A priori se pensará que al Depor le ha venido bien, pero me resulta difícil compartir esa visión. Lo digo porque creo que el deportivismo estaba ante lo que podía haber sido un mes grande, que necesitábamos, y que había comenzado con la noticia de, por fin, esclarecer la muerte de Jimmy, aunque el juez ya nos ha devuelto a ese increíble oscurantismo judicial sobre un asesinato que cumple siete años el día 30.

Deportivamente, la incomparecencia de los extremeños frenó el buen momento de los blanquiazules, que, después de los revolcones ante Unionistas, R.Unión y SD Logroñés, veían como los triunfos sobre Sanse, Zamora y UD Logroñés, y el empate en Santander, se unían a las gestas de los juveniles en la Youth League, celebradas por una afición que batía récords de todo tipo en el fútbol español.

Todo, pues, indicaba que el equipo iba a más, porque el entrenador y jugadores le habían tomado de verdad el pulso a la competición, por lo que la visita del tocado Extremadura aparecía como propicio para poder alzarse con el liderato teórico de toda la Primera RFEF, como así lo confirma la clasificación actual.

Diríamos que el Depor había cogido la ola buena, que, si la aprovechaba, debía llevarle a deslizarse por Riazor hasta esa orilla anhelada que es la liga profesional… y, curiosamente, cuando O Portiño coruñés -Ayuntamiento y After Surf- se prepara para intentar en breve arrebatarle a Nazaré el récord mundial de ola gigante.

Ese escenario futbolístico se vino abajo con la suspensión del encuentro y ha sido una lástima, porque cuando las cosas funcionan bien no conviene tocarlas. De ahí mi reflexión porque no creo que ganar los tres puntos, sin jugar, sea algo para celebrar y menos si, como me temo, clubs que miraron para otro lado cuando fuimos injustamente agredidos por LaLiga en el “caso Fuenlabrada”, ahora sí se vayan a manifestar para señalarnos como los grandes beneficiados.

Los que seguro que no lo celebrarían serían los equipos a los que puede perjudicar de forma notable la actuación del Extremadura, si no se presenta a un próximo encuentro de liga, porque esa incomparecencia traería consigo la expulsión y la aplicación de una injusta norma reglamentaria. Esperemos que eso no suceda.

Sería lógico que, si por desgracia se llegase a producir, algunos tendrían toda la razón para protestar, porque mientras la norma federativa concedería a unos clubs tres puntos sin jugar -que les puede suponer librarse del descenso o entrar en play off- a otros, que ya han jugado, tendrán que atenerse a los resultados producidos.

Eso provocaría que unas entidades fuesen muy beneficiadas o muy perjudicadas por la actuación indebida de un tercero, y esa injusticia habría que imputársela a la RFEF, por no modificar antes ese lamentable artículo, de cuya penosa aplicación ya existen los antecedentes recientes del Cerro de Reyes en 2@B y del Reus en 2@A

Es imprescindible que, por lo menos, la RFEF aproveche esta situación para modificar, en su primera Asamblea, este artículo sinsentido que genera injustos perjuicios para unos y absurdos beneficios para otros, derivados de la conducta criticable de un tercero, que solo debe afectarle al infractor.

El “caso Extremadura” supone un golpe bajo para esta incipiente Primera RFEF que nació con la pretensión de ser la antesala seria del fútbol profesional y que, tras la locura del sistema competitivo diseñado el pasada año por “enemigos” de Luís Rubiales, ayudó a que no accediesen clubs históricos y ciudades que debían convertirse en la locomotora de la nueva categoría (Hercules, Real Murcia, Córdoba, Recreativo… ) y propició la llegada de otros con dificultades para asumir las obligaciones propias de una liga que suspira por parecerse a la profesional.

Es evidente que algunos disfrutan complicando lo sencillo. La RFEF habría evitado el problema latente aprobando una norma que derogase la actual y que, ante una situación similar a la actual, eliminase, a todos los efectos, los resultados de los partidos disputados por el club expulsado, reduciendo la liga a los otros 19 clubs.

Otra cosa es si usted me pregunta cómo explicar la actitud de una plantilla que en siete días pasa de exigir su derecho a cobrar, a perder por no presentarse, ver a su club sancionado con tres puntos de los ya conseguidos y riesgo de expulsión … y, sin cobrar, abandonar la huelga. Sin más datos, un sinsentido digna de estudio.


Augusto César Lendoiro
Ex-Presidente R.C.Deportivo.
Pd. Como hombre forjado en el fútbol modesto coruñés, mi emocionada felicitación a todo el Victoria, C.F. por esa clasificación histórica para la Copa del Rey.

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