Encuentro trepidante con mucha polémica. Victoria bética para obtener tres puntos muy importantes para aferrarse en la pelea por los puestos de arriba, mientras el Cádiz se mantiene en la cuerda floja en esa lucha por la permanencia. Dos objetivos muy diferentes, pero a estas alturas los equipos se dejan la vida para conseguir la ansiada victoria. Muy curioso que Pellegrini, según datos de MundoDeportivo, ha ganado el 69% de los partidos con vestimenta deportiva y solo un 39% cuando se ha sentado en el banquillo con camisa. La famosa profecía de Heliópolis.

  • Partido muy igualado

El otro submarino amarillo de la Península, comparte apodo con el Villarreal, es de esos contrincantes que no baja los brazos en ningún momento. Un eje defensivo liderado por Luis Hernández, veterano en esto de jugar al fútbol, y Víctor Chust, la joven promesa del Real Madrid, a pesar de la diferencia de edad, se han coordinado a la perfección para anular a Willian José y tapar huecos atrás. Fede San Emeterio ató en corto a Fekir para evitar esos giros en una baldosa. "Pacha" Espino es un quebradero de cabeza en defensa y ataque. Con sus armas y un sistema definido, pero con pocos toques buscan los costados de Iván Alejo e Idrissi. Mucha organización e ímpetu.

Fuente: LaLiga
Fuente: LaLiga

En frente, el plan de Manuel Pellegrini. Desde el principio, los verdiblancos intentaron implantar su dominio llevando el esférico a la zona de tres cuartos para conectar con la profundidad de Álex Moreno a través de Fekir y Canales, es decir, acelerar el juego, pero sin precipitarse. Bartra y Pezzela tuvieron una actuación muy seria, sin dejar respirar a Álvaro Negredo. La clave estuvo en la toma de decisiones cerca del área.

  • El VAR, como protagonista

Un partido a un ritmo rápido conlleva muchas apariciones del árbitro, pero en esta ocasión ha sido con polémica incluida. Nabil fue protagonista durante la primera mitad. El marcador se puso de manera momentánea en favor del Betis. Un remate de Canales acabó dentro tras un lío de San Emeterio junto al palo, que se la mete solo porque pierde la referencia del balón y le da ese toque. Fekir no influye en eso, pero no subió al marcador, ya que partía en fuera de juego con la presión al futbolista e interviene en la jugada. Poco después se jugó la expulsión, una vez más casi le perjudican los nervios. En una presión de Alejo sacó su codo a pasear impactando en la cara del jugador. Una acción que con otro VAR más riguroso podría haberse arbitrado de manera diferente. No fue el caso. 

En la segunda parte, apareció el viejo enemigo de los de Sergio González. Un error de Alcaraz a la hora de despejar un balón, en vez de darle a la pelota tocó a Borja Iglesias y a Gil Manzano no le quedó otra opción que pitar un  penalti cuanto menos riguroso con ayuda del VAR. 

  • Todos juegan por un mismo objetivo

El fondo de armario del conjunto verdiblanco es una maravilla. Da igual el futbolista que entre al terreno de juego, se deja el alma en el campo. El sistema de rotación del técnico chileno ha demostrado su efectividad; por ejemplo, tiene enchufados a Guido Rodríguez, Andrés Guardado y William Carvalho rotando en el doble pivote, Claudio Bravo y Rui Silva cada 5 partidos o con los cambios en la pareja de centrales.

Una gestión y dirección del Ingeniero acertadísima con la entrada de Joaquín Sánchez y Héctor Bellerín en la banda derecha para encontrar desborde y profundidad, retrasa la posición de Sergio Canalestras el cambio de Guardado, con más libertad para organizar el juego en el doble pivote, Cristian Tello en la banda izquierda y Borja Iglesias en la punta de ataque. Un soplo de aire fresco con la entrada del extremo del Puerto de Santamaría, que aportó un sinfín de soluciones: giros sobre sí mismo, amagos hacia izquierda o derecha, regates que rompen caderas, encuentra el mejor pase... cada contacto suyo con el esférico te levanta del asiento. Ya sabemos cómo se desenvuelve el capitán bético.

Pero los verdiblancos veían cómo se le escapaba la Champions y comenzó a arriesgar más en busca de la igualada. Tras un primer intercambio de golpes, como en un combate de boxeo, llega una jugada con pases precisos y le cae el balón a Fekir, que ve la internada de Tello para posteriormente aguantar la posición, arrastrar al defensa y dejársela de tacón con una calidad majestuosa. El extremo metió el interior de la bota en el chut, ajustándolo al palo largo. Se estiró Conan Ledesma, pero no llegó a ese disparo. Un golpeo exquisito para poner el empate en el marcador

Fuente: LaLiga
Fuente: LaLiga

Esto no queda aquí. "El Panda" fue el encargado de tirar el penalti y no falló, tras el despeje errado. Se le había escapado al Cádiz la victoria en dos detalles. Capaz de remontar sin apenas proponérselo. Una máquina de ganar. 

  • Un rival de Primera

El resultado no demuestra el gran rendimiento de los locales en un partido con mucho arte. Hay un cambio con la llegada de Sergio al banquillo, compiten de tú a tú contra todos los rivales a una intensidad altísima. No tiene la plantilla con más calidad de LaLiga, pero hay voluntad, ganas de hacer las cosas bien, mueren en el campo, etc. El buen hacer de un bloque compacto en defensa, pero tomando buenas decisiones en la parcela ofensiva. Los amarillos, siempre con el modo acordeón activado, estuvieron rápidos en el repliegue y el despliegue. Sin complejos a la hora de discutir el balón a un rival de indiscutible calidad. Un duelo intenso, entretenido, un toma y daca constante que exigió el máximo esfuerzo con la contraposición de dos ideales futbolísticos: la necesidad de la posesión ante la comodidad de jugar con movimientos sin balón.

Su mejora en los resultados es una evidencia, pero los aficionados creen en la plantilla y el Nuevo Mirandilla se convierte  en una olla a presión que disfruta, alienta y lleva en volandas a los suyos. La actitud de la plantilla invita a espolear, jalear cada acción y animar sin desfallecimiento de principio a fin. La hinchada da y recibe. La unión del club con los hinchas va a ser clave en el final de temporada.