La primera fase de la Champions League fue para el Madrid una montaña rusa. Comenzó mal con un punto sobre seis posibles, lo arregló en el doble duelo ante el Inter, se complicó con el Shakhtar y arregló todo venciendo al Borussia Monchengladbach. Al acabar como primeros, evadió a los gallitos del panorama europeo, como el Bayern, Liverpool, el City, la Juve o el PSG. Los cuatro posibles contendientes quedaban reducidos a la Lazio, Leipzig, Oporto y la Atalanta, siendo finalmente la Dea con quien se enfrente para conseguir una plaza para cuartos de final.

Los italianos también tuvieron que esperar hasta la última jornada para certificar su pase a las rondas eliminatorias de la Champions. A pesar de ello, los blancos no se pueden despistar si no quieren sufrir un nuevo revés, ya que el Atalanta ha vencido en Anfield esta temporada. Consolidada en Italia entre las primeras posiciones desde 2017, su puesta en largo en la máxima competición continental la campaña pasada fue un éxito, pasando la primera fase, eliminando al Valencia en octavos y cayendo ante el PSG en cuartos en los minutos finales.

Un equipo abierto adelante y atrás

El conjunto del Bérgamo se presenta a la eliminatoria como quinto clasificado en la Serie A, pero solo a un punto del cuarto puesto que ocupa la Roma, aunque totalmente alejado de la lucha por el Scudetto. Sin embargo, ha conseguido el pase a la final de Coppa, único título que tiene en sus vitrinas, conseguido hace casi 60 años.

La principal seña de identidad del Atalanta es su gusto por el juego alegre y su potencial en ataque, cohesionadas por el hecho de haber conservado la mayoría del grupo, incluido el maestro de esta orquesta que tan bien suena, Gian Piero Gasperini. Desde su llegada a Bérgamo, cambió la filosofía de juego, estableciendo un sistema en las antípodas del clásico catenaccio italiano, volcado en la superioridad en los metros finales, con mucha llegada y con una potencia goleadora que no tiene nada que envidiar a los grandes de Europa, nada menos que una media de 2,18 goles por partido en Serie A.

Si hay algo que ha cambiado desde diciembre, es la salida de su estandarte, el ‘Papu’ Gómez, con dirección Sevilla. La manija del equipo, el hombre en quien confiaba Gasperini se marchó tras una discusión con el míster, que empezó por un cambio de posición y acabó en una pelea en el vestuario con una única solución. Con el argentino ya jugando los octavos de final con los hispalenses, Gasperini ha confiado todo a su núcleo duro.

El once de gala

A diferencia de la mala suerte de lesiones del Madrid, la DEA solo llega con la baja de Hateboer. El carrilero holandés, con una factura en el metatarso izquierdo no jugará hasta abril y es una ausencia sensible, ocupando su lugar Maehle presumiblemente. El esquema 3-4-1-2 para Gasperini sin cambiar por el rival y que tantos éxitos le ha dado.

En portería formaría Gollini, con la línea de tres centrales para Toloi, Djimsiti y Romero. Los carriles serían para Maehle y Gosens, uno de los descubrimientos de la secretaría técnica que ha pegado un salto de nivel desde su llegada. En el medio Freuler, Roon y Pessina, que ocupa el puesto que anteriormente tenía Alejandro Gómez y en ataque la dupla Zapata-Ilicic. Muriel, el mejor suplente de Europa en términos goleadores, volverá a esperar su oportunidad desde el banquillo.