El próximo domingo se disputará el partido más esperado de toda LaLiga. Se enfrentarán los dos equipos más laureados a nivel nacional. Real Madrid y FC Barcelona volverán a verse las caras en un clásico que desde hace años tiene un sabor agridulce. Evidentemente, la importancia de estos encuentros reside en las dos entidades que se enfrentan, pero también es innegable que futbolistas como Cristiano Ronaldo o Leo Messi acaparaban todos los focos en estos partidos.

Estos dos futbolistas que, sin duda, han marcado una época y, muy posiblemente, se encuentran entre los mejores futbolistas de la historia, también han hecho historia en los estos enfrentamientos. Ambos se sitúan como máximos goleadores de los clásicos, por delante de futbolistas como Di Stéfano, Raúl o Puskás. Sus números les abalan, ellos definían estos partidos y su duelo individual resultaba crucial para el devenir de los clásicos.

Leo Messi y su víctima predilecta

Comenzando por el argentino, sus datos ante la entidad blanca no dejan lugar a dudas: el Real Madrid es su rival favorito. La pulga ha disputado un total de 45 partidos contra los madridistas con la camiseta blaugrana. Salió victorioso en 19 de ellos, empató en 14 ocasiones y cayó derrotado 15 veces. Por otro lado, a nivel individual ha logrado un total de 26 goles y 14 asistencias. Cabe destacar que, sorprendentemente, de esos 26 goles, 15 fueron anotados en el Santiago Bernabéu, frente a los 11 que marcó en el Camp Nou. Este dato determina que Leo tenía cogida la medida al feudo blanco.

Gol Messi en la Champions I Foto: Getty Images
Gol Messi en la Champions I Foto: Getty Images

Cristiano Ronaldo y su fijación por los culés

Por su parte, el portugués disputó 30 partidos con la elástica blanca frente al FC Barcelona. El astro luso solo consiguió vencer en 8 ocasiones frente a los 8 empates y las 14 derrotas que cosechó contra el conjunto azulgrana. Sin embargo, a pesar de su balance negativo en cuanto a resultados, los datos revelan que Cristiano siempre tiró del carro del Real Madrid en los clásicos. El bicho marcó un total de 18 goles a la entidad culé. Además, si los datos de Messi fuera de casa sorprendían, los de Cristiano Ronaldo son escalofriantes. 12 de esos 18 goles de Ronaldo contra el Barça los anotó en el Camp Nou. El coliseo blaugrana resultaba y sigue resultando un estadio fetiche para Cristiano Ronaldo que, cada vez que pisaba el Camp Nou es sinónimo de gol suyo o, al menos, de partidazo del luso.

Celebración Cristiano contra el Barça I Foto: Getty Images
Celebración Cristiano contra el Barça I Foto: Getty Images

Cómo han cambiado los clásicos

Un clásico siempre va a ser un clásico. La expectación que despierta y genera este tipo de partidos es indiscutible. Pero, del mismo modo, debe reconocerse que, sin ellos, los clásicos nunca volverán a ser lo mismo. Los recados en ruedas de prensa con entrenadores como Guardiola y Mou; las disputas en las que saltaban chispas en el verde; el duelo de miradas, gestos… entre futbolistas madridistas y culés; y el duelo entre Messi y Cristiano por decantar el eterno debate de quién es el mejor. Todo ello define un clásico, pero con la salida de estos dos futbolistas, el enfrentamiento parece haberse enfriado.

Asimismo, las estadísticas de ambas estrellas demuestran que eran enfrentamientos de alto voltaje. Dos futbolistas que, teniendo en cuenta su posición en el campo y su carrera futbolística, no se caracterizan por ser amonestados frecuentemente recibieron un total de 21 tarjetas amarillas. Doce de ellas para el argentino y las nueve restantes para el portugués, dos de ellas supusieron su expulsión en la ida de la final de la Supercopa de España.

Momentos inolvidables de sus enfrentamientos

Los datos reflejan su grandeza y hacen ver que han marcado una época. Pero Cristiano, Messi y, sobre todo, sus enfrentamientos no pueden explicarse únicamente a través de datos. Ambos nos han dejado partidos, goles, gestos o anécdotas que jamás caerán en el olvido de madridistas y culés.

