Resulta inexplicable cómo consiguió el club madridista levantarse una y otra vez a pesar del vendaval 'citizen'. El cuadro dirigido por Pep Guardiola se mostró extremadamente superior en el encuentro, pero no fue capaz de matar la eliminatoria.

Así plantearon el choque los entrenadores

Comenzando por el conjunto local, Pep Guardiola salió con todo e introdujo una referencia arriba para sorprender al Real Madrid. Ederson partió bajo palos; John Stones como lateral derecho, Rubén Días y Laporte como pareja de centrales, y Zinchenko en el lateral izquierdo; En la sala de máquinas, Rodri escoltó como pivote a Bernardo Silva y De Bruyne que formaron como interiores; por último, en ataque el tridente lo formaron Mahrez, en banda derecha, Foden, en banda izquierda, y Gabriel Jesús, que fue la única novedad en el once.

El técnico catalán decidió apostar por Stones, a pesar de estar tocado, para suplir la baja de Walker. No obstante, el zaguero inglés tan solo duró media hora sobre el verde. Las molestias de Stones le hicieron pedir el cambio y Guardiola tuvo que echar mano de Fernandinho para cubrir esa posición. Además, la inclusión de Gabriel Jesús en el once del Manchester tiene su explicación. Dejando de lado la gran actuación del brasileño en el último partido del City en el que anotó cuatro goles, Guardiola alineó a su “9” para fijar con una referencia a Alaba y Militao y, de este modo, crear una multitud de uno para uno en banda. Mahrez y Foden se vieron beneficiados por este sistema, dado que pudieron encarar una y otra vez a sus laterales.

Por su parte, Carlo Ancelotti fue valiente y decidió salir con todas sus armas ofensivas para cosechar la victoria en Manchester. Courtois en meta; línea de 4 para Carvajal en el lateral diestro, Militao y Alaba como pareja de centrales, y Mendy en el lateral izquierdo; en esta ocasión, Kroos realizó la función de Casemiro jugando de “5”, mientras que Modric y Valverde tomaron el mando de la sala de máquinas; y, en ataque, Rodrygo, Benzema y Vini Jr formaron el tridente ofensivo.

Ancelotti y Guardiola I Imagen: Getty Images
Ancelotti y Guardiola I Imagen: Getty Images

Ancelotti tomó la decisión de volver al 4-3-3 en el que posiblemente fuera el partido más importante de lo que llevamos de campaña. La apuesta por Rodrygo era un aviso a navegantes, el Real Madrid trataría de ganar en el Etihad y dejar encarrilada la eliminatoria en la ida. El mensaje que trató de mandar Carlo era evidente, por mucho que el City fuera favorito, el Real Madrid no le tenía miedo e iba a jugarle de tú a tú al cuadro citizen.

Cómo transcurrió el partido

El plan del técnico italiano se vio truncado en el primer minuto y medio, cuando un centro lateral de Riyad Mahrez acabó en el primer gol del partido, obra de Kevin De Bruyne. Nadie podía creerlo, no había dado tiempo a que los equipos se asentaran o entraran en el partido, pero el City ya estaba por delante en el marcador. La falta de contundencia, concentración e intensidad condicionaron el partido del Real Madrid desde el primer minuto de juego.

Gol De Bruyne I Imagen: Getty Images
Gol De Bruyne I Imagen: Getty Images

Tras el primer mazazo del conjunto local, el cuadro blanco no logró reaccionar y continuó dubitativo, especulativo, falto de ideas, pero, sobre todo, falto de fútbol. El equipo dirigido por Pep Guardiola fue creciendo en el encuentro, con la seguridad de que ya se situaban por delante en el marcador, y esto les permitió desplegarse con gran soltura en ataque. Los hombres de arriba del City fueron apareciendo cada vez más, hasta que en el minuto 11 Gabriel Jesús volvía a anotar para el Manchester Cityponiendo tierra de por medio en el luminoso. El error incomprensible de David Alaba, que fue poco contundente y no acertó a despejar, situó al ariete brasileño frente a Thibaut Courtois, algo que el delantero no perdonó. 2-0 en 11 minutos, el guion era inmejorable para un Guardiola que no cabía en sí de la alegría, de hecho, debió pensar que aquella eliminatoria estaría vista para sentencia en la primera parte.

