Vallecas se vestía de gala, se ponía el traje de las grandes ocasiones y albergaba un histórico duelo que no contaba con precedentes más cercanos a los cuarenta años. Los niños iban al estadio de la mano de sus abuelos, mientras estos soltaban una pequeña lágrima reviviendo recuerdos lejanos por los que ha pasado casi una eternidad, y que parecía completamente imposible la temporada pasada, donde el equipo se debatía entre el ascenso o seguir en la Segunda División.

Lo sabían los aficionados y lo sabían los jugadores, que saltaron al césped dispuestos a morder al rival. Tenían que hacerse grande contra el Betis, tenían que derrotar a las quinielas y a las apuestas, hacer frente a un conjunto en teoría superior y demostrar a base de fútbol por qué se merecían un pase a la final.

@RayoVallecano
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Y vaya si mordieron, el equipo visitante no sabía cómo abordar las embestidas rayistas que se iban sucediendo una tras otra, con una presión asfixiante que impedía a cualquier jugador con la camiseta verdiblanca acercarse al balón. Así llegó el gol en el minuto cuatro, con una carrera por la banda de Balliu, un centro medido y un remate de cabeza de Álvaro García, que se volvía loco en la grada junto con miles de gargantas.

Borja Iglesias

A partir de ahí empezaba a jugar el Betis, que experimentó el síndrome del mal estudiante y solo pareció que abría los ojos cuando vio el primer suspenso. El responsable de este cambio tiene nombres y apellidos, y horas antes del duelo ni siquiera parecía que pudiera ser titular: Borja Iglesias.

Una vez más Pellegrini demostró que cada decisión que toma está aún más justificada que la anterior, y decidió alinear al delantero gallego por delante de un William José que en términos generales está completando una campaña más completa. El “9” metió un auténtico golazo para abrir la veda y empatar el partido, inventándose una jugada de la nada y dejando que Fekir se sumara a su cuenta una de las asistencias más sencillas de su vida.

No se resume en el gol el partido de Borja Iglesias, que parecía ser los pies de su entrenador sobre el campo. Supo entender en todo momento lo que el equipo necesitaba, bajando a recibir para descargar cuando tocaba, y abriendo el campo para que sus compañeros pudieran progresar, siendo el hombre que consiguió desarticular el entramado defensivo y la presión del conjunto que dirigía Andoni Iraola.

William Carvalho

La gasolina empezó a escasear entre los locales, que por un lado van acusando el momento de temporada mientras que por el otro es totalmente imposible aguantar los 90 minutos a semejante ritmo. Aprovechó el Betis para hacerse con el dominio del balón y empezar a acercarse todavía más a la meta de Dimitrievski.

No cesaba el buen fútbol en el encuentro, y ambos equipos se intentaban buscar las cosquillas continuamente, dejándose hacer para intentar salir con más fuerza. Solo una genialidad podría destrozar el partido, y William Carvalho se encargó de poner la magia que no habían encontrado sus compañeros hasta el momento.

A partir de ahí el Rayo, fundido, pareció quedarse sin muchas ideas en ataque, con pequeñas llegadas al área de Rui Silva y una sensación de no poder hacer más, frente a un rival que ya sí que se estaba empezando a mostrar superior. No se fió aun así Pellegrini, que puso una doble trampa a la banda de los García con Bellerín como extremo, reforzando aun más la casi impecable defensa de Sabally.

Vuelta en Sevilla

El Betis intentaba controlar el balón y que pasaran las menos cosas posibles, con un Nabil Fekir que si hay que salir al ataque va el primero, pero que si hay que saber entender lo que pide el partido, también. Contemporizó todas las acciones y le dio la pausa justa a su equipo para no precipitarse ni perder la pelota, controlando y haciéndose dueño y señor del centro del campo.

@RayoVallecano
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Así se termina un partido que ha tenido de todo, goles, remontada, lucha, sufrimiento y sobre todo, una buena dosis de muy buen fútbol, con ambos conjuntos demostrando que son la relevación de la temporada y cuyos entrenadores han hecho disfrutar a los amantes de LaLiga a lo largo de estos meses. Victoria momentánea para el Betis, que ha podido conquistar un Vallecas donde el Athletic ya puso su bandera días atrás, pero que deberá salir con todo en el Benito Villamarín para evitar que el Rayo les alcance, pues es de sobra conocida la intensidad con la que pueden jugar los de Andoni Iraola. Si lo hacen en liga, cómo no pensar que puedan duplicar sus esfuerzos en Copa, sobre todo si lo que está en juego es la primera final de toda su historia. Hasta el tres de marzo no se conocerá el desenlace de un partido que desde que terminó el primero ya promete mucho.

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