El Sevilla FC ha viajado hasta la Comunidad Valenciana para enfrentarse al Villarreal CF en la trigésimo séptima jornada de LaLiga Santander. El fútbol español se encuentra en la recta final de esta campaña y los nervios por cumplir con los objetivos establecidos ya han florecido.  

Este partido ha contado con un protagonista especial que ha llenado de color un estadio que, hasta el día de hoy, había estado vacío. Más de un año después, los amantes del balompié han podido acudir de nuevo al graderío para alentar a su equipo en estas últimas jornadas. Es por ello por lo que los fieles del Submarino han vuelto a casa para ver pelear a su equipo por la sexta posición.

A las 18.30h, Cuadra Fernández dio la orden para que los locales pusieran el cuero a rodar sobre el verde de La Cerámica. Durante los primeros instantes, el Villarreal probó a buscarle las cosquillas a la defensa sevillista. Sin éxito alguno, el cuadro visitante recuperó el esférico y le dio el primer aviso a su rival que tampoco llegó a buen puerto. En los primeros compases del partido, los rojillos llevaban el control de las operaciones.

Corrían los minutos en el marcador y el choque continuaba dotado de mucho ritmo e intensidad. El Sevilla había salido a matar y el Submarino luchaba por mantenerse a flote. En quince minutos, el cuadro de Lopetegui había rematado de cara a portería hasta en siete ocasiones.

Sin embargo, el Villarreal despertó después de una pérdida de Diego Carlos en la salida de balón y Koundé tuvo que cortar esa jugada envenenada que podría haber desembocado en el primer gol del partido. A raíz de ahí, los de Emery obligaron a su rival a replegarse en varias ocasiones, usando como arma la posesión larga para evitar un contrataque sureño.

Aunque las llegadas del conjunto de Unai no eran tan seguidas como las del Sevilla, cuando se instalaban en el área andaluza, lo hacían con contundencia. Bono se vio obligado a sacar una mano prodigiosa que los salvaría del primer tanto. Para más inri, Diego Carlos no podrá cumplir ciclo como consecuencia de su quinta tarjeta amarilla.

En los últimos minutos de la primera mitad, el Sevilla bajó el ritmo de juego y el no haber definido sus jugadas les pasó factura. Bacca supo tomar partido de la situación y convirtió el primer gol del partido.

Nada más comenzar la segunda parte, caería otro jarro de agua fría sobre los rojiblancos. Su ex jugador, Carlos Bacca, volvió a encontrarse con la portería de Bono y anotó el segundo para los de amarillo.

Poco a poco, el Sevilla se iba autodestruyendo. Además del mal arranque en el segundo tiempo, Diego Carlos recibió la segunda amarilla y fue expulsado al vestuario. Ante esta situación desfavorable, Julen se vio obligado a realizar movimientos en sus filas. Gudelj ingresó en el terreno de juego por el Papu Gómez y En-Nesyri por De Jong.

Los sevillistas habían perdido toda la garra inicial. El combustible comenzó a agotarse y el partido se puso cuesta arriba. Para terminar de ahogar al equipo hispalense, el futbolista de moda en el Villarreal, Gerard Moreno, fue el encargado de hacer el tercero para los anfitriones.  

Finalmente, como pincelada final, Carlos Bacca se hizo grande frente al club andaluz y se llevó el balón a casa tras hacer su tercer gol, el cuarto del partido.

El Sevilla arrancó de una manera ansiosa, pero el equipo de Emery supo cómo pararle los pies. Los de amarillo tienen en mente la final de la UEFA ante el Manchester United y su entrenador ya tiene claro quiénes serán sus titulares. El Sevilla por su parte, se quedará anclado a la cuarta posición.