El Athletic Club de Bilbao no llegaba a la final de la Copa del Rey con buenas sensaciones, pero las finales no se juegan, se ganan, así que los de Marcelino estaban dispuestos a dar un paso adelante y dejar atrás los fantasmas. Delante tenían a un Barça muy distinto al que se enfrentaron por última vez, tampoco venían con las mejores sensaciones aun así las ideas las tenían muy claras.

Empezaba el partido con una posesión larga para el Barcelona, que quería implantar su sistema de juego y dejarle claro al Athletic lo que se iba a jugar durante el encuentro. Por lo contrario, el conjunto de San Mamés, poco quería jugar, en cada balón intentaba rascar algunos segundos del crono.

La primera parte fue muy productiva y poco resolutiva por parte catalana en cambio para los vascos fue prácticamente nula. Solo pusieron en verdadero peligro al portero azulgrana en un balón centrado desde medio campo que acabó en anécdota.

En la segunda parte los fantasmas del pasado sobrevolaron el estadio de la Cartuja de Sevilla, porque el equipo rojiblanco volvió a conceder una ocasión en el minuto uno que sembró las dudas de nuevo.

Y cuando faltaba media hora para el final de los 90' empezó el recital de los de Ronald Koeman. Griezmann primero, De Jong y Messi por partida doble después pusieron la puntilla de la final. Antoine marcó lo que hubiese sido la manita, pero fue correctamente anulado por el VAR.

Barça y Athletic se han enfrentado esta temporada 4 veces y todos los goles que ha recibido el conjunto de Marcelino han sido por el mismo sitio, por las bandas y centros.

De cara al futuro, el Barça está compitiendo por llevarse la liga y de los 4 de arriba es uno de los que tiene calendario más asequible. El Athletic en cambio va a luchar para meterse en zona europea, y aunque va a ser difícil, primero tienen que levantar cabeza y jugar igual que el principio de la era Marcelino.