó.

  • Comienzo de ida y vuelta

El partido comenzó con un Villarreal con ganas e intenso, prueba de ello fue la primera jugada, en la que el conjunto local fue al ataque decidido, para que tras un rechace, Parejo decidiera probar a Álex Remiro. Pues bien, no solo lo probó, sino que lo dejó en el suelo sin poder hacer nada tras su impresionante disparo a la escuadra. Así llegó el 1-0 en el minuto 3, cuando más de un jugador no había ni tocado el balón. 

Los visitantes pronto se levantaron de este duro golpe, intentando hacerse dueños del partido y buscando las bandas por medio de un inspirado Illarra. De hecho, apenas unos minutos después Oyarzabal aprovechó un ataque del submarino amarillo para encontrar a la contra a Isak. El sueco recibió con un defensa encima, pero logró sacar un certero disparo que pegó en la escuadra por fuera.

A partir de ese momento la Real no dejó de intentarlo con algunos centros de Zaldua que no encontraron rematador pero que inquietaron a la zaga amarilla.

  • Apagón en el partido

Poco a poco los txuri-urdin se fueron durmiendo, puede que viendo que quedaba mucho partido, o por miedo a perder el balón, pero empezaron a tocar y a combinar a un ritmo muy lento, que no hacía ni cosquillas al Villarreal. Sólamente una gran jugada individual del hombre del partido hoy, Alexander Isak, logró poner a prueba a Asenjo. A la que se le sumó posteriormente un gran centro de Monreal que nadie tuvo fe en rematar.

Por parte de lo castellonenses, una jugada aislada fue rematada de forma magistral por Paco Alcácer de tacón, y estuvo a punto de colarse en el arco de Remiro para susto realista.

Así llegó el descanso, la Real con la sensación de no haber hecho mal papel, pero dando muestras de fragilidad atrás, ya que el Villarreal con nada había sido capaz de ponerle en grandes aprietos.

En la segunda mitad los extremos se alejaron, ya que el equipo de Emery se concentró en cerrar esos puntos débiles que le había encontrado la Real en la primera mitad, al mismo tiempo que la Real intentó reducir las pérdidas que tanto daño le habían hecho en la primera mitad. Además el cambio de Zubimendi por Illarra no ayudo a agilizar la posesión.

Así continuó el partido un largo periodo. La Real no arriesgaba, el Villarreal no arriesgaba, Imanol no arriesgaba y Emery tampoco arriesgaba. Los realistas se atascaban, y con un Oyarzabal muy poco inspirado y con Merino tapado no conseguían entrar en el área local. Por otro lado el Villarreal echaba en falta a sus ausencias, a Gerard Moreno, a Chukueze, a Yeremy Pino, incluso a Kubo, esos jugadores que le daban salida y velocidad al contragolpe.

Pasaron 5 minutos, 10, y por fin llegó un acercamiento de los blanquiazules. Una jugada de Guevara, que al verse en el área se puso la camiseta de Zidane para hacer una bicicleta y centrar el balón, encontró a Portu, muy desafortunado hoy, que como no podía ser de otra manera remató forzado para echar el balón fuera.

  • Llegan los cambios

Entonces llegó el momento que todo aficionado de la Real llevaba esperando desde hace tanto tiempo, los cambios. Y aunque es verdad que fueron tarde, fueron buenos y muy ofensivos. Entraron Januzaj, Carlos Fdez y Gorosabel sustituyendo a Zaldua, Portu y al apercibido Le Normand. Ese triple cambio, que se sumó a la anterior sustitución de Guridi por Zinedine Guevara, hizo reaccionar al equipo, especialmente gracias a la calidad de Adnan Januzaj, que consiguió poner varios centros muy peligrosos al corazón del área local.

Uno de ellos se convirtió en la ocasión más clara del partido hasta ese momento, ya que Mikel Oyarzabal consiguió asistir a Alexander Isak en el área pequeña para que este rematara a duras penas a la portería de Asenjo. El tímido remate fue desviado "in extremis" por Albiol a córner para desesperación txuri-urdin. Mientras tanto, de los delanteros del Villarreal ninguna noticia, a pesar de que saltara al terreno de juego el canterano Fer Niño en los últimos minutos.

Entonces llegó el minuto 93, y la Real decidió hacer algo que no había hecho en todo el partido, colgar un balón al área con un pelotazo. Y ahí surgió una de las grandes cualidades de Carlos Fernandez, la garra y el corazón, y es que el sevillano saltó con todo para ganar un balón en el área del submarino amarillo, para saltar otra vez un segundo después y volver a ganar el salto a Albiol, lo que dejó el balón suelto en el área para que Isak engatillara un duro tiro a la portería de Asenjo. No pudo hacer nada el Palenciano, y el sueco puso el 1-1 en el marcador sin tiempo para más.

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