El FC Barcelona llegaba al clásico de semifinales de la Supercopa de España en una situación complicada en liga. Los de Xavi Hernández empataron en el último encuentro disputado ante el Granada (1-1) y necesitaban recuperar las buenas sensaciones que tenían desde la llegada del egarense al banquillo azulgrana.

Por otro lado, el Madrid aterrizaba en Arabia Saudí sabiendo que era el claro favorito para llevarse el choque ante el equipo culé, dada la situación de uno y otro equipo. El equipo merengue, líder de la Liga Santander, llegaba al duelo confiando y con mucha moral, tras haber conseguido ya una victoria hace dos meses en el primer clásico de la temporada en el Camp Nou (1-2).

El duelo arrancaría con un Real Madrid muy incisivo y un Barça que parecía estar algo adormecido en los instantes iniciales del choque. El conjunto blanco fue el primero en avisar por mediación de Asensio y Benzema, ambos atacantes intentaron poner en apuros a Ter Stegen con disparos desde fuera del área, pero no encontraron portería.  

Vinicius es letal

Desde el inicio del encuentro la idea del Madrid era muy clara, esperar al Barça replegado y salir al contraataque aprovechando la velocidad de Vinicius. Ese fue el plan de juego del equipo merengue en prácticamente la primera media hora del encuentro, Vinicius empezaba a ser una gran molestia para la zaga azulgrana, que lo pasaba mal para frenar las internadas del brasileño.

El primer tanto del partido llegaría tal y como se preveía, un balón en profundidad para Vinicius, que este no desaprovechó para definir a la perfección ante Ter Stegen. El Madrid se adelantaba en el clásico en el ecuador del primer tiempo ante un Barça que necesitaba reaccionar sobre el verde. Sin embargo, el gol del equipo blanco despertó por completo al conjunto azulgrana, que empezó a tener cada vez  más la pelota y a gestionar mejor las posesiones. 

Luuk De Jong y el resurgir del Barça

Luuk De Jong empezó a avisar con dos remates de cabeza en dos acciones consecutivas de que el Barça no estaba sentenciado, ni mucho menos. El propio internacional con Holanda fue el autor del empate para el Barça, tras encimar de manera decisiva a Militao en un despeje y con una carambola introducir el balón al fondo de la portería de Courtois. El FC Barcelona empataba el encuentro al filo del descanso y mostraba una imagen mucho más reconocible ante un Madrid que parecía haber perdido su presencia en el campo. 

La segunda mitad arrancó con un vendaval azulgrana de ocasiones. Gran parte de culpa la tuvo Pedri, que entró en la media parte y dejó claro porque es el actual Golden Boy. El internacional español dotó al conjunto culé de una mayor velocidad en la circulación de balón así como también una mayor presencia en la línea de tres cuartos de campo. El equipo culé estaba arrinconando al Real Madrid en su propia área, pero no conseguía el gol de la remontada. 

Dominio azulgrana

El Barça tuvo ocasiones muy claras en las botas de Dembélé y del propio Pedri, sin embargo, todas ellas se marcharon a escasos centímetros del palo de la portería defendida por Courtois. El combinado azulgrana parecía haber cambiado por completo las tornas del partido y estaba imprimiendo una velocidad en el juego que no era capaz de frenar su eterno rival, el Real Madrid

Si Pedri supuso un punto de inflexión en el centro del campo del Barça, la entrada de Ansu lo revolucionó todo en ataque. El 10 azulgrana volvió tras su larga lesión y volvió a mostrar el desparpajo al que nos tiene acostumbrados. A pesar del bombardeo de ocasiones, el conjunto culé no consiguió ver puerta, algo que el Madrid quiso hacerle pagar el joven equipo azulgrana que estaba sobre el verde. 

El partido se vuelve loco

Benzema sería el encargado de rebajar el optimismo azulgrana con un gol, que vino precedido de una gran intervención de Ter Stegen, que no pudo hacer nada en la segunda jugada. Se volvía a adelantar el Madrid cuando mejor estaba el Barça, aprovechando la valentía de los hombres de Xavi Hernández, que estaban presionando arriba al conjunto merengue. 

Pero el Barça no iba a rendirse, algo de lo que su afición puede estar orgullosa, el equipo culé lejos de desanimarse por el gol encajado siguió arrinconando al conjunto merengue hasta volver a poner las tablas en el marcador. El encargado de anotar el 2-2 no podía ser otro que Ansu Fati, con un gran cabezazo tras un muy buen centro de Jordi Alba. Consiguió reponerse el Barça, que llevó el partido a la prórroga, en uno de los mejores clásicos de los últimos años. 

Una prórroga como regalo

La prórroga del encuentro arrancó con el mismo guion de partido de la segunda mitad, con un Barça muy protagonista y encimando a un Real Madrid que esperaba rezagado su oportunidad al contraataque, consciente de que era su mayor baza ante el dominio culé.

Como si fuera un calco del primer gol blanco, el equipo de Carlo Ancelotti encontró petróleo en un nuevo contraataque que pilló descolocado a todo el equipo azulgrana. Una pérdida de balón de Jordi Alba condenó al FC Barcelona, que vio como Fede Valverde anotaba el gol que volvía a poner en ventaja al Real Madrid. La valentía y el riesgo que tomó el Barça llevando el bloque tan arriba fue a la vez la llave para que el Madrid pudiera hacerse con el encuentro. 

El superclásico terminaría con el resultado final de 2-3 y con la sensación por parte de ambos conjuntos de que se había visto un excelente partido de fútbol. El Madrid volvió a imponerse a su eterno rival y consiguió el billete para la final de la Supercopa de España, mientras que el Barça se reivindicó como un equipo que volvía a competir de tú a tú al conjunto merengue después de varios meses.