El comienzo de Messi en los clásicos

Por orden cronológico comencemos por el hat-trick de Messi. En su tercer clásico, Leo consiguió marcar 3 tantos a su víctima favorita para cosechar un empate ante un gran Real Madrid. Desde ese momento, Messi se convirtió en un ídolo para el barcelonismo, que vio en él su gran esperanza para imponerse notablemente a su máximo rival. No obstante, sería dos temporadas más tarde, en la 08/09, cuando Messi marcó un antes y un después en la historia del Barça. El 2-6 en el Santiago Bernabéu supuso un gran varapalo para el conjunto blanco que se mostró impotente ante uno de los mejores Barça de la historia. En ese encuentro Messi, más que consolidado, terminó por convertirse en la gran estrella de un FC Barcelona repleto de estrellas. El argentino anotó dos tantos y repartió una asistencia.

Celebración típica de Messi I Foto: Getty Images
Celebración típica de Messi I Foto: Getty Images

Pocos años más tarde, sucedió el gran hito del FC Barcelona frente al Real Madrid: el 5-0. Aquel día, aquel resultado, supuso un antes y un después en la historia de los clásicos. A partir de ese momento, el Real Madrid posee una sed insaciable de venganza; mientras que el conjunto culé trata de vivir del pasado recordando lo acontecido en aquel partido. El Barça dominó notablemente ante un Real Madrid que se vio muy superado, formando con el famoso “trivote” de Mou.

El comandante revertió la historia de los clásicos

Sin embargo, a partir de ese partido una figura emergió por encima del resto para eclipsar a la estrella culé que tanto brillaba, Messi, y para cambiar la tónica de los clásicos: Cristiano Ronaldo. El portugués comenzó a echarse al equipo a la espalda siendo consciente de que sería la única manera de derrotar a la mejor versión del FC Barcelona.

Celebración reivindicativa CR7 I Foto: Getty Images
Celebración reivindicativa CR7 I Foto: Getty Images

Cristiano tocó el cielo en Mestalla

La temporada 10/11 estuvo marcada por la final de copa que volvía a enfrentar a los dos mejores clubes de España. Qué mejor oportunidad para empezar a cambiar la torna de los clásicos que una final. El portugués no pudo elegir mejor día para empezar a coronarse como protagonista de los clásicos. La final estuvo igualada en todo momento, ambos conjuntos trataron de llevar a cabo su fútbol y los dos equipos disfrutaron de ocasiones. El empate parecía inamovible y, así, se llegó a la prórroga. En el tiempo extra tampoco destacó un equipo sobre otro, pero un futbolista marcó diferencias.

<strong><a  data-cke-saved-href='https://www.vavel.com/es/futbol/2021/11/03/real-madrid/1091574-benzema-y-el-real-madrid-hacen-historia-con-el-gol-numero-1000-en-champions-league.html' href='https://www.vavel.com/es/futbol/2021/11/03/real-madrid/1091574-benzema-y-el-real-madrid-hacen-historia-con-el-gol-numero-1000-en-champions-league.html'>Cristiano Ronaldo</a></strong> con su primera Copa del Rey I Foto: Getty Images
Cristiano Ronaldo con su primera Copa del Rey I Foto: Getty Images

Corría el minuto 102 en Mestalla, cuando un centro magnífico de Di María, previa pared entre el fideo y Marcelo, precedió a uno de los mejores goles de Cristiano Ronaldo. El astro luso se elevó al cielo de Mestalla para soltar un testarazo inapelable a Pinto, que solo pudo ver como el esférico le sobrepasaba. El sonido del balón estremeciéndose en la red desató la locura blanca. Cristiano se deslizó de rodillas por el césped del estadio valencianista mirando fijamente a los aficionados culés que estaban situados en esa zona; Arbeloa abrazaba a Ronaldo agradeciéndole el título que acaba de darle a los madridistas; y Pepe… Pepe representó a todo el madridismo. El central portugués celebró con gran efusividad en frente de los aficionados rivales el tanto que acaba de anotar su compatriota.

