Y con los tres de hoy ya son dieciséis puntos los que ha perdido el Atlético de Madrid esta temporada, y los que parece que quedan aún.

El juego del Atleti es discutible en todos los aspectos, pero hoy no hay absolutamente nada que se pueda salvar del equipo rojiblanco, ni la fase ofensiva ni la defensiva. Los locales salieron con lo que parecía un 4-4-2 con Cunha y Griezmann arriba, pero rápidamente lo adaptaron al 4-3-3 añadiendo a Correa en el ataque, aunque por muchos jugadores ofensivos que se añadiesen, no hubo ni una sola ocasión en la primera parte que generase peligro en la portería mallorquina.

El Atleti de las segundas partes ya no vale

El Atleti volvió a tirar una vez más los primeros cuarenta y cinco minutos y luego los echó de menos en la segunda parte, como siempre ocurre. El planteamiento del equipo colchonero en ningún momento fue bueno teniendo en cuenta lo que tenían en frente; el Mallorca tenía muy claro que sacar un empate en el Metropolitano era un buen resultado y desde el primer minuto fue a buscarlo, ya sea con un juego tranquilo y seguro o con constantes pérdidas de tiempo, mientras tanto el Atleti atacaba sin ganas esperando que los baleares le dejasen un camino de rosas hasta su portería, pero obviamente no ocurrió.

Si al pésimo juego del Atleti le sumas un árbitro permisivo y un rival peleón tienes la fórmula perfecta para una derrota como la del sábado. Además de las pérdidas de tiempo, los jugadores bermellones lucharon al límite del reglamento y Martínez Munuera no hizo nada para evitarlo, amarillas escasas y unas interpretaciones cuanto menos cuestionables provocaron que el Mallorca poco a poco se empezase a venir arriba hasta no poder controlar el partido. Solo hay que mencionar que Manolo Reina, el portero rival, recibió amarilla por perder tiempo en el minuto ochenta y ocho, aunque empezó con las pérdidas prácticamente en el minuto cuatro.

En resumen, la primera parte fueron otros cuarenta y cinco minutos que se pueden sumar a los tantos perdidos que lleva ya el Atleti esta temporada a los que hay que añadir la lesión de Savić. En la segunda parte el planteamiento fue distinto y el Atleti empezó a jugar a algo que ya se puede llamar fútbol, aunque tampoco les sirvió para llevarse la victoria.

Tras el pitido inicial de la segunda parte, parecía que el equipo rojiblanco era uno muy diferente al que se había metido al vestuario. Cunha fue el pilar del Atleti, se convirtió en la referencia en ataque y además apoyo al mediocampo presionando y dando salida al balón, y así acabó llegando su gol, que irónicamente acabó sentenciando a los colchoneros. Joao y Lemar entraron en el minuto sesenta, sin embargo, los que se fueron Griezmann y sobre todo De Paul; el argentino estaba siendo el mediocampo del Atlético de Madrid, pero Simeone consideró oportuno apartarle del campo cuando estaba siendo uno de los más importantes, uno de los errores que hay que añadir a la cuenta del técnico argentino.

Como no defender un resultado

Cuando llegó el gol, los rojiblancos volvieron a pecar de comodidades y permitieron que los mallorquines atacasen con mayor facilidad y empatasen el partido en una sola jugada ofensiva. Con el gol rival, el Atleti se echó al ataque con impaciencia porque veían que se les iba el partido una vez más, error que les costó muy caro ya que pasaron de ganar un punto a perder tres. Una falta en el mediocampo a favor de los colchoneros acabó en un mano a mano de Kubo contra Oblak, que poco pudo hacer más que mirar como el balón acababa en el fondo de la red.

Poco se podía hacer después del segundo del Mallorca, así que el Atleti asumió la derrota y huyó rápidamente de la escena del crimen, simplemente tres jugadores agradecieron a la afición el apoyo tras el final.

El Atlético de Madrid desespera y ni LaLiga ni la Champions espera, por lo que el partido del martes contra el Oporto podría cerrar una temporada en diciembre. Antes se decía de forma metafórica, pero la realidad es que al Atleti todos los partidos que le quedan desde hoy son finales y no se pueden permitir ni un fallo más en lo que queda de temporada.