La gloria en el fútbol nunca responde al azar. La competición de la regularidad hace valer la constancia y el trabajo de los clubes. El Real Betis ha experimentado un ascenso vertiginoso en las últimas tres jornadas que lo ha llevado a la zona alta de la tabla. Circunstancial, sí, pero no casualidad.

Este Betis juega a lo grande y para cosas grandes: defiende cada balón como si fuera el último, busca la suerte hasta encontrarla en cada partido, los mete a pares y de todas las maneras posibles, es un vendaval en ataque... Divierte y se divierte. Cuida el balón y sabe gestionar el pelotazo. Este Betis es un equipo completo y bien trabajado, por eso es capaz de golear a un Valencia como si pareciera fácil.

Sobre el papel, el duelo entre Betis y Valencia se presentaba igualado. Pese a la dinámica negativa de los visitantes, los de Bordalás nunca son un rival cómodo, y menos cuando llega herido. El inicio del encuentro nos presentó a dos equipos tanteando a su oponente. Igualdad y ausencia de ocasiones. La diferencia la marcaron Borja Iglesias y Alderete. El primero peleando un balón que parecía destinado a perderse, el segundo llegando tarde a la acción y derribando al delantero bético en el área.

Fue el propio Borja el encargado de transformar la pena máxima y poner a los suyos por delante en el 14’. A partir de entonces, el Betis comenzó su monólogo. Cada llegada verdiblanca era sinónimo de peligro. De hecho, el segundo tanto de los locales no tardó en llegar. De nuevo el Panda, esta vez con un poco de fortuna, hizo cruzar la pelota la línea de meta. El delantero arma el disparo desde la frontal del área y el balón, tras rebotar en Foulquier, supera a Cillessen.

Pese al resultado adverso, los de Bordalás trataron de rehacerse. La dificultad de generarle ocasiones a su rival propició que el balón parado tomase una relevancia especial. Fue desde el córner desde donde llegó el primer y único tanto valencianista. Paulista, poco antes de ser sustituido por lesión, estorba a Bravo que no logra despejar de puños el centro de Wass, recoge el rechace y la manda a guardar. El tanto aupó a los visitantes, y los ocho minutos de descuento de la primera mitad se le hicieron largos a los de Pellegrini.

Sin embargo, la posibilidad de que los de Bordalás se metieran en el partido no fue más que un espejismo. La segunda mitad nos presentó un Betis con alma de ganador. Aunque el Valencia comenzó asustando con un mano a mano que salvó Bravo ante Guedes, el Betis mandó en los siguientes 45 minutos. Tras quince minutos llegó el tanto de German Pezzella tras un espectacular remate de cabeza. El zaguero argentino caza el cuero con un imponente salto y manda el balón al palo largo de la portería valencianista. Nada puede hacer el meta visitante pese a su estirada.

El tercer tanto colmó de ambición y confianza a los de Pellegrini, que olieron sangre y fueron a morder. Bastaron siete minutos más para que Juanmi volviera a ver puerta. En el 68’, el delantero bético recibe un balón en el área que eleva sobre el portero rival. Nada pueden hacer los zagueros valencianistas para evitar el cuarto del Betis y el primero de Juanmi.

El partido estaba para que siguiera pasando lo que el Betis dispusiera. El Valencia no puso en apuros a Bravo hasta otro nuevo saque de esquina, donde el guardameta chileno se hace grande y detiene el cabezazo al suelo de Vallejo. Los de Pellegrini dieron un paso atrás. Willian José, Rober y Joaquín entraron de revulsivo pero no lograron aportar lo mismo de que sus compañeros. Los de Bordalás, por su parte, priorizaron evitar una goleada más abultada que tratar de rascar algún punto del Villamarín.

Con este triunfo, los de Pellegrini se colocan provisionalmente en la segunda posición de la tabla, igualado a puntos con su máximo rival, y veintiún puntos. Apunto de afrontar el momento más duro del calendario, con la visita al Wanda, el viaje a Alemania y el derbi sevillano, el Betis llega en su mejor momento de la temporada y, probablemente, de la era Pellegrini. Hoy por hoy, el Plan del Ingeniero está más vivo que nunca.