Celebración del gol de Cristiano I Foto: Getty Images
Celebración del gol de Cristiano I Foto: Getty Images

Calma, llegó el comandante

Un año más tarde, llegó el clásico de la temporada 11/12, su clásico. En la primera vuelta, el conjunto blanco había vuelto a ser derrotado por los culés por 1-3 en el Santiago Bernabéu. Sin embargo, el equipo dirigido por José Mourinho estaba realizando una fantástica temporada y aquel clásico lo decidía todo. Una victoria madridista decantaba casi por completo la liga; mientras que, una victoria culé recortaría distancias y metería presión a los chicos de Mou.

Cristiano saltando al césped en el clásico I Foto: Getty Images
Cristiano saltando al césped en el clásico I Foto: Getty Images

El Barça llegaba como el ejemplo de fútbol que debía practicarse y que dominaba Europa. Los “entendidos” de este deporte catalogaban a Guardiola como el inventor del "nuevo fútbol" e invalidaban el resto de planteamientos o formas de juego. Quizás todos aquellos “expertos” de este deporte deberían ver en bucle aquel partido. Mourinho dejó en evidencia al mejor Barça de la historia practicando un fútbol vertiginoso. El técnico portugués demostró que de poco sirve la posesión, el “tiki-taka” o sobar el balón en campo propio si enfrente tienes un equipo bien armado y organizado. Los futbolistas blancos formaron un bloque compacto y dejaron que el Barça tocara sin peligro y, en cuanto robaban, salían como balas en contrataques imparables.

Mourinho saludando a Guardiola I Foto: Getty Images
Mourinho saludando a Guardiola I Foto: Getty Images

El partido yacía 1-1 con un Barça que dominaba la posesión y un Real Madrid que había gozado de las mejores ocasiones del partido. Sin embargo, como adelantaba anteriormente, el "7" blanco tomó las riendas y decantó el partido. Una contra de libro de los madridistas culminó con una asistencia del mago Mesut Özil y, tras regatear de Víctor Valdés, Cristiano envió el esférico al fondo de las mallas para imponer el 1-2 en el luminoso. Pero, sorprendentemente, lo más icónico de aquel partido no fue su gol, ni su partidazo, ni siquiera la victoria blanca… sino su celebración.

Cómo olvidar al futbolista que más rechazo ha generado en la historia del barcelonismo pidiendo calma. Cómo olvidar a un Camp Nou enmudecido ante un futbolista que estaba cambiando la historia de los clásicos. Cómo olvidar el rostro de un futbolista que se sabía superior y lo acababa de demostrar sobre el verde. Cómo olvidar su sonrisa, su gesto de superioridad, su cuello subido en la elástica blanca con franjas doradas, su mirada penetrante ante un público que, a buen seguro, le habría estado insultando durante todo el partido. Cómo dejar que caiga en el olvido que aquel joven portugués había puesto patas arriba el feudo del máximo rival para sentenciar aquella liga que terminaría siendo de récord. En definitiva, cómo dejar que caiga en el olvido que desde aquel día Cristiano Ronaldo empezó su candidatura a convertirse en el mejor jugador de la historia.

Ronaldo pidiendo calma a los culés I Foto: Getty Images
Ronaldo pidiendo calma a los culés I Foto: Getty Images

Messi ganó una batalla

Los siguientes clásicos continuaron con el duelo de gestos, celebraciones, disputas, piques… Hasta que, en la temporada 16/17 volvió a acontecer un hecho que quedará en la hemeroteca de los clásicos. En el partido de la segunda vuelta, disputado en el Santiago Bernabéu, el Barça ganó 2-3. Pero no fue una victoria al uso, el partido parecía destinado a las tablas hasta que, cuando apenas quedaban segundos de partido, Messi marcó para teñir aquel clásico de azulgrana.

Messi celebrando en el Santiago Bernabéu I Foto: Getty Images
Messi celebrando en el Santiago Bernabéu I Foto: Getty Images

El argentino, al que muchos definen como una persona humilde, que rehúye de los focos y del protagonismo, quiso sacar pecho por lo ocurrido. Se dirigió a la grada madridista, se quitó la camiseta y mostró su dorsal y su nombre en un gesto de reivindicación. El Bernabéu enmudeció y Messi desató la locura entre los barcelonistas que habían acudido al estadio.

