El Real Madrid visitó el Estadio de La Cerámica conscientes de la importancia del choque, pero inevitablemente con un ojo puesto en el encuentro del próximo martes frente al Paris Saint-Germain. Carlo Ancelotti sorprendió a todo el mundo alineando a un jugador que a algunos se les había olvidado que aún jugaba en el conjunto blanco: Gareth Bale. El Villarreal por su parte, llegaba al choque en una gran dinámica y con la mira puesta en Europa.

La primera mitad comenzó con cierta sensación de dominio blanco, al menos en lo que a posesión de balón se refiere. Ninguno de los dos equipos logró poner en apuros a su rival en los primeros compases del partido, pero poco a poco el Villarreal fue sintiéndose más cómodo sobre el terreno de juego y comenzó a hacerse dueño de la pelota. Los primeros acercamientos del submarino amarillo llegaron de la mano de Chukwueze, que fue un auténtico dolor de cabeza para Marcelo durante todo el partido. La ocasión más clara del partido se la apuntaron también los locales tras una gran jugada colectiva, que se saldó con un disparo al palo de Danjuma.

El Madrid empezó a achicar aguas y, cuando parecía que peor estaba, apunto estuvo de adelantarse en el marcador de la mano de Bale. El galés cazó un pase en largo para plantarse solo ante Rulli, pero el argentino se hizo grande para salvar a los suyos.

A los blancos les vino de maravilla el descanso. Desde el comienzo de la segunda mitad se hicieron claramente con el dominio del juego, encerrando al submarino amarillo en su campo. La primera ocasión del segundo tiempo se la volvió a apuntar Bale tras un gran contrataque del Madrid. El disparo del galés lo detuvo Rulli para después estrellarse contra el travesaño.

Continuaron llegando las ocasiones de un Madrid que desde el ecuador del segundo tiempo tuvo al Villarreal pidiendo la hora. Vinicius y de nuevo Bale disfrutaron de grandes ocasiones, pero un Rulli descomunal le negó una y otra vez el gol al líder. Ambos entrenadores comenzaron a mover los banquillos, tratando de dar un golpe de efecto. Jovic entró por Bale, y en sus botas tuvo el gol de la victoria en el descuento. Se plantó solo ante Rulli, buscó la vaselina, pero su disparo se marchó contra el arquero. Finalmente, reparto de puntos en La Cerámica en un partido vibrante que pone más emoción si cabe a LaLiga.

  • Vinicius, peligro constante

El carioca volvió a cuajar una gran actuación frente al Villareal. Perdió balones fruto de la gran cantidad de veces que encaró a sus rivales y estuvo presente en las jugadas más polémicas del partido, pero es innegable que es uno de los jugadores más desequilibrantes del mundo. A falta de Benzema, los blancos se encomendaron en la joven estrella para sacar adelante un partido que se preveía complicado desde antes de comenzar. Vinicius lo intentó una y otra vez, sacando de quicio a Juan Foyth en particular y a toda la zaga del Villarreal en general.

Vinicius, muy activo durante todo el encuentro. Foto: @realmadrid.
Vinicius, muy activo durante todo el encuentro. Foto: @realmadrid.
  • La polémica está servida

La primera mitad del encuentro se puede resumir en una palabra: polémica. Vinicius recibió un codazo de Albiol al presionar cerca de la meta del Villarreal, pero el arbitro consideró que el gesto de Albiol era natural y que no hubo intención de golpear a Vinicius. Minutos más tarde, Asensio se jugó la tarjeta roja tras una durísima entrada sobre Iborra que el colegiado no revisó en el VAR. Por si fuera poco, Parejo le soltó el brazo a Vinicius en una falta lateral en lo que el colegiado no consideró como agresión. Una jornada más, la polémica está servida.