El capitán blanco al rescate

El segundo mazazo del City tampoco provocó una reacción blanca. El Manchester siguió dominando y el Real Madrid intentaba encontrar su lugar en el partido. Las ocasiones 'citizen' se iban sucediendo y parecía que el 3-0, que sin lugar a dudas habría sentenciado la eliminatoria, estaba a punto de llegar. Mahrez tuvo la más clara, el argelino decidió jugársela él solo en lugar de ceder el gol a algún compañero suyo que acompañaba la jugada, pero falló. Guardiola se lo quería comer, era consciente de que ese tanto habría hundido anímicamente y futbolísticamente a un Real Madrid que a pesar de todo seguía con vida. Tras la ocasión errada de Riyad, la épica blanca volvió a aparecer. Modric peleó un balón en la medular, y el rechace favoreció a Mendy, que desde tres cuartos de campo lanzó un centro medido a la entrada de Benzema. El galo remató en carrera con su pierna izquierda y ajustó el esférico al palo para que el guardameta brasileño no pudiera llegar. Gol, golazo del mejor jugador del mundo en lo que llevamos de temporada. Un gol que suponía muchas cosas. En primer lugar, volvía a meter de lleno al Real Madrid en el partido; En segundo lugar, provocaba dudas en un City que aparentemente estaba haciendo todo bien, pero en la primera llegada madridista había encajado; Y, por último, levantaba el estado anímico de todo su equipo, puesto que la remontada se observaba cada vez más cerca.

Celebración Benzema I Imagen: Getty Images
Celebración Benzema I Imagen: Getty Images

Tras el gol blanco, la tónica del partido se mantuvo. El City continuó dominando y llegando con relativa facilidad a la meta defendida por Thibaut Courtois, pero la poca puntería del conjunto inglés hizo que se llegara al descanso con un escaso 2-1. Las sensaciones al término de los primeros 45 minutos eran dispares. El Real Madrid legaba al descanso con la sensación de que sin duda lo mejor del partido estaba siendo el resultado. Estaban siendo superados en todas y cada una de las facetas del juego, pero aún así seguían con vida en el partido y, como es obvio, en la eliminatoria. Por su parte, el Manchester City enfilaba vestuarios con mal sabor de boca. Lo normal habría sido llegar al descanso con un marcador de 4-0 visto lo visto sobre el césped, sin embargo, habían dejado con vida al rey de Europa y ellos eran conscientes de lo que eso suponía.

La historia volvía a repetirse

El comienzo de la segunda parte esclarecía a la perfección el mensaje de Guardiola en el vestuario. Los futbolistas del City habían salido con la premisa clara de matar el partido y sentenciar la eliminatoria. Asimismo, los futbolistas blancos parecieron salir, al igual que en el primer tiempo, sin las cosas claras. El patrón de la primera parte volvió a repetirse y en el minuto 8 de la segunda parte el City volvía a situarse dos tantos por encima del Real Madrid. Esta vez fue Foden, el joven talento inglés, quien remató un centro medido de Fernandinho para desatar la locura en el Etihad.

Las cosas pintaban muy mal para el cuadro madridista. Habían conseguido levantarse una vez, pero habían vuelto a ser noqueados por un City que estaba mostrándose intratable. Aquello era un recital ofensivo de los chicos de Pep Guardiola, parecía cuestión de tiempo que la distancia en el marcador aumentara y, por consiguiente, que la debacle madridista fuera mayor.

Una estrella deslumbró al Estihad 

Pero, entonces, apareció él. ¿Quién si no? Ese chaval al que muchos criticaban asegurando que había vuelto a ser el de años anteriores, del que muchos decían que había perdido la chispa y que lo visto a principio de temporada tan solo había sido un destello. Fue él, fue Vinicius Jr. El brasileño recibió de espaldas y, sabiendo que tenía a Fernandinho pegado a su espalda, dejó correr el balón haciéndole un caño de ensueño a su compatriota. A partir de ese momento se abrió una autopista para Vini. El extremo madridista comenzó a correr por banda izquierda y nadie era capaz de detenerle, ni siquiera de alcanzarle. Pero no era solo Vinicius corriendo contra los defensores del City; era todo el madridismo acompañando a su niño maravilla para mantener vivas las esperanzas de la Champions; era una carrera contra todos aquellos que se habían encargado de dar por muerto al Real Madrid; era una carrera contra Pep Guardiola y su creencia de que el fútbol de toque es el único válido…, en definitiva, era la carrera del Real Madrid contra el mundo.

