Año 1976. Auditorio de la Universidad de Tokio, Japón. Quince mil espectadores apoyando a Koichi Wajima, campeón del mundo superwelter. Apenas unos 20-25 españoles, la guardia pretoriana que acompaña a José Durán. El árbiro de la velada, japonés. Al igual que uno de los jueces. 
 
Se puede decir que José Durán se encontraba él, después él, y tras él, volvía a toparse consigo mismo. Extraordinariamente pródigos eran los que se aventuraban a dar un yen por el español en aquel combate. 
 
A priori, todo estaba en su contra. Una moneda de dos cruces. Pero nadie se percató de que la cara en la que había que fijarse no era la de la fortuna, sino la del propio Durán. Prácticamente sin marcar, su rostro era más propio de un actor de cine que de un boxeador curtido en combates. Y  en esta película, el actor salía a ser el protagonista.
 
Pregunta. ¿Cree usted que el combate por el título del mundo era una trampa?
 
Respuesta. Sí, totalmente. Si no le tiro en el combate, al final lo hubiesen dado nulo. Y el campeón se queda igual. Mi preparador y los españoles que había allí me lo quisieron ocultar, pero yo ya sabía que era una trampa. Por eso me estuve preparando para ganarle por KO, porque sé que si no le tiro por KO dan el combate nulo y el título se queda allí. Eso era una encerrona. Lo que no debía hacer era intercambiar golpes con él, porque lo mío era más técnica, el 'torearle', quitarle esa agresividad que tenía, con contras de derecha. Ese combate tenía que ser así.
 
"Sé que si no le tiro por KO dan el combate nulo y el título se queda allí. Eso era una encerrona"
 
"El combate del torero y el toro", como fue titulado. La fuerza, la impulsividad, las embestidas frente a la inteligencia, la serenidad, la técnica. "Un verdadero púgil frente a un kamikaze del ring verdaderamente suicida", comentaba el corresponsal Manuel Alcántara.
 
P. Pero, ¿hasta qué punto llega el deporte y hasta dónde el espectáculo en la alta competición? ¿Qué interés muestra el espectador hacia cada uno? ¿Se utiliza el deporte con otro tipo de fines más allá de los deportivos, pensando en el mero espectáculo o entretenimiento de masas?
 
R. Peleaba Urtain y se llenaba el Palacio de los Deportes, porque  iban las grandes masas a ver cómo el contrario se caía; le decían al contrario de Urtain o de Carrasco: 'cuando te caigas haz mucho ruido, mucho ruido, para que la gente diga: cómo le han pegado'. Era mentira. 
En esa época, años 68, 69, 70, la selección española de fútbol y el Real Madrid no ganaban nada. Franco dijo al presidente de la Federación Española de Boxeo, que también era su médico,  don Vicente Gil: 'hay que sacar un gran boxeador, para que la gente esté entretenida. Así, que hay una manifestación, que pelee Urtain, o que pelee Carrasco...' Porque la gente así estaba entretenida; en lugar de ir a la manifestación, se va a entretener en esto. Urtain salió así; aunque al final si que peleaba en serio, al principio no. Cuando debutó, era muy valiente, muy fuerte; le decían: 'Tú, tú no te preocupes, que el contrario se va a caer en el tercer asalto'
 
P. ¿Y caía?
 
R. Claro que caía.
 
P. ¿Cómo comenzó a boxear?
 
R. Me hice boxeador en un principio para viajar, porque me gustaba mucho. Con 18 años nunca había visto el mar. De mis primeros combates mis padres no se enteraron. El quinto combate lo hice en Gijón, mi hermano me firmó el permiso, y allí vi el mar por primera vez. Luego, tomé el boxeo muy en serio. La prueba es que sigo entrenando, sigo dando a mi saco, y todo me ha venido de color de rosa. Para mí no era un sacrificio entrenar, para los otros boxeadores sí. Cuando estabamos concentrados en Torrelodones el título del mundo, el único que se levantaba por las mañanas para correr era yo. Otros cenaban y bajaban a Madrid para cerrar las discotecas. Cuando me levantaba a correr, ellos venían a dormir. Y éstos son los que están mejor valorados, los que más venden, los que a la gente más les va. A los que le gustaba solamente cómo sangraba uno, cómo caía, las grandes masas. Aunque yo tenía mis seguidores también, pues era muy técnico, y la gente a la que de verdad le gustaba el boxeo iba a verme. 
 
P. ¿Es demasiado turbio el mundo que rodea a un boxeador?
 
R. Todo depende del preparador que tengas y de con quién te metas. En cuanto a promotores sí, él es el que manda, el que dice quién tiene que ganar, porque él es el que se juega el dinero. Cada vez que hay un título de Europa o del mundo hay una subasta. El promotor del aspirante y del campeón pujan por dinero. El 60 por ciento es para el campeón, y el 40 para el aspirante, ganes o pierdas. Pero el promotor no te da todo, solo si hay beneficios tú te llevas los beneficios. Qué casualidad que siempre que he ido al tanto por ciento casi nunca he cobrado. Porque ellos siempre sacan algo. 
 
