Hace demasiado frío lejos de Nervión. El Sevilla empieza a hacer de su pesadilla una costumbre sumando un nuevo tropiezo, esta vez ante un gran Rayo. El partido de los de Iraola transportó a los aficionados vallecanos al comienzo de la temporada, cuando Vallecas era un fortín inexpugnable. 

Los madrileños y los andaluces se enfrentaban en la jornada 28 en busca de puntos con distintos intereses. Por un lado, los rayistas, situados en la parte media-baja de la tabla, buscaban escapar de un descenso que todavía queda lejos, pero no lo suficiente como para vivir un final de temporada tranquilo. La evidente decadencia en cuanto a resultados ha hecho saltar las alarmas en las últimas jornadas.

Por otra parte, el Sevilla llegaba a Vallecas con el claro deseo de romper la trágica mala racha por la que está pasando a domicilio. La dificultad a la hora de puntuar lejos de Nervión este año está empañando una temporada de sobresaliente de los de Lopetegui

El encuentro comenzó con intensidad y ocasiones para ambos equipos. La tarde parecía ponerse muy de cara para los visitantes con un regalo de Dimitrievski a Rafa Mir, posteriormente anulado con bastante polémica. El capote del colegiado sirvió para que el Rayo despertara y comenzara a controlar el partido en casi todos los compases del mismo. Un larguero de Guardiola agitó Vallecas y asustó a los nervionenses, descompuestos durante muchos minutos.

Los fantasmas volvieron a aparecer tras el final del primer tiempo. Los de Lopetegui volvían a acusar su falta de recursos fuera de casa y los antecedentes señalaban que no iba a ser un partido sencillo. La posibilidad de volver a dejar puntos por el camino planeaba sobre los jugadores visitantes de camino al vestuario. 

Los de Iraola no tardaron en confirmar las dudas sevillistas a través de Bebé. El portugués se inventó un derechazo al inicio de la segunda mitad para adelantar a los locales y desatar la euforia en Vallecas. Un jarro de agua fría para Lopetegui y su cuadrilla que nuevamente volvía a verse por detrás en el marcador.

Con un resultado adverso y un Rayo jugando un fútbol impecable, el Sevilla tiró de orgullo y corazón para encontrar el empate en una jugada aislada. Un centro con poesía del Tecatito sirvió para que Delaney volviera a poner las tablas en el marcador. El cuadro visitante volvía a creer y Lopetegui quemó sus naves ofensivas con En-Nesyri y Mir buscando todo lo que cayera por el área.

En el tramo final, un penalti bien anulado por el VAR disolvió las esperanzas sevillistas de conseguir tres puntos más que vitales. Finalmente, como viene siendo costumbre últimamente, los hispalenses volvieron a dejarse puntos y a sembrar bastantes dudas ante el mal juego una vez más.

Cinco partidos consecutivos a domicilio lleva el Sevilla sin vencer. Tenemos que remontarnos a enero para encontrar la última como visitante. Estadísticas duras e incompatibles con el título de Liga, más aún viendo lo poco que concede el actual líder. Dura papeleta para un Lopetegui que tiene mucho trabajo por delante si quiere despertar de la pesadilla lejos del Pizjuán.

Para el Rayo posiblemente este punto sepa a mucho más. Después de una semifinal de Copa del Rey digna de un campeón, poco más se puede recriminar a los de Iraola, cuyo único objetivo ahora es mantener la categoría. A pesar de haber empezado la temporada con una dinámica espectacular en Vallecas, el agitado ritmo del curso ha desinflado a los franjirrojos hasta bajarlos a la realidad. Aun así, el hecho de que este humilde equipo llegara a situarse en puestos de Champions será, sin duda, una hazaña de la que podrán hablar cuando consigan la salvación matemática.