Aún pica pensar en el gol de Schwarzenbeck en el minuto 120 de Bruselas, duele recordar el cabezazo de Ramos en el 93 de Lisboa y encoge el corazón acordarse de la tanda de penaltis de Milán. Estuvimos tan cerca, pero a la vez tan lejos tantas veces que ya conocemos la derrota en todas sus formas. ¿Y si el destino está escrito para el Atlético de Madrid y el que controla todo lo que pasa aquí abajo decidió que no, que los de rojiblanco nunca podrían ganar una Champions League?.

Caer...

Cuando compites siempre tienes presente el perder, incluso muchos prefieren ganar por no conocer el sentimiento de la derrota. Esa rabia e impotencia, esa pregunta que da vueltas tu cabeza: ¿por qué ellos si y nosotros no?, el insistente "seguro que pude hacer más", esas ganas de volver, retroceder el tiempo y solucionar los errores... Cuando compites aprendes a convivir con la derrota, pero nadie te enseña a superarla. Solo los que conocen el amargo sabor de la derrota podrán disfrutar algún día del dulce de la victoria, pero ¿y si la victoria nunca llega?.

La Champions League, para algunos "la orejona", para otros "la Liga de Campeones", para los más veteranos "la Copa de Europa", ¿para mí? "la innombrable". Los mejores equipos de toda Europa reunidos en una misma competición, cada uno de ellos con el objetivo de demostrar que son el mejor del viejo continente, ¿suena bien eh?,  es entonces cuando recuerdas las innumerables veces que te has quedado en la orilla después de estar nadando a contracorriente durante tanto tiempo y ya no todo es tan bonito. Koke dijo hace no mucho que lloraba más por su Atleti que por cualquier otra cosa y es la mayor representación de lo que significa ser del Atlético de Madrid, más aún cuando hablamos de la Champions League. El destino es caprichoso y parece que le ha cogido gusto a arrebatarnos la gloria cuando más cerca parece que estamos. ¿Y si el viento nunca da a nuestro favor?.

... y crecer

Después de ser subcampeón de Europa tres veces, y cada una de una forma más cruel que la anterior, ¿qué le queda al Atleti para poder  ganar una Champions?. A estas alturas ya no sé ni qué responder. He oído mil veces la frase de: "El fútbol le debe una Champions al Atlético de Madrid" y me parece cada vez más un sin sentido, no puedes reclamar deudas que no se podrán saldar. Nunca podremos cambiar que hemos rozado la victoria en tres ocasiones, pero si que podemos alcanzarla a la cuarta. Nunca dejes de creer, ¿no? Después de quitarnos el barro de la caída tantas veces, cada golpe duele menos, pero ¿y si esta vez no hay caída?.

¡Qué lejos queda Valladolid ya!, parece que a muchos se le ha olvidado que hace no demasiado el Atlético de Madrid volvió a proclamarse campeón de España, además de hacerlo al más puro estilo rojiblanco: sufriendo hasta el último minuto. Es cierto que la temporada está siendo muy diferente de lo que esperábamos cualquiera de nosotros, pero aquí seguimos, luchando como cada año. Desde hace unos días no para de retumbarme en la cabeza el mítico: "la liga de campeones es mi obsesión" y me hace pensar: ¿y si este es el año?.

La situación del Atleti es de las peores de los últimos años: el equipo está quinto sin ningún tipo de confianza en si mismos, prácticamente fuera de la lucha de la liga, con dos títulos perdidos desde diciembre, Simeone cuestionado como nunca desde su llegada a Madrid... En resumen, el escenario perfecto para poder sumar a la vitrina el primer título de Champions League. Si tuviese al Cholo delante me diría eso de partido a partido, pero no puedo evitar pensar que este año lo tiene todo para un equipo que esta herido de muerte llegue a alcanzar la victoria. Usar ese último aliento para lograr la gloria, como si de una película se tratase, ¿y si la última bala en la recámara es la ganadora?.

Creer, todo se resume en eso. Nos toca, es nuestro turno de demostrar que nunca se le puede dar por muerto al Atlético de Madrid, que somos algo más que un equipo perdedor. Nos han dado tantos golpes que ya ni sabemos lo que nos duele, pero aquí seguimos un año más, con la ilusión y las ganas de poder alcanzar el cielo. Nadie confía en nosotros, excepto nosotros mismos, tanto los que están en la grada como los que se dejan el alma en el césped. Lo que no se gane con fútbol, que se gane con coraje y corazón. Por eso os pregunto: ¿Y si nos vemos en San Petesburgo?.