Carrera de Vini al gol I Imagen: Getty Images
Carrera de Vini al gol I Imagen: Getty Images

Vini corrió y corrió, mientras los defensores trataban de perseguir una estrella que jamás podrían alcanzar. Cuando se aproximó a la meta 'citizen', bajó pulsaciones, levantó la cabeza, orientó el balón hacia su pierna diestra y definió a la perfección para anotar el que posiblemente sea el mejor gol de su carrera. La locura madridista era inmensa. Aquel niño de tan solo 21 años se había echado a todo un equipo a la espalda, había cargado con toda una ciudad, para mantener con vida al Real Madrid, a su Real Madrid. Además, para más inri, tras anotar ese auténtico golazo, en vez de reafirmarse o reivindicarse a sí mismo, volvió a llevarse la mano al escudo, a ese escudo que tanto le gusta; y volvió a besarlo para enmudecer a todo el Etihad.

Vini besándose el escudo en el gol I Imagen: Getty Images
Vini besándose el escudo en el gol I Imagen: Getty Images

Inverosímil, pero cierto. El Real Madrid seguía con vida, de hecho, con más vida que nunca tras el golazo del niño maravilla. Pep no podía creérselo, se echaba las manos a la cabeza intentando comprender cómo era posible que aquellos 11 hombres vestidos de azul no se hubieran dado por vencidos.

Aún así, el City continuó apretando e intentó volver a noquear al conjunto madridista. Y así fue. En una acción algo controvertida, porque el colegiado se lleva el silbato a la boca, pero no termina de pitar y concede ley de la ventaja, Bernardo Silva quitó las telarañas de la escuadra para poner el 4-2 en el partido. El City merecía más, estaba claro, pero aquel resultado ya dejaba tocado a un Real Madrid que parecía no cansarse de levantarse tras los mazazos del City. Guardiola celebró eufórico el gol de Bernardo porque era consciente de que ese resultado para la vuelta era realmente satisfactorio. Sin embargo, Guardiola debería haber aprendido que al Real Madrid nunca se le puede dar por muerto; nunca puede celebrarse antes de tiempo con el club merengue.

Una resurrección a lo 'Panenka'

Volvió a repetirse el mismo guion que venía aconteciendo en bucle durante todo el partido. El City volvió a tenerla para matar el partido, pero volvió a errar. Y, entonces, el Real Madrid volvió a resucitar. Esta vez a manos de su héroe, de su capitán, del hombre de LaLiga y de lo que llevamos de Champions. Volvió a ser Karim Benzema quien devolvió la vida al conjunto madridista. Otra vez una acción aislada, una falta lateral sin peligro aparente, resultó suficiente para el cuadro de Chamartín. Laporte, inexplicablemente, sacó el brazo a pasear y el esférico impactó de lleno en él, cometiendo penalti.

Otra vez los once metros, otra vez esa maldita pena máxima que había amargado la noche de Karim Benzema en Pamplona. Cabe recordar que el delantero galo venía de fallar dos penaltis contra Osasuna en El Sadar. No obstante, el nueve madridista no dudó en coger el esférico y situarlo en el punto de penalti. Por su lado pasaron una multitud de jugadores del conjunto inglés: Fernandinho, Laporte y Foden, entre otros, que debieron recordarle lo ocurrido en Pamplona. Lo que ellos no sabían es que Karim ya tenía más que decidido su lanzamiento. Karim tenía más que decidido que iba a hacer historia en el Real Madrid y en la historia del fútbol con ese lanzamiento. El francés volvió a hacer gala de una sangre fría escalofriante y batió a Ederson con un ‘Panenka’ para la historia.

Benzema lanzando a lo 'Panenka' I Imagen: Getty Images
Benzema lanzando a lo 'Panenka' I Imagen: Getty Images

Otra vez ellos, otra vez el Real Madrid, otra resurrección, otra vez les habían dado por muertos y allí estaban, sonriendo y festejando, como imaginando lo que ocurriría a la vuelta. El árbitro realizó los tres pitidos reglamentarios e indicó el final del encuentro. Seguían vivos a pesar de todo y de todos habían logrado levantarse una y otra vez para salir con posibilidades y, sobre todo, esperanzas del Etihad.

La capital os espera...

Ahora solo queda imaginar. Imaginar cómo estará Concha Espina y la Plaza de lo Sagrados Corazones el próximo 4 de mayo. Cómo será ese recibimiento al autobús. Cómo rugirá el Santiago Bernabéu para llevar en volandas a sus futbolistas hasta París, hasta otra final de Champions, en conclusión, hasta la decimocuarta.