Cristiano lideró al Real y venció la guerra

La celebración del “10” dio la vuelta al mundo y se convirtió en un festejo icónico para los culés. Lo que no esperaban los aficionados blaugranas ni el propio Messi es lo que ocurriría ese mismo verano. Acontecía la final de la Supercopa de España y los ánimos estaban caldeados por lo ocurrido en su último enfrentamiento. Aquel día Cristiano partía desde el banquillo como consecuencia de unas molestias musculares, pero al luso le bastaron 24 minutos para poner patas arriba la final. Cristiano saltó al verde del Camp Nou con sed de revancha y él mismo la llevó a cabo.

El partido estaba empatado 1-1 tras una de las “piscinas” más clamorosas vividas en un partido de fútbol. Suárez tenía un mano a mano frente a Keylor Navas y, cuando el uruguayo vio que el guardameta costarricense se había hecho grande y había perdido toda posibilidad de regatearle, decidió dejarse caer. La acción debió sancionarse con tarjeta amarilla para el delantero culé por fingir, sin embargo, el colegiado señaló penalti. Dejando el “penalti” a un lado, Cristiano tenía entre ceja y ceja el título que estaba en juego y lo dejó patente nada más saltar al campo. El portugués se mostró muy activo, se le notaba con ganas y la primera que tuvo la enchufó. El conjunto madridista montó una contra de libro y Ronaldo la culminó. El luso encaró a Piqué, la orientó hacia su pierna buena y soltó un latigazo imparable para batir a Ter Stegen. El alemán poco pudo hacer ante el misil teledirigido a la escuadra que había lanzado Cristiano.

Gol de CR7 en la Supercopa de España I Foto: Getty Images
Gol de CR7 en la Supercopa de España I Foto: Getty Images

Tras el golazo, el júbilo, la alegría y la emoción tiñeron el Camp Nou de blanco. El propio Cristiano se quitó la camiseta del entusiasmo producido por el gol y se fundió en un abrazo con sus compañeros. Todos sabían que aquel gol podía suponer un nuevo título para el Real Madrid. La celebración parecía llegar a su fin, pero entonces Marcelo recogió la camiseta del “7” blanco y pareció decirle algo. Pareció hacerle recordar algo que estaba más que presente en el recuerdo de los madridistas y del propio Ronaldo. Entonces Cristiano sonrió, cogió la camiseta y la elevó al cielo del Camp Nou, imitando la celebración de Messi. Cristiano consiguió emocionar al madridismo. Aquello implicaba mucho más que una revancha. Aquello significaba que la batalla perdida en el anterior clásico podía quedar en el olvido porque los blancos acababan de ganar la guerra. Acababan de vencer liderados por un comandante, por el comandante Cristiano Ronaldo.  

Cristiano enseñando su camiseta en el <strong><a  data-cke-saved-href='https://www.vavel.com/es/futbol/2021/10/24/real-madrid/1090401-thibaut-courtois-otra-buena-victoria.html' href='https://www.vavel.com/es/futbol/2021/10/24/real-madrid/1090401-thibaut-courtois-otra-buena-victoria.html'>Camp Nou</a></strong> I Foto: Getty Images
Cristiano enseñando su camiseta en el Camp Nou I Foto: Getty Images

Sin embargo, ese mismo día uno de los mayores escándalos arbitrales a nivel nacional sacudió a la entidad madridista. El colegiado, no contento con haber señalado un penalti inexistente sobre Luis Suárez, acabó expulsando a Cristiano Ronaldo. La intrahistoria tiene miga porque la expulsión viene precedida de un penalti clamoroso sobre el astro portugués que el árbitro decidió sancionar con tarjeta amarilla al luso por "fingir". Esta tarjeta sumada a la que Cristiano había visto por quitarse la camiseta, supusieron su expulsión. 

Cristiano indignado con el arbitraje I Foto: Getty Images
Cristiano indignado con el arbitraje I Foto: Getty Images

¿Quién ha sido más definitivo en los clásicos?

