Segundo partido consecutivo en casa que afrontaba la Real, esta vez de vuelta en el Reale Arena después de jugar ante el Fuenlabrada en Eibar por la renovación del césped. La Real no pasó del empate contra un Oviedo que pudo llevarse algo más que un punto del feudo realista. Ayesa, el mejor de los potrillos.

  • Más tensión que acción

Primeros minutos de tanteo, con un Oviedo que salió al campo con confianza y buscando las cosquillas de la Real por las bandas. Poco a poco el equipo de Xabi Alonso iba haciéndose con la posesión y encerrando a los asturianos, aunque sin encontrar una oportunidad clara de acabar las jugadas.

El primer susto lo iba a protagonizar el conjunto carbayón. Viti caía a banda y creó un gran espacio, que aprovechó Jimmy desmarcándose y consiguiendo así penetrar en el área, para acabar asistiendo a Obeng. El disparo del ghanés iba a desbaratarlo Ayesa sin mucha complicación.

Pese al amago de los txuriurdin por dominar el partido, el Oviedo tiraba de oficio y veteranía. Los visitantes incomodaban la salida de balón de los potrillos a base de una presión alta y pusieron a prueba a los zagueros realistas, que no fallaron ante el hoy conjunto amarillo. El típico partido que demuestra la dificultad de sumar en una categoría del nivel de LaLiga Smartbank. Los primeros 45 minutos culminarían con una bonita combinación en banda por parte de la Real B, finalizando Aldasoro mediante un disparo fuera tras pase de Blasco.

  • Erupción de ocasiones 

La reanudación traería consigo un nuevo y mucho más trepidante partido. La primera la tuvo el Oviedo tras una jugada a trompicones que recogería Borja y que con un chut obligó a Gaizka Ayesa a hacer la mejor intervención del partido hasta entonces. Salvador el guardameta de 21 años, quién con su parada sería el que comenzara la contra de los realistas comandada por un recién salido Roberto López. El “10” no dudó en sacar un latigazo precioso desde unos 25 metros, con una posterior manopla al vuelo de un bien posicionado Femenía.

El gol rondaba en ambas porterías y no tuvieron que pasar ni 10 minutos para que hiciera acto de presencia. Iba a ser la Real Sociedad la encargada de abrir la lata, gracias a un centro medido de Blasco, seguido de un remate de bella factura a la esquina por parte de Olasagasti. El tanto dibujó una gran sonrisa en el entorno realista. Alegría que, por desgracia para ellos, iba a desaparecer pronto.

Cuando más daño parecía que le había hecho el gol al Oviedo, los “Borjas” iban a protagonizar el empate ovetense. Recibió el balón Borja Sánchez en tres cuartos de campo y se iba inventar un pase filtrado de primer nivel para un recién ingresado Borja Bastón, que picó el balón dejando sentado a Ayesa y firmando uno de los goles de la jornada.

Este tanto sí que supondría un mazazo para el filial realista, pasando a ser el equipo dominado durante los próximos minutos. Hasta pudo ir perdiendo poco después de recibir el gol. Metió el balón en el fondo de las mallas Obeng, tras tocar un testarazo de Borja Bastón. Para fortuna local, el linier levantó el banderín por posición adelantada del delantero africano.

El cuadro dirigido por Ziganda no daba tregua y la Real sangraba por culpa del juego aéreo. Si no hubiera sido por otra mano de Ayesa, el resultado habría sido desfavorable para los blanquiazules. Suerte que hay madera en la portería de la Real.

  • Punto de incertidumbre

El partido iba a terminar después de unos minutos finales en los que la fatiga se hizo notar en los dos equipos. Ya no hubo manera de romper con la igualada, ya que ambos equipos lo dejaron todo sobre el césped con tal de conseguir una victoria, que finalmente, no existió.

La Real Sociedad suma su undécimo punto en diez jornadas y se coloca 15ª. Pasado un cuarto de la competición total, no es una posición del todo mala, ya que el objetivo es mantener la competición. Sin embargo, la idea debe ser escalar y sumar más de tres en tres, para así evitar sufrir respecto a la zona de descenso.

El Oviedo, con trece, aún estando a menos de una victoria del Sanse, se queda justo en mitad de tabla en una liga que puede presumir de estar muy apretada.

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