Real Madrid y Chelsea volvían a verse las caras en la vuelta de los cuartos de final de la Champions League. El contexto era inmejorable para los futbolistas merengues. Jugaban en casa, en el Santiago Bernabéu; tenían un colchón del 1-3 cosechado en la ida; y, además, viendo el partido en Stanford Bridge parecía que el Real Madrid podría volver a pasar por encima del Chelsea.

Sin embargo, nada más lejos de la realidad. El Chelsea sabía lo que debía hacer y lo llevó a cabo a la perfección. El actual campeón de Europa consiguió poner conta las cuerdas a un Real Madrid que tuvo que volver a tirar de épica para remontar y pasar la eliminatoria.

Así se plantearon el choque los técnicos

Comenzando por el conjunto local, Carlo Ancelotti optó por el mismo once de la ida a excepción del sancionado Militao. Courtois en meta; Carvajal en el lateral derecho, Alaba y Nacho formaron la pareja de centrales, y Mendy partió en el lateral izquierdo; en el centro del campo los titulares fueron Casemiro, Kroos, Modric y Valverde; y, por último, en punta de ataque jugaron Benzema y Vinicius.

Las claves del declive madridista en la mayor parte del partido, a excepción de los últimos 15 minutos, fueron la ausencia de una figura capital como la de Militao y la poca capacidad de sorprender tanto de Vinicius como de Valverde. El Chelsea tomó buena nota en la ida y consiguió anular a los dos futbolistas más desequilibrantes del conjunto blanco.

Por parte del Chelsea, Thomas Tuchel realizó algunos cambios, con respecto a la ida, para revertir la eliminatoria. El entrenador alemán alineó un 1-3-5-2 formado por: Mendy bajo palos; Rüdiger, Thiago Silva y James fueron los centrales; línea de 5 en la medular para Marcos Alonso, Kovacic, Kanté y Loftus-Check, con Mason Mount un poco más adelantado; y, en faceta ofensiva, Timo Werner y Havertz fueron los titulares.

El recital de Vini en la ida frente a Christensen fue corregido por Tuchel colocando en su lugar a un futbolista mucho más físico como James, con la ayuda de Loftus-Check por delante. Además, Thiago Silva y Rüdiger, este último ofreciendo un auténtico espectáculo defensivo, se encargaron de Benzema cuando partía como nueve. No obstante, cuando el francés se descolgaba y bajaba a recibir como le gusta, se encontraba con Kanté que tenía la función de anular el juego entre líneas de su compatriota, y lo cumplió a la perfección. Por último, cabe destacar que el planteamiento de un partido de tal exigencia física fue muy inteligente por parte de Tuchel, siendo consciente de la superioridad de los equipos ingleses frente a los españoles en dicha faceta.

Cómo transcurrió el partido

El Chelsea salió con todo para darle la vuelta cuanto antes al marcador. La presión tan alta e intensa de los londinenses sorprendió al cuadro blanco que en apenas 15 minutos ya perdía 0-1. El gol de Mount causó dudas y temor en los merengues, pero reafirmación y vitalidad en los ingleses. A pesar de haber conseguido aquel tanto que les metía de lleno en la eliminatoria, el conjunto 'blue' no cesó su presión y siguió asfixiando a un Real Madrid falto de ideas y recursos para evadir el empuje de su rival.

Quizás, la mejor noticia para los hombres de Carlo Ancelotti fue mantener el 0-1 hasta el descanso porque realmente las sensaciones sobre el verde eran muy diferentes al escaso resultado que reflejaba el marcador.

Tras la vuelta del descanso la tónica se mantuvo. Un Chelsea dominador y superior en cada parte del campo frente a un Real Madrid ensimismado y sin saber muy bien qué hacer. Así pues, el gol londinense era cuestión de tiempo y llegó desde la cabeza de Rüdiger. El central alemán, al que se le vincula con Real Madrid y FC Barcelona, no solo dio un recital defensivo, sino que también demostró su poderío aéreo y su gran remate de cabeza. El cabezazo del zaguero fue inapelable por parte de Courtois que vio impotente como el segundo tanto subía al luminoso. Esto dio alas al cuadro dirigido por Thomas Tuchel que no se conformaba con la prórroga y quería sentenciar al club blanco completando una hazaña histórica.

El propio auge del Chelsea tras el segundo gol hizo que pocos minutos más tarde anotara el tercero. Esta vez fue Marcos Alonso, el lateral español la rompió con la izquierda para poner el esférico en la escuadra de la meta madridista. La locura londinense contrastaba con los rostros madridistas y el silencio sepulcral en las gradas de un Santiago Bernabéu que no podía creer lo que estaba ocurriendo. Sin embargo, hubo algo que lo cambió todo. La celebración ya había acabado, los futbolistas estaban regresando a su campo, Benzema ya había colocado el balón en el punto central para disponerse a sacar de centro, pero entonces… Entonces el colegiado detiene el saque del francés y avisa a los futbolistas de que el VAR está revisando alguna posible infracción en la jugada del gol. Los jugadores del Chelsea no lo podían creer; mientras que los madridistas imploraban que el árbitro invalidara el gol para mantener el empate en la eliminatoria. Y, efectivamente, así fue. El balón había rozado la mano de Marcos Alonso justo antes de que el lateral chutara y, por tanto, el gol no pudo subir al marcador.

Increíblemente el Real Madrid seguía con vida. Alaba asumió galones, levantó la cabeza y animó a los suyos. El austriaco debió pensar que aquella segunda oportunidad que el fútbol les había dado no podían desperdiciarla. Y así fue, el gol anulado pareció despertar al conjunto madridista. El Chelsea comenzó a perder peso en el partido y los hombres importantes de Carlo Ancelotti comenzaron a entrar más en contacto con el balón. De este modo, pocas jugadas después del gol, Karim Benzema, tras un centro medido de Mendy, remató al larguero. Aquel gol podría haber supuesto el pase a semifinales del Real Madrid, pero el esférico se estrelló en la madera.

