Soria hoy no iba a ser una ciudad tranquila, ya que su club, el CD Numancia, podría volver a vivir un ascenso 14 años después, que se dice pronto. La expectación era máxima, algo que se pudo ver desde antes del partido con la previa y el recibimiento de los coches de los jugadores a puertas de Los Pajaritos.

Tras la victoria por 0-2 contra el Teruel cosechada la pasada jornada, el conjunto "rojillo" tenía más cerca que nunca el ascenso directo, y es que, hasta con un partido menos, si en esta jornada 33 cosechaba una victoria, y el Espanyol "B" no ganaba su encuentro, se proclamarían campeones de grupo. 

El Numancia llegaba a este partido con la moral por la nubes no, lo siguiente, ya que tras cinco victorias seguidas, algo que no se conseguía desde hace más de 15 años, hoy podían certificar su ascenso con otra victoria ante su afición. El Ebro, rival numantino, no llegaba a Soria sin jugarse nada, ya que están cerca de los puestos de play-off y una victoria les catapultaría al objetivo.

El técnico riojano salió con Isma Gil en portería; una línea de cuatro formada por Jaume Pol, Fer Román, Borja Vicent y el capitán Borja San Emeterio; pivote para Cotán; la posición de mediapunta la ocuparon Jordi Tur y Carrillo; y por último, los tres atacantes fueron Agüero, Barros y el goleador numantino, Lupu.  

Con la vista en dos partidos

El CD Numancia, para ascender matemáticamente hoy a falta de dos partidos, no le valía con ganar para subir, ya que su rival directo, el filial del Espanyol, no debía sumar tres puntos en su casillero. La afición numantina estaba también atenta a ese partido, algo notable, debido a que cada vez que los catalanes se ponían por debajo en el marcador, Los Pajaritos gritaban gol como si de los suyos fuese.

Los jugadores locales, tras el gran recibimiento por parte de su afición, salieron como "motos", pero no fueron los únicos, ya que el Ebro salió muy enchufado al encuentro y durante unos minutos se pudo vivir la tensión en la cara de Diego Martínez, entrenador numantino.

La primero gran ocasión del encuentro llegó de las manos del Ebro, los cuales no tuvieron una oportunidad para marcar, sino tres. Isma Gil, que lleva meses demostrando el por qué Rubén Andrés confió en él para ocupar la potería, detuvo los dos primeros remates como si de un gato se tratase. 

El Numancia era consciente de lo que se jugaba, y tras modificar el entrenador un par de ajustes tácticos, anotaron el primer gol del partido en el minuto 16. Agüero colgó desde la derecha un centro magnífico a la cabeza de Juampa Barros, el cual remató a puerta, pero este le dio en la mano. El extremo protestó, sin embargo, el árbitro no decretó la pena máxima. La jugada acabó en los pies de Carrillo en el área pequeña tras una asistencia con la cabeza a Lupu, donde el mediapunta no se puso nervioso y batió a su marcador.

Los locales querían más, y tuvieron varias ocasiones para poder sentenciar el encuentro, pero ninguna de ellas entró entre los tres palos, por lo que la primera parte acabó con ventaja soriana.

Al comienzo de los segundos 45 minutos, el partido siguió un guion muy parecido al de la primera parte. El Numancia era claro dominador del encuentro, y todas las ocasiones eran en el área aragonesa.

Agüero y Juampa, junto a Carrillo, fueron los más activos en esta segunda mitad, pero faltaba el goleador por aparecer, y vamos si lo hizo. En el minuto 60, Carrillo frotó la lámpara mágica, y se inventó un pase a Lupu espectacular, el cual, con un solo giro de cabeza, puso tierra de por medio en el marcador. Con este tanto, suma nueve goles el delantero hispano-rumano.

Tras el gol, todo se relajó un poco, pero faltaba la reacción del Ebro. Cuando quedaban poco minutos para que el colegiado, Francisco García Riesgo, decretase el final del partido, el conjunto visitante anotó en fuera de juego. Todos los aficionados suspiraron, porque un gol en ese minuto pudo truncar sus aspiraciones.

Con esta última gran ocasión, el encuentro llegó a su fin. En cuanto el árbitro hizo sonar los tres pitidos, todo el banquillo local saltó al campo para celebrar el ascenso con sus compañeros. Los aficionados "rojillos" aguantaron hasta el final, sobre todo uno de los fondos, que no se movieron de su asiento hasta que todos los jugadores enfilaron el túnel de vestuarios.

La fiesta continuó fuera del estadio, y es que Soria, tras dos años llenos de dificultades y descensos, vuelve a sonreír.