Es inadmisible salir al campo con el planteamiento que sacó Imanol, un planteamiento que buscaba el 0-0 sin pisar área rival. Y cuando sales con esa idea, pasa lo que le sucedió este domingo a la Real, que te llevas un repaso. Es verdad que los donostiarras venían de jugar el jueves, y que se notó el cansancio, pero un derbi es un derbi, y no puedes salir al campo con la mente puesta en la vuelta de Europa League. 

Muchos jugadores que se veía que estaban fatigados, otros perdidos y unos pocos invisibles. Pero la excusa del cansancio no es aceptable cuando tienes en el banquillo gente fresca como Djouahra, Lobete, Guridi y compañía. Un Djouahra que fue el mejor jugando solamente 20 minutos, con desborde, ganas y sobre todo actitud, algo que muchos no la tuvieron en el encuentro.  

  • Perdidos

La alineación que sacó el técnico de Orio presentaba algunos cambios respecto al último partido disputado, dando entrada a Gorosabel, Aihen, Zubimendi y Silva, pero el XI seguía siendo de garantías. 

El partido empezó con bastantes interrupciones y mucha intensidad, algo normal en un derbi de tanta exigencia. El balón era de los donostiarras, pero sin pasar del medio campo, mientras que los bilbaínos presionaban como lobos. Fue una primera media hora sin ocasiones claras, hasta que llegó un disparo de Williams que desvió Silva con la mano. Tras la revisión del VAR, el colegiado indicó la pena máxima a favor de los locales, un penalti que detuvo Álex Remiro a disparo de Muniain. El Athletic seguía apretando, pero sin generar demasiado peligro, mientras que la Real no pasaba de tres cuartos de campo. No pasó mucho más en la primera parte, y Munuera Montero indicó el final de la misma con 0-0 en el marcador.

Foto: Real Sociedad
Foto: Real Sociedad

 

  • Muy superados

La segunda mitad de esta batalla fue una continuación de la primera parte, un Athletic muy superior ante una Real perdida. Volvieron a salir muy intensos los locales, con ocasiones para Berenguer y Williams, pero sin demasiado peligro. Luego en el minuto 62, un minuto que gracias a una sustitución cambió por completo el partido. Se marchó Mikel Merino del campo, dando entrada a Jon Guridi, y a partir de ahí la Real fue un circo. 

En el 68’ llegó el primero de los bilbaínos, un córner lanzado por el capitán Muniain que logró rematar completamente solo Vivian, que consiguió así su segundo gol esta temporada. En ese momento la Real incomprensiblemente tiró la toalla, como dijo Zubimendi en el post partido “nos dejamos llevar”, y el partido se convirtió en un festín para los vizcaínos. 

En el minuto 72 un nuevo tiro de esquina centrado por el de la Chantrea que se anticipó Sancet en el primer plano supuso el 2-0 para los locales. La Real estaba perdida y muy superada, y se notaba el cansancio en muchos futbolistas. El tercero fue de Williams a pase de Berenguer en el 80’, y el último lo hizo Muniain en una buena transición. El partido acabó 4-0, con fiesta para los locales y mucho que reflexionar para los visitantes.

  • Cabeza arriba

Desde ya hay que olvidarse de la mala imagen del derbi, y centrarse en la final del jueves. Los jugadores necesitan más que nunca el aliento de su gente, y todo eso empieza en el recibimiento al autobús. Un partido vital para las aspiraciones de los txuri urdin, para seguir con el sueño de levantar el primer título europeo de su historia

Aunque eso sí, este partido tiene que valer para aprender de los cientos de errores que se cometieron, y aprender de todos ellos, empezando por la actitud de unos cuantos. El jueves se prevén cambios, y habrá que ver la evolución de los lesionados como Isak, Januzaj y Rico.