20 de marzo del 1984, Fuenlabrada, nace Fernando José Torres Sanz, más conocido como Fernando Torres. Desde pequeño pegado a un balón de fútbol y desde pequeño del Atlético de Madrid —gracias a su abuelo—. Empezó a jugar al fútbol como portero, como su hermano, pero con siete años, después de llevarse un pelotazo, decidió que lo suyo era meter goles, no pararlos. Cuatro años después de su cambio de posición, los ojeadores del Atleti lo llevarían a jugar a la cantera del equipo, por lo que con tan sólo once años ya había vestido la camiseta del equipo de su corazón. 

Después de varios años destacando como uno de los mejores jugadores de las categorías inferiores del equipo rojiblanco, debutó con el primer equipo en el 2001, salió de suplente por José Juan Luque en el minuto 64 en un partido contra el Leganés en la Segunda División —ya que el Atleti descendió de categoría el año anterior—. En la jornada siguiente, contra el Albacete, marcó su primer gol con la camiseta rojiblanca. Ese año no consiguieron el ascenso a la máxima categoría, pero había nacido una estrella que dio confianza y ganas a la afición del Atleti, había nacido el Niño Torres. 

En la temporada 2001/2002, el equipo consiguió el ascenso a Primera División, con Luis Aragonés a la cabeza del equipo. Torres se hizo un hueco en el equipo titular y un hueco en el corazón de los aficionados. Desde el primer momento que Fernando salió al campo, corriendo, luchando y dejándose el alma, la afición supo que el chaval tan joven de la cantera tenía algo que les representaba, que les hacía estar a todos ellos jugando en el campo a través de él. Torres se convirtió en la representación en el terreno de juego de todos los que llenaban el Vicente Calderón cada domingo.

El Niño debutó en Primera División en el Camp Nou, y, aunque esa jornada no consiguió marcar, durante la temporada consiguió anotar 14 goles lo que le afianzó como uno de los delanteros más en forma de la liga pese a su corta edad. La temporada siguiente se convirtió en capitán del equipo con 19 años y además volvió a mejorar los registros de la temporada anterior. Fernando no tenía techo futbolístico, y como atlético de corazón era el estandarte de cualquier aficionado rojiblanco. Su increíble desempeño en el campo provocó que diferentes clubes de talla mundial se interesasen en él, se escuchaban las voces del Real Madrid, Chelsea... pero ni el jugador ni el club querían saber nada de otros equipos, Torres se quedaba en Madrid, pero de rojiblanco.

Tras un bajón de nivel en la 2006/2007 —consiguió marcar 14 goles, pero no fueron suficientes para conseguir los objetivos del club— el Liverpool hizo mucho ruido en las oficinas del Atlético de Madrid, y, aunque Cerezo desmintiese todos los rumores, muy poco tiempo después se hizo oficial el fichaje por el club inglés. El Atlético por aquel entonces estaba arruinado, necesitaban dinero urgentemente, por lo que Torres fue el sacrificado para la salvación del equipo, muy a pesar de que él nunca quiso irse. El Niño se convirtió en el fichaje más caro de la historia del Liverpool, 28 millones de euros en total, que llenaron las arcas del equipo madrileño.

Su trayectoria en el equipo inglés fue tan estelar o más que en el Atlético, batió diferentes récords —mundiales y de la historia del club—, se ganó el corazón de la afición red y se hizo un nombre en la máxima competición inglés. Además, con la selección ganó la Eurocopa con un gol suyo en la final contra la imparable Alemania, convirtiéndose en el héroe de la Eurocopa del 2008. Pero en el 2010 —con el mundial a la vista— se lesionó para el resto de temporada y peligraba la copa del mundo, por lo que tuvo que forzar en la recuperación para poder llegar a la máxima competición a nivel de selecciones. Llegó tarde pero llegó, aunque fue en ese tramo donde comenzó su mayor bajada de nivel de toda la temporada. Torres tuvo la opción de no ir al mundial de Sudáfrica y quedarse en Liverpool terminando su recuperación, pero prefirió forzar e ir con la selección española, lo que provocó que nunca volviese a recuperar ese nivel al que tenía acostumbrado al mundo entero. Aún así, España ganó el mundial —cualquier español, sea del equipo que sea, conoce la historia del mundial de 2010— y Torres pudo celebrar ese título con sus compañeros desde el terreno de juego, no desde su casa como pudo hacer. 

