La Real Sociedad no atraviesa su mejor momento pese al buen juego al que nos tiene acostumbrados. Habría que remontarse a 2020 para hacer referencia a la última victoria de los realistas en liga frente al Athletic de Bilbao. 

Sin embargo, Alexander Isak ha recuperado su mejor nivel después de un inicio de campaña mediocre. Tras tres jornadas seguidas marcando y salvar un punto vital en La Cerámica, Alguacil cuenta con un Isak al 100% que podría devolver la sonrisa a los aficionados txuriurdin.

  • La habilidad decisiva de Isak

Alexander Isak llegó con tan solo 19 años en verano de 2019 al club guipuzcoano como un diamante por pulir. Su rol en la plantilla comenzó siendo el de suplente, pero gracias a los minutos que le brindaba Imanol Alguacil se pudo percibir el gran talento de un delantero que, pese a medir 1,90 m. mostraba una calidad y aptitudes inusuales para su estatura.

Para el comienzo del año 2020, el sueco resultó decisivo en la clasificación de su equipo a las fases finales de la Copa del Rey, con un gol ante el Espanyol en octavos y con un recital en cuartos que dejó al Santiago Bernabeu helado, cuando todavía había público. En su primera temporada, la "gacela" terminó con 13 goles en su casillero, superando así a Willian José (10).

  • En estado de gracia

Los registros goleadores de Isak en los tres primeros meses de competición fueron decepcionantes, sumando tan solo tres tantos. No tuvo demasiada importancia ya que jugadores como Oyarzabal o Portu se encargaron de colocar a los donostiarras en lo alto de la tabla.

No obstante, la situación ha cambiado en lo colectivo y  en lo particular. La Real Sociedad ha caído al sexto puesto de la clasificación, pero Alex ha visto puerta en los últimas tres jornadas ligueras y fue polémicamente sustituido antes del empate in extremis del Betis (2-2) y la debacle en el feudo verdiblanco en copa (3-1), cuando la Real Sociedad todavía marchaba por delante en el marcador. 

Alexander Isak tiene la oportunidad de ganarse el papel de referente en la Real y ha demostrado que no le tiembla el pulso a la hora de echarse el equipo a la espalda.