Con cada jornada que pasa, el Atlético da más razones para creer que si gana La Liga será por fortuna. Tras una primera parte donde fue claramente superior, el líder cedió poco a poco el terreno ganado hasta acabar sufriendo de forma agónica. Si no fuera por el penalti que Fidel envió al poste en el 89’, la suerte colchonera podría haber tomado en el Martínez Valero un camino muy distinto. No fue así y el susto dio paso a una victoria fundamental.

El Atleti arrancó a un ritmo distinto que de costumbre. Con mayor solvencia ofensiva fue de menos a más en el primer acto. En los minutos iniciales le costó más a los de Simeone finalizar las jugadas de ataque. Fue a partir de un error clamoroso de Luis Suárez en el 11’ cuando comenzó el conjunto colchonero a generar ocasiones de gol. No suficiente con ello, el charrúa tuvo que apechugar con la decisión arbitral de anularle un gol en fuera de juego cinco minutos después. Sin embargo, los colchoneros continuaron tentando la meta del Elche hasta que en el 23’ Carrasco obró un amago en banda izquierda, se internó en el área y cedió el cuero atrás al bueno de Llorente, que finiquitó la jugada con ayuda de un defensa. 

A partir del tanto, la tónica del encuentro fue más relajada. El Elche adelantó líneas y se acercó al área en varias ocasiones, aunque con escasa contundencia. Así las cosas, justo antes del descansó Melero López señaló un penalti por mano de Diego González y, tras revisar la jugada en el monitor, acabó revocando su decisión. El Atlético dominaba al descanso en el campo y el marcador.

El entretiempo dio paso a una segunda parte más tranquila. En los primeros compases el Atlético aparentó querer amarrar la victoria pero aquello quedó en un mero espejismo. Suárez envió un balón al lateral de la red en el 48’. Pasado el minuto 50, el líder fue decayendo en intensidad. Joao Félix -o su fantasma- entró en el 57’. Salvo un esporádico e infructuoso caracoleo en el área en el 83’, el luso apenas se dejó ver. 

Así las cosas, el Atlético cedía terreno e iba haciendo aguas mientras el conjunto ilicitano, escaso de mordida durante gran parte del partido, acabó por aprovechar la oportunidad que el rival le brindaba. Los últimos cinco minutos fueron un monólogo de la temporada colchonera y el espejo de lo ocurrido en Bilbao hace una semana. El duelo había tenido pocos sustos hasta que Barragán se encontró una ocasión clara en boca de gol en el 86’ y mando el cuero por encima del larguero. Tres minutos después el arbitro y el VAR confirmaron un penalti por mano de Llorente. Para fortuna del Atleti, el palo escupió el tiro de Fidel. El líder, con dudoso entusiasmo por ganar el campeonato, acabó salvándose de un gran ‘VARapalo’ en la agonía del encuentro.