Que el fútbol es caprichoso lo deben de saber muy bien Leonardo y Al-Khelaifi, pues en muchas ocasiones, dos más dos no siempre son cuatro. ¿Quién iba a pensar que un equipo que incorpora a uno de los mejores jugadores de la historia no iba a carburar a la perfección? El guion parecía bastante claro, pero alguien ha decidido transformarlo.

El verano de los galácticos

Hizo los deberes este verano la directiva del PSG, que sabía que tenía que incorporar al equipo un escalón más desde los despachos y lo hizo. No ficharon a buenos jugadores, sino que ficharon a algunos de los mejores en su posición, creando serias dudas con el fair-play financiero y aprovechando que algunos de ellos terminaban contrato.

Así se hicieron con los servicios de Sergio Ramos, cuya renovación con el Madrid se estancó, incorporando mucha veteranía y mejorando un eje defensivo que con Marquinhos y Kimpembe estaba ya muy bien cubierto. No terminó ahí la historia en la defensa, y es que Nuno Mendes por izquierda y Achraf por derecha también visten desde verano la camiseta parisina, dos auténticas balas y dos portentos ofensivos para los laterales.

@PSG_inside
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Puede parecer que con esto ya el mercado se podía finiquitar a la perfección, pero decidieron pasar del sobresaliente a la matrícula de honor, cumpliendo el sueño de su directiva, y el de muchas otras en Europa, conseguir que Leo Messi firme un contrato con su entidad. La estrella argentina llegó libre a la capital francesa, suponiendo un salto de varios escalones.

Un fichaje menos sonado, pero no menos importante fue el de Donnarumma, que vino a acrecentar la competencia con Keylor Navas. El italiano, nombrado mejor jugador de la Eurocopa 2020, llegó dispuesto a hacerse con la titularidad de una portería muy bien defendida por el eterno guardameta.

Quien se lleva, sin embargo, la nota negativa es Wijnaldum, que tras una Eurocopa muy destacada y un fichaje que tuvo una gran dificultad, con el Barcelona teniéndolo casi atado, no ha logrado apenas ser importante para el PSG, relegado al banquillo y brillando únicamente en un encuentro de Champions.

Las dudas y el minuto 90

Ni en la mente de los más desconfiados cabía alguna duda de que este equipo podía funcionar a las mil maravillas, pero la primera desilusión llegó el primero de agosto, donde el Lille consiguió vencerles y conquistar la Supercopa de Francia, una derrota amarga, pero que no se podía poner en el contexto adecuado aún teniendo en cuenta la fecha.

Empezó bastante bien la temporada el PSG, y es que a partir de esa derrota se hizo fuerte e invencible, consiguiendo imponer su ley en la Ligue 1 e incluso logrando victorias de mucho mérito como ante el Manchester City, donde los de Pep Guardiola fueron incapaces de marcar ningún tanto sobre la portería defendida por Donnarumma, que se imponía sobre Keylor en el gran primer duelo de la temporada.

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Pese a todo esto, lo cierto es que en París, pese a que su equipo se haya clasificado para los octavos (como segundo de grupo), y pese a una cómoda renta de trece puntos en la competición doméstica, hay muchísimas dudas. El equipo no parece carburar en muchas acciones, le cuesta entrar a los partidos y no es capaz de juntar todas sus piezas para ser esa máquina ofensiva que se le presupone. Gran muestra de ello es que, con el partido del viernes 11 ante el Rennes, ya son nueve los encuentros donde han sumado puntos gracias a los últimos cinco minutos, una cifra que evidencia que existe un problema.

Factor Mbappé

Que la polémica lleva meses rodeando a Kylllian Mbappé es un hecho. Que la estrella francesa parezca ser inmune a todo lo que le rodea y sea el mejor jugador de la temporada del PSG, también. En la teoría, con el fichaje de Messi, que se reencontraba con su amigo Neymar, era el joven atacante quien se quedaría más descolgado, con un menor peso y una bajada de importancia considerativa con respecto a los otros dos astros de la plantilla.

De nuevo no ha sido así, y es que el jugador de 23 años ha cogido las riendas del Paris Saint Germain y se ha destapado como el faro del equipo. Sus 12 goles en la Ligue 1 se suman a los 4 en la Champions League, pero es que su poderío físico está haciendo estragos en las defensas contrarias, que deben tener aún más cuidado con él.

Su rendimiento se contrasta con el de Messi, que apenas ha contribuido con un gol en la Ligue 1, pero se suma al de Ángel Di María, que por si no fuera suficiente con su carrera, tiene que volver a reivindicarse cada temporada, y en esta lo ha hecho de nuevo. Se ha ganado por pleno derecho un puesto de titular en un equipo cargado de estrellas, y es que el argentino es una de las que más brilla.

Claves del partido

Maneja varias variantes Pochettino para tratar de desarticular la presión del Real Madrid y para tratar de hacer daño sobre la portería que defiende Courtois. En primer lugar, el nombre clave para todo es Marco Verratti. El mediocentro italiano es capital para los intereses de su equipo, pues es quien consigue que el equipo escape de la presión, pero también el encargado de dar claridad en los metros finales.

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Otra clave será como defiendan los contraataques del Real Madrid, pues el esfuerzo de Vinícius y Benzema se superpone a Nuno Mendes y Achraf, dos laterales ofensivos que dejan su parcela defensa muy olvidada, algo que si quizá vale en la competición francesa, parece una táctica suicida contra los de Ancelotti, que si algo han demostrado es que saben cómo hacer daño corriendo.

Por último, y más allá de quien ocupe la portería o de cómo sepan defender, el duelo de la noche lo protagonizarán Mbappé y Militão. El francés y el brasileño son dos fuerzas de la naturaleza, uno ataca al espacio como nadie, el otro lo defiende como ninguno. En sus carreras, sus regates o sus despejes pueden estar la llave de un partido que promete ser muy táctico, y donde ambos conjuntos jugarán con todas sus armas, con el objetivo de sobreponerse al rival y dejar encarrilado el duelo de vuelta.