Había muchas esperanzas depositadas en este encuentro. La Real Sociedad llegaba en mala dinámica de juego y sensaciones a esta vigésimo sexta jornada de LaLiga tras perder por 4-0 el derbi vasco y 1-3 frente al Leipzig en el partido de vuelta de su eliminatoria de dieciseisavos de final de Europa League. Osasuna desaprovechó una oportunidad única de rascar algo positivo en el Reale Arena y dar un paso de gigantes hacia un sueño europeo que parece algo utópico a estas alturas de la temporada.

Imanol Alguacil planteó un once con muchas rotaciones, dejando en el banquillo a piezas clave del esquema txuriurdin tales como Mikel Oyarzabal o Martín Zubimendi. El técnico oriotarra apostó por el futbolista del Sanse, Naïs Djouahra, para suplir la baja por lesión de uno de los mejores extremos de LaLiga Santander en términos de calidad técnica: Adnan Januzaj. Imanol confió de inicio en más canteranos como Jon Pacheco y Ander Martín, defensa central y banda izquierdo respectivamente. La oportunidad de salir victoriosos era irrepetible.

Sin embargo, el cuadro dirigido por Jagoba Arrasate - entrenador de la Real Sociedad en la temporada 2013-14 y parte de la 2014-15 - se achantó frente a una Real que, sin cuajar el mejor partido del año, logró llevarse el gato al agua con solvencia. 

Budimir, solo arriba

Las sensaciones en el partido frente al Atlético de Madrid (0-3 en El Sadar) no fueron del todo negativas, pues los aficionados pudieron disfrutar de un Osasuna valiente, que no tuvo reparos a la hora de ejecutar una fuerte presión ofensiva en campo contrario y logró hacerse con el dominio del partido en los últimos 20 minutos ante la encerrada visitante. Los navarros buscaron reiteradamente el centro al área para el posterior remate de cabeza de Ante Budimir frente al Atlético, y este fue el único recurso del que hicieron uso ante la Real. Recurso ya sobreexplotado.

El trabajo sin balón de Osasuna, realizado fundamentalmente por su centro del campo, se ve desechado en multitud de ocasiones por la dificultad del equipo a la hora de generar ocasiones. El partido en el Nuevo Los Cármenes pareció ser un espejismo. Un día más quedó latente sobre el terreno de juego la realidad de este equipo: sobresaliente hasta la línea de tres cuartos, deficiente a partir de la misma. Reseñando, a propósito, que este fue uno de los peores partidos de Osasuna en los que a juego sin balón respecta.

Lucas Torró, piedra angular

La percepción de Jagoba Arrasate a los pocos minutos de arrancar la segunda mitad coincide totalmente con lo que se estaba plasmando sobre el césped de Anoeta: Lucas Torró no tenía el día. Fue en el minuto 64 cuando el míster de Berriatua, disconforme con el juego del equipo, alteraría el esquema y retiraría del terreno de juego al alicantino, siendo este uno de los futbolistas que cimentan la columna vertebral del cuadro pamplonés.

Es el futbolista formado en las categorías inferiores del Real Madrid el que aporta al cuadro navarro balance, salida de balón y recuperación en campo contrario, además de mantener una regularidad de jugador franquicia. Por contra, en el partido contra la Real Sociedad estuvo lento, impreciso y tarde en los lances. Mal partido del que no se pueden sacar conclusiones más allá de la necesidad de Osasuna de tenerlo a su mejor nivel

Rubén García, en baja forma

Las carencias en la producción ofensiva de los pupilos de Jagoba Arrasate vienen de largo. Es tan simple como mirar a la clasificación para darse cuenta de que los registros goleadores de Osasuna están muy por debajo de lo que se esperaría teniendo en el elenco a arietes como Ante Budimir, Chimy Ávila o Kike García, quienes además están acompañados por bandas de gran calidad técnica como Rubén García.

El joker es uno de los futbolistas que más están decepcionando en la plantilla desde el inicio de la presente campaña. Su mejor rendimiento se produjo jugando como mediapunta, donde daba velocidad al juego y filtraba pases de gran calidad. Da la sensación de que la falta de competencia en banda izquierda está mermando su nivel. Asimismo, Rubén precisa de laterales largos, de gran proyección ofensiva y, Manu Sánchez, lejos de ser el compañero del que antaño se ayudaba para llevar a cabo los desdoblamientos por el pasillo exterior, está pasando desapercibido en ataque. Su partido ante la Real es muestra visible de ello.

Falta de ambición

A pesar de la calidad del bloque afianzado por la dirección deportiva de Osasuna, a los pamploneses les está costando creer en sí mismos ante los goles rivales, lo que ha desencadenado derrotas psicológicas que posteriormente se han traducido en futbolísticas. La afición quiere más, y como Lucas Torró declaró en la rueda de prensa posterior al partido en El Sadar contra el Atlético de Madrid: “Prefiero perder así que ser cobarde”. Como consecuencia de esta falta de ambición, una oportunidad única, dilapidada.

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