Alaba animando I Foto: Getty Images
Alaba animando I Foto: Getty Images

El conjunto merengue parecía estar en su mejor momento del partido, pero otro error defensivo condenó a los blancos. Timo Werner enfiló la meta de Courtois, recortó ante Casemiro y, tras un par de amagues, batió al guardameta belga con algo de fortuna. Tuchel no se lo podía creer, lo había conseguido. Estaba ganando 0-3 en casa del rey de Europa y, por consiguiente, había logrado darle la vuelta a una eliminatoria que, como él mismo dijo, estaba prácticamente perdida.

En ese momento resonaban los tambores en Canaletas y comenzaba a prepararse el festejo por Neptuno, culés y colchoneros ya se relamían al observar como el Real Madrid caía derrotado de una manera tan humillante. Pero debieron esperar. Debieron esperar porque como bien saben los colchoneros, hasta el minuto 93 no hay nada dicho; Debieron esperar porque como bien saben los culés, ellos tienen su ADN, pero el Real Madrid tiene un gen ganador de no rendirse hasta el final; Debieron esperar porque el lema madridista dice: “Hasta el final, vamos Real”; En definitiva, debieron esperar porque como bien anunciaba el mosaico madridista previo al partido: “No juegues con el rey”, nunca debe darse por muerto al rey de Europa.

Tifo <strong><a  data-cke-saved-href='https://www.vavel.com/es/futbol/2022/04/13/real-madrid/1108272-modric-no-nos-rendimos.html' href='https://www.vavel.com/es/futbol/2022/04/13/real-madrid/1108272-modric-no-nos-rendimos.html'>Real Madrid</a></strong> I Foto: Getty Images
Tifo Real Madrid I Foto: Getty Images

Era el peor momento para el Real Madrid, parecía haber conseguido espabilar, pero el mazazo del tercer gol les había dejado noqueados. Sin embargo, en ese momento, cuando más lo necesitaban, el Bernabéu se puso en pie y se hizo notar. Era su momento, era el momento de tirar del equipo, de trasmitirles las fuerzas que no les quedaban para que lograran levantarse. Y así fue. Cinco minutos tardó el conjunto blanco en volver a poner las tablas en el luminoso. Esta vez no fue Vinicius ni Benzema. Fue él, fue ese chico que tiene una historia inigualable con la mejor competición de clubes a nivel continental, fue Rodrygo Goes. El brasileño tiene la capacidad de salir en los momentos más crudos del equipo y hacer goles absolutamente trascendentales en esta competición. Pero este gol no es solo mérito del joven extremo madridista. De hecho, la mitad del gol deberían concedérselo al hombre que parece cada día más joven y eso que ya tiene 36 años a sus espaldas. Quién si no. Don Luka Modric volvió a ponerse el sombrero de mago, sacó la varita en su pie derecho y, como más le gusta, con el exterior sirvió el balón en bandeja para que Rodrygo se coronara como salvador blanco.

<b><a  data-cke-saved-href='https://www.vavel.com/es/data/luka-modric' href='https://www.vavel.com/es/data/luka-modric'>Luka Modric</a></b> celebrando I Foto: Getty Images
Luka Modric celebrando I Foto: Getty Images

El gol desató la locura madridista. El júbilo y la emoción desbordaban las gradas del Santiago Bernabéu que rápidamente entró en consciencia de que estaba viviendo otra noche mágica de Champions. De hecho, tras el gol del brasileño, ningún aficionado madridista dudó de la clasificación de los suyos.

Estaba claro, era cuestión de tiempo, pero el gol llegaría y con él, la clasificación blanca. Corría ya la primera parte de la prórroga cuando Camavinga, que demostró estar para las grandes citas, corrió como nadie para recuperar un balón en la medular y poner a correr a Vinicius. El niño maravilla del Real Madrid, al que muchos acusaban de inoperante y desparecido durante el transcurso del choque, volvió a callar bocas. Vini corrió, gambeteó y puso un centro perfecto para que Karim volviera a tocar el cielo de la capital. El hombre gol de este Real Madrid lo volvió a hacer, se elevó y remató lejos del alcance de Mendy para llevar a su Madrid a las semifinales. Otra vez él, otra vez de Madrid al cielo, al cielo de Europa.

Karim Benzema celebrando su gol I Foto: Getty Images
Karim Benzema celebrando su gol I Foto: Getty Images

El tanto de Benzema corroboró los augurios madridistas. La noche histórica estaba completada. Aquel equipo que se había mostrado totalmente impotente había conseguido darle la vuelta a la eliminatoria en 20 minutos.

Conclusiones del encuentro

El partido, en cuanto a lo futbolístico, deja mucho que analizar. De hecho, resulta muy preocupante los primeros 75 minutos del partido. Pero en una eliminatoria así, que se zanjó con una actuación como la que se vivió anoche en el feudo blanco no debe quedar empañada por números o aspectos negativos.

En una eliminatoria como la acontecida entre Real Madrid y Chelsea, en primer lugar, debe felicitarse al Chelsea por el gran despliegue y trabajo que llevaron a cabo los futbolistas de Thomas Tuchel. Y, a continuación, cabe ponerse en pie, quitarse el sombrero y aplaudir a un equipo que posee una historia idílica con la Champions League.

En conclusión, partidos como el de ayer son mucho más que datos. Son partidos de emociones, sentimientos, de coraje, de raza… En definitiva, son partidos de Champions y, en Europa el rey sigue siendo el rey.