La Real Sociedad suma su sexta victoria de la temporada (1-0) gracias a un postrero tanto de Julen Lobete ante un correoso Mallorca. Los visitantes jugaron toda la segunda parte con uno más tras la expulsión de Aihen Muñoz en el minuto 45. Ninguno de los dos equipos generó ocasiones claras, en un partido muy bronco, con una cantidad ingente de faltas y un árbitro que se empeñó en ser protagonista.

Antes del partido los jugadores de la Real ofrecieron la Copa del Rey ganada en abril ante el Athletic Club a su parroquia, en el primer partido sin restricciones de aforo en el Reale Arena desde el ya lejano 28 de febrero de 2020. Un homenaje bonito y emocionante para los aficionados locales que dio pie a una primera mitad ni bonita ni emocionante, y a una segunda mitad donde el protagonismo pasó del Rey... a Reina.

  • Primera parte soporífera 

Hay que asumirlo: LaLiga es un tostón. Los índices de audiencia van a la baja y otras ligas europeas la adelantan por la derecha en cuanto a espectáculo, ocasiones, partidos abiertos e incluso valores deportivos. La primera parte del choque simboliza y ejemplifica a la perfección este hecho que los dirigentes de la competición parecen desconocer. Cuesta pensar que algún telespectador neutral pudiera aguantar los primeros 45 minutos delante de la televisión sin visitar a Morfeo o pasar el tiempo haciendo un sudoku.

Real Sociedad y Mallorca ofrecieron unos primeros 45 minutos excesivamente espesos y tácticos, en los que unos no podían y otros, simplemente, no querían. Luis García Plaza tejió un gran esquema defensivo, que funcionó perfectamente en todo momento (muy notable el desempeño y rigor táctico defensivo de los bermellones) y la Real, impotente, no supo inquietar a Reina. Únicamente se puede rescatar dos ocasiones de poca trascendencia: un disparo desde la frontal de Robert Navarro que salió por encima del marco visitante y un remate forzado, en semifallo, de Merino a la salida de un córner, que Reina despejó con acierto a córner nuevamente. Además, Isak vio cómo se le anulaba un tanto tras una peinada de Mikel Merino tras un saque de banda por un claro fuera de juego.

  • Circo arbitral

La gran noticia de la primera mitad llegó cuando el cronómetro ya marcaba el 46, habiéndose consumido el minuto de añadido que concedió González Fuertes, uno de aquellos colegiados cuya presencia como árbitro en partidos profesionales es un misterio (algún día habrá que abrir el melón del nivel arbitral en España). Aihen Muñoz vio la segunda cartulina tras una acción imprudente (aunque a duras penas llega a rozar a su rival), sabiendo que arrastraba una tarjeta amarilla desde el inicio del partido. Una primera amarilla que rara vez es sacada en una acción como la protagonizada por el navarro en el minuto 15 de partido. Una de tantas decisiones extrañas del colegiado durante el partido, que parecía pitar o no pitar las faltas o no faltas que sucedían - hacia ambos lados - mediante algún sistema de azar incomprensible para el resto de mortales.

Lejos de controlar la situación, el colegiado fue incapaz de poner fin a una serie de tanganas bruscas y enfrentamientos, y llegó a mandar repetir el saque de la falta cuando era ya absolutamente intrascendente, demostrando poca cintura. El público le dedicó una espectacular pañolada y los 22 protagonistas se fueron al túnel de vestuarios bastante calientes.

  • El Mallorca sale dominando

Evidentemente, el guion del partido cambió por completo en la segunda mitad, que la Real tuvo que afrontar con 10 jugadores desde el inicio. Lo único que no cambió fue el arbitraje. González Fuertes dejó algunas acciones destacadas más, como señalar un fuera de juego a Ángel, tras partir desde campo propio. Además de un posible penalty en el área visitante tras cortar Valjent, en la barrera, un balón con el codo separado del cuerpo en un lanzamiento de falta de Isak. 

Mikel Merino y Dani Rodríguez, dos jugadorazos, protagonizaron una intensa batalla en la medular.
Mikel Merino y Dani Rodríguez, dos jugadorazos, protagonizaron una intensa batalla en la medular.