El eterno debate entre quién es mejor nunca ha quedado saldado y quizás nunca se zanje, pero a través de los números puede analizarse esta cuestión.

A priori las estadísticas pueden llevar a equívoco si no se analizan al detalle. De poco sirven los datos si se sacan de contexto. Es cierto que Messi ha marcado más goles y ha repartido más asistencias, de hecho, también es el argentino el que ha salido más veces victorioso en los enfrentamientos al Real Madrid. Pero, también es verdad, que Messi ha jugado 15 partidos más que Cristiano contra su máximo rival.

Además, cabe analizar la trascendencia de los choques que computan para el recuento de los datos mencionados anteriormente. Al fin y al cabo, la competición liguera tiene 38 jornadas y los clásicos solo ocupan dos de ellas. Es decir, de 114 puntos posibles, la victoria en ambos clásicos puede suponer un máximo de 6 puntos. A pesar de la importancia emotiva y moral de este tipo de partidos, estos números hacen ver que los clásicos, por sí solos, no determinan una liga de 38 jornadas.

Sin embargo, entre los partidos computados existen finales. Una final sí determina una competición. De poco sirve tener la regularidad que exige la competición doméstica si en la final de cualquier otra competición no se rinde. En las finales aparecen las estrellas, en ellas sacan la cara los líderes, he ahí los partidos que cabe analizar profundamente.

Ronaldo levantando a Messi I Foto: Getty Images
Ronaldo levantando a Messi I Foto: Getty Images

Son 5 las finales que han disputado Messi y Cristiano defendiendo los colores del Barça y Real Madrid. El cómputo global de 4-1 a favor de Ronaldo deja en evidencia al Barça de Messi. Cabe reconocer que el futbolista argentino ni mucho menos ha jugado un mal papel en estas finales. De hecho, anotó un total de 6 goles y repartió 2 asistencias. Por su parte, el portugués marcó un gol menos en ellas, pero consiguió conducir al Real Madrid a la senda de la victoria. Estas estadísticas demuestran que lo importante no son los goles, sino cuándo se marcan. Cristiano marcó en su primera final contra el Barça para darle la Copa del Rey al conjunto blanco (0-1); anotó dos goles en la Supercopa de España de la temporada 12/13 para concederle el título a los madridistas; y, del mismo modo, anotó el 1-2 para poner por delante al Madrid en la Supercopa de 17/18, como hemos observado anteriormente.

En definitiva, Cristiano Ronaldo vuelve a dejar patente que siempre está cuando se le necesita, que en las grandes citas el “7” asume responsabilidades y resulta determinante.

Nada volverá a ser como antes

Resulta significativo el escalofriante dato que revela que, desde la llegada de Cristiano al club blanco (2009), Messi ha sido incapaz de meterle gol a un Real Madrid en el que no jugara Cristiano. El hecho de que desde que Cristiano dejara la entidad blanca Messi no había vuelto a marcar al Madrid parecía sorprendente o anecdótico. Pero, observando las estadísticas a fondo, esta realidad no viene de ahora. Desde que Cristiano llegó a la capital, el argentino no ha sido capaz de marcar si el portugués no estaba en el campo. Es decir, en los partidos que Cristiano se ha perdido por lesión o sanción, Messi no ha logrado anotar.

Esta realidad hace referencia a la retroalimentación que provocaban el uno en el otro. El duelo por ser el mejor les hacía crecer como futbolistas; la competencia mantenía viva un hambre de superación que, desde que sus caminos se separaron, parece haber cesado por parte del argentino.

Cristiano Ronaldo y Leo Messi en el clásico I Foto: Getty Images
Cristiano Ronaldo y Leo Messi en el clásico I Foto: Getty Images

Cristiano o Leo; Ronaldo o Messi; el esfuerzo constante o el talento innato; el hambre de gol o la visión de juego; el bicho o la pulga; el comandante o el mago… para gustos los colores. Lo único que queda claro es que estos dos hombres han marcado una era y sus hitos futbolísticos serán difícilmente igualados. En conclusión, sin ellos el clásico no será lo mismo.