En el año I después de Messi, el FC Barcelona pierde su primer clásico ante un Real Madrid agazapado y esperando a la contra en la que pudo haber hecho mucho daño. Buen arranque del partido de los culés, que se instalaron en campo contrario y tuvieron el dominio posicional de la situación, si bien este dominio no pudo ser traducido en ocasiones claras durante esta primera fase del encuentro.

Una vez rebajada la presión inicial azulgrana, el conjunto blanco empezó a sentirse cómodo con el balón. Kroos en la sala de máquinas, con su fiel escudero Luka Modric, consiguieron estirar al equipo merengue y conectar con Benzema y, especialmente, con Vini Jr, quien le dio la tarde a un Óscar Mingueza que tuvo que ser sustituido a la media parte. Los merengues se sentían cómodos después de sacudirse la presión incial, pero al igual que su rival, no fueron capaces de crear oportunidades gracias a dominio del balón. 

No sería hasta el ecuador de la primera mitad donde llegarían las ocasiones más claras. Eso sí, ambos con espacio por delante y a la contra. Primero fue Memphis quien ganó un balón al espacio a Militao, para ceder a Dest quien marró la ocasión más clara del partido para los azulgrana. Todavía deben estar lamentándose en la ciudad condal, ya que esta jugada fue preludio de lo que iba a venir a continuación, ya que en una contra fulgurante iniciada por él mismo, David Alaba adelantó a los blancos con un tremando zurdazo desde la frontal. En la capital, siempre será recordado su primer gol con la zamarra merengue. Poco más hasta el final de pimera mitad, a excepción de un remate de Piqué que rozó el palo y las múltiples incursos de Vinicius, que dejó en evidencia a la zaga blaugrana.

La segunda mitad empezó con el mismo guion de la primera. El Barça salió a morder en capo rival espoleados por un Coutinho muy eléctrico que, esta vez sí, enchufó al equipo y conectó con la parroquia azulgrana. Al igual que en la primera mitad, el conjunto culé, a pesar de hacerse con el balón, sobrepasó muy pocas veces a la dupla Militao-Alaba. El Real Madrid, sin embargo, se dedicó a guardar la ropa y se encomendó a la velocidad del Vinicius, quien, junto con Benzema, fue un quebradero de cabeza para la zaga culé. En una de estas, el delantero francés a punto estuvo de poner el segundo en el casillero y cerrar el partido.

El ánimo blaugran fue decayendo con el paso de los minutos, y tan solo las incursiones de Jordi Alba por el costado izquierdo dierono sensación de poder inquietar a la zaga madridista, si bien este recurso acabo siendo poco efectivo debido a su abuso y lo previsible que ello conlleva. Y es que esta tarde en el coliseo blaugrana, a pesar de mejorar sus prestaciones, el juego interior de los barcelonistas, su punto fuerte en la época de su máximo apogeo, ha dejado mucho que desear. Ni Gavi ni, sobre todo, De Jong, muy fallón hoy, han sido capaces de percutir a la defensa madridista, ni de eliminar rivales mediante el pase o la conducción, algo que sí han logrado sus homólogos en el rival, Don Toni Kroos y Don Luka Modric. Así pues, al sentirse fuerte por dentro, los centros blaugranas fueron repelidos por la defensa merengue.

Y al final del encuentro, llegó la emoción. Cuando parecía que el partido ya no daba para más y el descuento empezaba a hacerse largo ante la falta de ideas blaugrana, con más corazón que cabeza, Casemiro se empeñó en darle emoción; y es que un doble error no forzado suyo propició una ocasión clara por el Barça en la que a Memphis le faltó decisión, la misma que Eric García le faltó para despejar el rechace de Ter Stegen a tiro de Marco Asensio en la contra que se produjo en la ocasión marrada por los blaugrana y que Lucas Vázquez empujaría al final de la red. Sergio Agüero anotaría en el último suspiro su primer tanto con su nuevo club para maquillar el resultado.

Más ruido que polémica

Como no podía ser de otra manera, la polémica tenía que darse en el clásico. En la primera mitad, Vinicius, después de una genialidad, caería dentro del área ante Mingueza. Aunque hubo contacto, el colegiado dijo a Vinicius que se levantará que no había pasado nada. Ya en la segunda mitad, los hombres de Ronald Koeman iban a pedir hasta dos penalits, uno por mano de Toni Kroos y otro sobre Piqué. Si bien cierto que el centrocampista alemán toca el balón con la mano, se produce un forcejeo anterior con De Jong que, teniendo en cuenta la normativa actual, anularía cualquier posibilidad de que sea penalita. En la jugada que acabaó en el 0 a 2, Piqué protestó ostensiblemente un derribo dentro del área, si bien las imágens ofrecidas en televisión no muestran nada que pudiera ser punible. Así pues, si en las horas posteriores no se muestra lo contrario, el conjunto arbitral no interfirió en el resultado final del encuentro.

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