El Mallorca dio un paso adelante y empezó a dominar el cuero. La Real, con un 4-4-1 muy marcado, a duras penas podía salir a la contra, primero con la velocidad de Isak, y después con los frigoríficos que el tanque noruego Sørloth bajaba para oxigenar a su equipo. No obstante, los de Luis García Plaza encontraron un filón en banda izquierda, con un Brayan Oliván tremendamente incisivo, que aprovechaba el cansancio de Portu y la tendencia de Zaldua de recular demasiado y pegarse a los centrales. Desde ahí pudo el lateral mallorquinista coger línea de fondo varias veces y servir centros envenenados.

De todos modos, cuesta rescatar alguna ocasión clara. Amath dispuso de un disparo que salió desviado y a Ángel le anularon un gran gol por haber controlado el balón con la mano antes de su preciosa volea a la media vuelta. En el otro área, poco a destacar. El partido se consumía y los espectadores se resignaban a volver a casa con un empate a nada y sin haber presenciado una ocasión clara de gol que justificara el pagar una entrada. 

Hubo que esperar a la traca final para ver lo mejor del partido, tanto por parte del Mallorca, como de la Real, como del trencilla. Tuvieron los bermellones la ocasión de llevarse los 3 puntos en el minuto 89. Tras un gran balón en largo, Dani Rodríguez ganó el salto de cabeza a Zaldua, sirviendo un balón franco a Abdón Prats. El delantero balear la empaló con fuerza y el balón salió poco por encima de la meta de Remiro. Era muy clara.

Apenas un minuto después, en el primero de los 4 de añadido, una jugada aparentemente intrascendente cayó en pies de Zubimendi. El mediocentro donostiarra cogió la moto y se plantó en buena posición y filtró un balón preciso a Lobete. El joven jugador de Lezo, a su vez, quebró a su defensa y disparó, algo angulado y ya dentro del área, buscando el palo corto de Reina. El meta previó un disparo al palo contrario (algo plausible) y no acabó de comprender qué hacer cuando la trayectoria del balón no fue la que intuyó. Llegó a tenerla delante de sus manos, pero hizo un gesto incomprensible y se la metió para dentro. Júbilo en el fondo de animación del Reale Arena, que presenció el gol a escasos metros, y llanto de alegría para Lobete, en su estreno goleador en el Reale Arena. Para el Mallorca, un jarro de agua fría inesperado.

Julen Lobete no olvidará nunca este día. Foto: Getty Images.
Julen Lobete no olvidará nunca este día. Foto: Getty Images.

Parecía que los bermellones tenían aún opciones de rascar un punto en los últimos 3 minutos. Pero tenía que aparecer de nuevo González Fuertes para pitar el final del partido en el minuto 93:00, cuando había añadido 4 y se había perdido 1 en la celebración del gol. Una traca final digna del espectáculo vivido. 

  • Cómo queda esto

Con esta victoria in extremis, la Real se sitúa en lo más alto de la tabla en solitario, con un partido más que sus hasta ahora co-líderes Real Madrid y Atlético de Madrid. Cabe destacar algunos datos positivos de los de Imanol: con este, son 5 partidos en liga en casa, con 4 victorias y un solo empate... y ni un solo gol recibido. El mérito defensivo del equipo es notable y a partir de ahí está cimentando su liderato. Lleva, con este, 10 partidos oficiales sin perder, con 6 victorias y 4 empates. No pierde en el Reale Arena desde abril ante el Sevilla. Datos que hablan muy bien del trabajo de los de Imanol, que ahora deberán afrontar un duro choque en Austria el jueves, antes de visitar el Wanda Metropolitano. Semana de exigencia máxima para los donostiarras.

Por su parte, el Mallorca seguirá con los 11 puntos que tenía, en la zona templada de la tabla. Los de Luis García Plaza están acusando su falta de gol (únicamente 7 en 9 partidos), pero se mantienen lejos del descenso y siguen mostrando unas sensaciones muy buenas en su regreso a la máxima categoría del fútbol español. Sus dos próximos partidos son realmente duros: primero visitan Mestalla y luego reciben al Sevilla.