El Barcelona cerraba la jornada del domingo con su visita a Mestalla para medirse al Valencia, encuentro correspondiente a la jornada 34. Un partido catalogado de "final" como todos los que le restan a los azulgranas, que llegaban al choque tras haber perdido la oportunidad de colocarse lideres el pasado jueves con la derrota en el Camp Nou ante el Granada

A la espera de que Madrid y Atlético se dejen puntos en las próximas jornadas, al equipo de Ronald Koeman ya no le quedaba margen de derrota y estaba obligado a ganar hoy y todas las jornadas restantes. Esta vez el técnico holandés dejaba atrás las rotaciones y apostaba por su once de gala, con la vuelta de Lenglet, Dest y Pedri al equipo titular.

Un inicio esperado  

El partido arrancaba según lo previsto y planteado por los dos equipos, un Barcelona que dominaba y controlaba un partido que al Valencia no le interesaba dominar. Los azulgranas estaban cómodos en el terreno de juego y las ocasiones no tardaron en llegar. Una gran jugada colectiva en el minuto 3 que Pedri no pudo concretar en gol desde el interior del área. Los primeros 10-15 minutos fueron realmente buenos para el conjunto culé, las largas posesiones siempre finalizaban en alguna ocasión de peligro. Mientras que el Valencia esperaba su oportunidad a la contra confiando en que el Barça fallará en su circulación.

Todo esto cambio a partir del minuto 20 hasta el final de la primera mitad. La paciencia del Valencia empezó a dar sus frutos y los errores del Barça llegaron. El juego combinativo de los culés se empezaba a trabar y la circulación de balón cada vez era más lenta. El conjunto de Javi Gracia no dudo en aprovechar las debilidades de los de Koeman y los contragolpes no tardaron en llegar. El tramo final del primer tiempo transcurrió sin ocasiones claras paran ninguno de los 2 equipos, pero sí con un Barcelona muy incómodo en el campo. 

El balón parado 

El inicio de la segunda mitad no fue muy distinto al final de la primera, con la diferencia de que él Valencia si concretaba sus acciones generando peligro. En el minuto 48 Ter Stegen evitaba el gol de Guedes que erraba el mano a mano con el alemán. Y justamente de ese saque de esquina llegaría el tanto del conjunto che, un centro aparentemente controlado por el portero azulgrana, acababa con el arquero incomodado por Pedri y Paulista marcando a placer. A partir de aquí,  LaLiga se le complicaba al Barça que veía cómo el partido se ponía de cara para el Valencia. 

Reacción y orgullo

Al Barça le quedaba poco más de 30 minutos para remontar el encuentro y mantenerse en la lucha por LaLiga. Y la remontada culé empezaría con un gol de Messi tras el rechace de Cillessen a un disparo de Pedri. El argentino empataba el partido y celebraba con rabia el tanto, tras haber fallado un penalti pocos segundos antes. Con el encuentro igualado, el Barcelona volvía a dominar el juego, esta vez tomando más riesgos, porque el empate tampoco era un buen resultado. Lo que causó algún que otro susto en forma de contraataque por parte del Valencia. Sin embargo, el asedio azulgrana obtuvo premio y Griezmann cazaba un rechace de Cillessen y lograba la remontada. El portero holandés muy cabreado con su equipo, ya que los 2 goles habían llegado tras grandes intervenciones suyas, que la defensa no logró despejar. 

Los penaltis particulares de Leo

Con el partido remontado, el conjunto de Koeman buscaba bajar las revoluciones del encuentro y las posesiones tan inofensivas del inicio, se convertían en necesarias para apaciguar al rival y evitar contratiempos. Sin buscarlo, el Barcelona logró el tercer gol con una extraordinaria falta lanzada por Lionel Andrés Messi. El astro argentino firmaba su doblete marcando un golazo desde la frontal derecha del área. Cillessen hizo todo lo posible para llegar, pero ese balón ya tenía destino y era la escuadra. 

Un final sufrido 

Con el partido prácticamente cerrado, el plan azulgrana no variaba con el gol de Messi. Un plan que estaba siendo efectivo, pues el Valencia no conseguía acercarse a la portería defendida por Ter Stegen. Y justo así, sin acercarse llegó el 2-3. En el minuto 83, Carlos Soler se inventaba un magnífico golpeo que, como la falta de Messi, daban igual los esfuerzos del portero, ese balón tenía que acabar dentro. Entonces, el partido recobró vida y el Barcelona como es costumbre en esta temporada acabó sufriendo en el tramo final. Por suerte para los catalanes, el marcador no se movió más y los 3 puntos viajaban con el equipo hacia la Ciudad Condal. 

A la espera de los rivales

Con el triunfo de hoy el Barça se mantiene vivo en la pelea por el título liguero, una victoria que tendría aún más valor si los culés hubieran ganado al Granada el jueves pasado. De momento, la plantilla dirigida por Ronald Koeman, deberá esperar un tropiezo de Madrid y Atlético para volver a depender de si mismo.