Solo se hablaba de Mbappé. El partido transcurría según el guion previsto de espectáculo a cargo del que promete ser el mejor futbolista de la próxima década en el planeta. El Real Madrid perdía 0-1, lo que unido al marcador de la ida suponía una losa demasiado pesada para levantar en apenas 45 minutos. Los dos goles de él, del dorsal 7, de la tortuga. Cuando todo parecía perdido, cuando ni los más optimistas daban un duro por ver al Madrid pasar de fase, entró en juego Carlo Ancelotti. El técnico italiano hizo un "all-in", introduciendo a Camavinga y Rodrygo por Kroos y Asensio en el minuto 57. Lo demás es historia del rey de Europa.

Camavinga liberó a Modric y Rodrygo fue clave en la presión

El cuadro blanco estaba al filo de la eliminación. Los zarpazos de Mbappé habían despejado cualquier atisbo de reacción en el estadio de la Castellana. Ancelotti arriesgó quitando a un poco afortunado Asensio y a la manija del equipo Kroos para dar entrada a Rodrygo y Camavinga. El italiano acertó de pleno. El francés se hizo fuerte en el centro del campo, permitiendo a Luka Modric liberarse de tareas defensivas y arriesgar más en su posición, mientras que Rodrygo puso sobre el césped ese mordiente que necesitaba el equipo.

Modric fue clave en la conducción y la asistencia del segundo gol, algo que no habría logrado de no ser por las ayudas defensivas de Eduardo Camavinga. Por su parte, Rodrygo inició el contraataque del 3-1, aprovechando a un París Saint-Germain en estado de shock, ante la que se le venía encima. Visto y no visto. Pim, pam, pum. La tormenta perfecta se desató en el Santiago Bernabéu. 20 minutos fueron suficientes para que Benzema guiara a los suyos a cuartos de final de la Champions League, ante la atónita mirada de las estrellas del equipo galo. Y todo empezó en el banquillo de Carlo Ancelotti, que le ganó la batalla a Pochettino.