En enero del 2011 se hace oficial su fichaje por el Chelsea, después de diferentes idas y venidas, lo que provocó que parte de la afición de Liverpool le tratase de traidor y de ratero —ya que abandonó el club por un rival directo a mitad de temporada, cuando además su nivel había bajado desde la temporada anterior—. En lo que restó de temporada, Fernando solo anotó un gol en 18 encuentros. A pesar de su bajada de nivel, consiguió la Champions League en el 2012 y la Europa League en 2013. En el 2014, Torres se enfrentó en la semifinal de Champions al Atleti, llevándose una ovación al final del partido en el Calderón por parte de la afición rojiblanca —nadie olvidó al Niño en Madrid— y marcando en la vuelta un gol que pondría al Chelsea por delante en la eliminatoria —nunca celebró ese gol—, aunque todos los atléticos recordamos con cariño ese partido por la remontada, el gol de Adrián, la carrera del Cholo por la banda de Stamdford Bridge y el pase a la final de la Liga de Campeones por segunda vez en su historia, aunque el resultado en esta no fuese el esperado. 

Ese mismo verano Fernando vio como no contaba para el equipo, por ello empezó a buscar nuevos destinos, finalmente decidió que la Serie A y el Milán sería su nueva casa, por lo que fue cedido al equipo italiano durante dos temporadas. Allí tampoco tuvo suerte, por lo que tan sólo una temporada después de llegar buscó otro destino diferente. Durante ese verano se habló mucho de cuál sería su nuevo hogar y empezó a sonar muy fuerte el Atlético de Madrid. Todo aficionado rojiblanco esperaba que se oficializase su fichaje, que no fuese un sueño y que el Niño tantos años después pudiese volver a la que siempre fue su casa. El 29 de diciembre de 2015 se hizo oficial, el Niño volvía a casa, Torres volvía al Atleti. 

El 4 de enero todo el feudo rojiblanco se reunió en el Vicente Calderón para dar la bienvenida a su hijo pródigo en su vuelta a casa. El estadio prácticamente se llenó, nadie se esperaba ese recibimiento, pero el estadio casi al completo quería ver que era cierto, que Torres volvía a vestir la rojiblanca. Tanto los más jóvenes como los más mayores quisieron recibirle, los que le vieron jugar o los que sus padres les contaron sobre él, los de Madrid y los de fuera. Fernando preguntó en el campo que qué había hecho él para que le quisieran tanto, pero la realidad es que desde el primer día que vistió la camiseta del Atlético de Madrid se convirtió en un símbolo, la representación de todo atlético, e incluso cuando se marchó, siguió siendo un aficionado más fuera del campo, siempre con su equipo por delante —cuando ganó el mundial con la selección, lo celebró con una bandera y una bufanda del Atleti—, por lo que todo ese cariño te lo ganaste tú, Fernando.

Su último tramo, fueron subidas y bajadas, buenas y malas rachas, consiguió su récord de 100 goles con la rojiblanca, pero perdió la final de Champions de Milán contra el Real Madrid, aunque lo más importante fue que consiguió el título que para él más valor tiene, un título que aún no había conseguido, un título con el Atlético de Madrid. El 16 de mayo de 2018 en Lyon, Fernando pudo cumplir su sueño, levantó una Europa League tras vencer tres a cero en la final al Marsella. Su carrera estaba completa, había conseguido una larga lista de títulos, tanto individuales como colectivos, pero aún tenía ese hueco vacío, por lo que tras conseguir uno como rojiblanco decidió que era el momento de dejar su legado en lo más alto. Tras una emotiva despedida en el Metropolitano con el mensaje de "De niño a leyenda" fue transferido al Sagan Tosu japonés, donde acabaría su carrera. 

Fernando, como atlético quiero darte las gracias, de corazón. Fuiste la luz en lo más oscuro del infierno que fue la Segunda División, fuiste el corazón de las casi 55.000 personas que llenaban cada semana el Calderón y de las más de 68.000 personas que llenan ahora el Metropolitano, fuiste el espejo de cada niño atlético que aprendió que en los días que el equipo pierde es cuando con más orgullo debes llevar la camiseta al colegio, fuiste el motivo de volver a creer que el equipo podía ser algo grande, fuiste el que nos recordó que la mayor suerte que podemos tener es ser del Atleti. Fernando tu fuiste, eres y serás Atlético de Madrid, esta siempre será tu casa y esperamos volver a verte pronto.