El 6 de marzo de 2021 quedará marcado por siempre en la retina de Ariadna Mingueza. Concertista virtuosa en el Barça B Femení de Miguel Llorente, Ari alcanzaba saborear las mieles de su debut con el primer equipo en la vigesimoprimera jornada de la Primera Iberdrola. Esquivando los fantasmas de la ansiedad y la precipitación, el momento exacto de su estreno llenaba de fe y convicción un porvenir que rompe con fuerza en el horizonte.

Pieza indiscutible en el encerado del filial catalán, Ariadna Mingueza sigue escalando peldaños sin celeridades que amedrenten una calidad inherente en sus botas. Con sólo 17 años, la centrocampista de Santa Perpètua de Mogoda fluye con descaro hilvanando las partituras de una orquesta que dirige desde la medular, el hábitat natural de una jugadora esculpida con los moldes de una naturaleza suprema.

El premio, por tanto, llegaría con el electrónico detenido en el minuto 80. Esperando con sigilo el momento, Ari abandonaba la banda para ingresar sobre el césped del IDM El Vivero en detrimento de Jennifer Hermoso. Pese a las vestiduras de un marcador resuelto (0-3), los ‘flashes’ en Badajoz no tardaron en buscar su aura durante los diez minutos que Ariadna coexistió con el primer equipo. Enfundada con el ‘32’ a la espalda, la primera zancada de la senda ya estaba en marcha.

Ari debutaba con el primer equipo frente al Santa Teresa de Badajoz en la jornada 21

Desde su llegada a La Masía con apenas 11 años en las filas del equipo infantil-alevín dirigido por David Forcat Juan Carlos Hidalgo la temporada 2015/2016 hasta debutar con el Barça Femení con 17 años. El camino, largo y marcado bajo un liderazgo envidiable, permiten entrever la calidad de una futbolista marcada bajo un sello de identidad propio. Incuestionable capitana del Barça B Femení, dónde además suma tres goles esta temporada en el Grupo Norte B del Reto Iberdrola, Ariadna Mingueza es la pausa necesaria dentro de una doctrina dónde la devoción por la posesión es una tesis indiscutible.

Acicalada con un porvenir esperanzador, las premuras innecesarias quedan lejos de alimentar sus planes. Eléctrica y punzante, capaz de desvestir las intenciones del rival con un solo movimiento, la agilidad y la llegada de Ariadna Mingueza la convierten en la artista predilecta para interpretar los acordes de una obra que lleva su nombre.