Fútbol Club Barcelona y Dinamo de Kiev se enfrentaban en el duelo correspondiente a la tercera jornada de la fase de grupos de la UEFA Champions League. Los dos equipos llegaban al encuentro con la urgente necesidad de ganar, si querían seguir aspirando a luchar por una plaza en los octavos de final. 

El Barça vencía por la mínima (1-0) y lograba una victoria crucial para mantener las opciones de clasificar para octavos, aunque dejaba un partido para olvidar.

De menos a más

El partido arrancaba según lo previsto, el Barça mostrando una clara intención de querer dominar el juego, mientras que el Dinamo renunciaría a la posesión, con un bloque bajo esperando las salidas al contragolpe, aunque por momentos realizando una presión intensa. Ante este planteamiento, Busquets, como es habitual, se instauraría entre los dos centrales para facilitar la salida del balón.

En el minuto dos, los locales tendrían la primera ocasión del partido, un buen centro de Jordi Alba lo remataba Dest que llegaba desde su banda, aunque el balón se marcharía alto. Una acción que mostraría cuáles iban a ser las armas del Barça en ataque, principalmente los balones aéreos. Por su parte, el Dinamo solo iba a tener una llegada de peligro en los primeros 45 minutos, un remate desde la frontal, que tras una serie de rechaces terminaría en las manos de Ter Stegen. La primera media hora transcurrió sin mucho peligro para la porteria de los ucranianos, Luuk De Jong gozó de un seguido de ocasiones bastantes claras, en las que no estuvo nada acertado. Los de Ronald Koeman lograban llegar a tres cuartos de campo, pero una vez en zona de peligro, faltaba creatividad para decidir las acciones.

Tras una media hora muy apática, los azulgranas incrementaron un poco de ritmo en el partido, y como ya era habitual, un balón que salía de las botas de Jordi Alba era el causante del peligro, sin embargo el remate de Sergiño Dest se topaba con el portero. Afortunadamente para el espectador culé, en la siguiente acción, de nuevo otro centro de Alba desde la banda lo remataba Piqué con el pie lanzándose en plancha. Con este tanto, el central catalán igualaba a Roberto Carlos como defensa más goleador (16 goles) en toda la historia de la Champions.  En el mejor momento del equipo se iba a terminar la primera parte. 

De más a menos

Los segundos 45 minutos iban a dejar muchos que desear para los 45.968 espectadores que habían asisitdo al Camp Nou. Todo lo mejorado en el tramo final del primer tiempo iba a desaparecer, cuando apuntaba a todo lo contrario con la entrada al partido de Ansu Fati y Coutinho.


El primer tramo de segunda mitad se veía un equipo más cómodo sobre el terreno de juego presionando bien, con la tranquilidad de tener el marcador a favor y buscando con paciencia hacer más goles. Ansu tuvo en sus botas el segundo, después de un error del portero provocado en gran parte por la presión del delantero. Pues este comienzo, resultó ser un espejismo de lo que se iba a ver en el césped. A partir de la hora de juego y hasta el final del partido, la actitud del equipo decayó, el objetivo de ir a por más goles se iba diluyendo y la idea de aguantar el empate parecía más asentada entre los jugadores.

Ilusión en las individualidades, pesimismo en el colectivo

Hoy no parecía ser un partido donde la afición iba a salir ilusionada del campo, y efectivamente no fue un encuentro que desprendiera precisamente ilusión. El aficionado presente en el estadio estuvo muy poco conectado con el equipo, y motivos no faltaron. A pesar del juego, a pesar de la actitud puramente resultadista que se observaba en el equipo, hay que destacar a algunos jugadores que sí merecieron y en alguna ocasión obtuvieron el reconocimiento del público. 

Los laterales, Jordi AlbaDest fueron de lo mejor en el equipo, cada uno a su manera, intentaba aportar calidad diferencial en ataque y en el caso del de Hospitalet, su contribución fue clave en el gol de Piqué. Destacar también a Memphis, el holandés era de los pocos que se arriesgaba a encarar a los defensores, a dejar detalles que despertaran una ovación del público, y la afición se lo reconoció cuando se marchó sustituido. En cuanto al resto, el partido contra el Dinamo no deja señalado negativamente a ningún jugador en concreto, más bien muestra las carencias colectivas del equipo, que para nada son algo nuevo esta temporada.