La enésima noche mágica de Champions en el Santiago Bernabéu puede definirse a la perfección enumerando algunos de los momentos más icónicos de la gesta. Así que, sin más dilación, se procederá a narrar algunas curiosidades de la remontada madridista. 

Un recibimiento sin precedentes

El Real Madrid y, sobre todo, sus aficionados acostumbran a crear un ambiente inigualable para las noches de Champions. Inicialmente, los aficionados esperaban al autobús en Concha Espina y, actualmente, la Plaza de los Sagrados Corazones es la ubicación elegida para recibir el autobús madridista. Miles y miles de hinchas se echan a las calles para ver llegar a sus ídolos y llevarles en volandas hasta el templo blanco. La ida en las semifinales de 2014 frente al Bayern; la vuelta de semis contra el City en 2016; y las eliminatorias ante PSG y Chelsea este mismo año son algunos de los múltiples ejemplos de este tipo de recibimientos.

Sin embargo, lo ocurrido en la tarde del miércoles 4 de mayo es un acontecimiento sin precedentes. La capital española se tiñó de blanco, los madridistas se agolparon en la Plaza de los Sagrados Corazones, pero también en las proximidades de esta calle y en los aledaños del Estadio Santiago Bernabéu. Nunca antes, y pese a que este club tiene historia, se había visto un ambiente así y un recibimiento como este.

Recibimiento autobús I Imagen: Getty Images
Recibimiento autobús I Imagen: Getty Images

Los futbolistas, ensimismados, grabaron desde dentro el recorrido del bus hasta llegar al estadio. Algunos de ellos no podían creerlo, no cabían en sí al observar cómo todas aquellas personas, que seguramente no tuvieran entrada para ver el partido, hubieran querido echarse a las calles para estar con su equipo y guiarles hasta París.

Este gesto de la afición blanca, sin duda, supuso un impulso más para lograr el billete hacia la gran final. Los futbolistas eran conscientes de todo lo que implicaba ese partido. Sabían que estaban representando a millones y millones de personas que sentían ese escudo y esa camiseta como suyos. Entendían que al enfundarse esa elástica blanca estaban asumiendo la responsabilidad y la ilusión de muchísimos niños que viven por y para el Real Madrid. Lo hicieron por todos ellos, no les fallaron.

Vinícius volvió a enamorar al Bernabéu

En la memoria de todo el madridismo siempre quedará grabado el gesto de Toni Kroos en la final de Cardiff ante la Juve al ser sustituido. El alemán, además de devolver el aplauso a la grada, se giró hacia la afición madridista y, sabiéndose campeón de Europa, hizo un gesto de rabia y celebración que enloqueció a todos los merengues. Pues bien, si aquel gesto quedó para la historia, puede que Vinícius en la noche del miércoles superara a su compañero.

Vini tocándose el escudo I Imagen: Getty Images
Vini tocándose el escudo I Imagen: Getty Images

La conexión y la complicidad que el Bernabéu siente con Vini y viceversa no es ninguna novedad. Pero, aun así, el brasileño no se cansa de enamorar a su afición y en la épica remontada lo volvió a demostrar. La eliminatoria estaba sentenciada, solo quedaba el último tramo de la segunda parte de la prórroga y, aunque Vini pidió no ser sustituido, Ancelotti optó por sacarle del campo. El Bernabéu se puso en pie y dedicó una cerrada ovación a su niño maravilla. Los madridistas no olvidaban el golazo estratosférico que el brasileño anotó en el Etihad, ni las innumerables veces que Vini había logrado desbordar a Walker y crear peligro en esa misma noche… Así que, por todo ello, aquella muestra de afecto era más que merecida. Pero, si creen que ese cariño fue unidireccional, están muy equivocados. La joven estrella merengue se dio la vuelta, aplaudió a su gente y se detuvo en mitad del campo para llevarse la mano al escudo en señal de respeto. Efectivamente, volvió a hacerlo, como en todas sus celebraciones, como en la celebración en Cibeles, como en el festejo después de remontar al Chelsea, como siempre. En definitiva, como soñaba cuando era un niño. El gesto del 20 madridista desató, aún más, la euforia madridista e hizo los honores para la posterior celebración blanca.

El abrazo de la decimocuarta

Si hay un gestó que caló y emocionó al madridismo, por encima del resto, fue el abrazo final entre Vinícius y Rodrygo. El árbitro realizó los tres pitidos reglamentarios para indicar el final del partido, de la eliminatoria, para proclamar al Real Madrid finalista de la Champions, para concederle al conjunto merengue el billete a París.

En ese momento las celebraciones fueron muchas y muy dispares. Courtois se dio la vuelta y festejó con la grada que tenía a su espalda. Los suplentes saltaron al verde a fundirse en abrazos con los héroes de la gesta. Ancelotti, que en el empate de Rodrygo se había fundido en un abrazo con Marcelo, fue, en esta ocasión, a por su hijo para celebrar aquella victoria épica. Pero hubo dos futbolistas que se evadieron del resto y dejaron un abrazo para la historia del madridismo y posiblemente del fútbol.

Vini levantando a Rodrygo tras el pitido final I Imagen: Getty Images
Vini levantando a Rodrygo tras el pitido final I Imagen: Getty Images

Vinícius venía de haber saltado junto a los suplentes y celebrar con ellos. Pero, en mitad de su celebración, avistó a lo lejos a Rodrygo que yacía de rodillas sobre el verde del Bernabéu. Nada más verle la estrella madridista fue corriendo junto a él. Cuando llegó le levantó del suelo, Rodrygo levantó la cabeza y al ver que se trataba de Vini, ambos se fundieron en un abrazo. Un abrazo entre dos amigos; entre dos hermanos; entre dos niños que llegaron a Madrid persiguiendo un sueño que están cumpliendo día a día; dos chavales que han sido capaces de soportar críticas y faltas de respeto a causa del precio que costaron, como si eso fuera su culpa; dos futbolistas que están haciendo historia en esta Champions y quieren seguir haciéndola… Al fin y al cabo, este es el abrazo del Madrid, del madridismo, de la Champions, de la decimocuarta.

El abrazo entre Rodrygo y Vinicius I Imagen: Getty Images
El abrazo entre Rodrygo y Vinicius I Imagen: Getty Images

Además, este abrazo no solo demuestra la gran amistad entre los dos jóvenes compatriotas. Esta muestra de afecto que Vini le hizo a Rodrygo demuestra la admiración entre ambos futbolistas. Esta capacidad de solidaridad, empatía y, sobre todo, reconocimiento que demostraron los dos brasileños refleja a la perfección la unión que Carlo Ancelotti ha logrado implantar desde su llegada.

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