También ocurre que hay muchos boxeadores que cambian frecuentemente de entrenador, y entonces ningún preparador le coge en serio. Hay un dicho que es: 'al boxeador amateur hay que hacerle, y el boxeador profesional se hace'. Se hace a base de combates, de experiencia. Cuando debutas, el preparador te busca alguien con 20 combates, 18 ganados, 2 perdidos,  hasta que el boxeador profesional se haga, a base de asaltos. A los 20 combates, pone uno mejor, a ver qué tal. Si le gana, para arriba, traer a gente 'ranqueada', que esté entre los mejores de Europa para ir subiendo. Y si pierde, volver a lo mismo, traer combates asequibles para que gane, vaya cogiendo experiencia. Pero muchos boxeadores cambian de preparador cada dos por tres. Y como el año que viene se irá con otro preparador, pues le hace pelear con fulanito, aunque con éste pierda por KO, pero así se llevan más dinero. Muy pocos boxeadores han hecho lo que yo he hecho, debutar de amateur y terminar de profesional con el mismo (Enrique Soria). Es como si fuera mi padre. 
 
P. Drogas, alcohol, mujeres, ¿qué hay de verdad en la mala fama que acompaña a los boxeadores?
 
R. Muchos boxeadores han acabado mal porque no tienen oficio, no tienen con qué ganarse la vida. Les ha venido el dinero fácil, y el dinero fácil se va fácil; buenos coches, buenas fiestas, buenos colegas para invitarles, cerrando discotecas. Pero entonces, ¿qué haces despues de boxear, si no tienes oficio? De los medios llaman a esta gente que han acabado mal, que es lo que vende. 
 
"Muchos boxeadores han acabado mal porque no tienen oficio, no tienen con qué ganarse la vida"
 
P. La importancia de la defensa, ¿más importante que el ataque?
 
R. Sí, lo es. A mí me ayudaban boxeadores amateur. Yo les decía que vinieran a pegarme. Los golpes que tú pegas a ti no te hacen daño, los que te pegan a ti son los que te hacen daño, son los que te tienes que quitar. Es mejor el que no te peguen que el que pegues tú. Si sales a un combate y ganas, pero sales con la cara hecha un cristo, eso no es negocio. El boxeo es dar y que no te den. Hay que tratar de dar diez golpes y no recibir ninguno. Si recibes uno, que sea un accidente, pero que no vuelva a ocurrir.
 
P. Juegos Mediterráneos de Túnez; olímpico en México 1968; campeón de Europa superwelter (Madrid, 1974) y cinco defensas del título, la mayoría de ellas fuera (Berlín y Viena); campeón del Mundo (Tokio, 1976); medalla de oro al Mérito deportivo... ¿con qué momento de toda su carrera se queda?
 
R. Con la  primera defensa del título de Europa que hice en Alemania, que era cuando empecé a ganar dinero de verdad; yo vivía en un piso de protección oficial y con esta primera defensa del título de Europa me compré un piso al contado. Ese es el primer gran recuerdo que tengo. Además fue un título que me costó muchísimo porque el alemán llevaba de 12 combates, 11 ganados por KO y uno por puntos (a Madrazo). Pensé que si no había ganado a Madrazo por KO, a mí tampoco. Ahí saqué la 'furia española', que en esto sí existe. Me tiró en el tercer asalto, le dije al preparador: 'estoy bien, no te preocupes, ahora empiezo'. Me conformaba con hacer un poco más que el contrario y salir limpio. El alemán tenía un ataque muy bueno. Sacaba cuatros golpes, yo los paraba y al terminar de pegar sacaba yo veinte manos. En el décimo asalto, el árbitro inglés le dijo: 'hijo mío, tengo que parar el combate, estás hecho una pena'. Y el otro le diría: 'déjeme un asalto más, déjeme un asalto más'. Salió en tromba hacia mí; yo campeaba el temporal, parando golpes. Terminó el asalto. Me dijo el preparador: 'mira como está, agotado, con los ojos cerrados'; y pensé, ésta es la mía. Empecé a moverme mucho, el otro a buscarme. Pararon el combate. Ese es el mayor recuerdo que tengo, porque fue el más duro, y el que me sirvió para empezar a ganar dinero.
 
"El primer gran recuerdo que tengo es la primera defensa del título de Europa en Alemania"
 
P. Cuando se retiró, ¿cómo se lo tomó, de manera natural o se oponía a la idea?
 
R. Yo lo tenía muy claro. Ten en cuenta que era el mejor superwelter de Europa desde el año 73; nunca me nombraban aspirante al título de Europa, fue voluntario, vino el campeón aqui, que fue quien se llevó el dinero y yo las migajas. Fui campeón del mundo, y no era el aspirante oficial, era otro que no quiso o no pudo ir, y yo fui como segundo. Cuando lo de Mattioli (último combate por el título del mundo), fui solamente a por el dinero. Yo estaba ya psicilógicamente agotado. 
Un año fue la Asamblea del Consejo Mundial en Madrid, iba todos los días por allí, y a la secretaría del Presidente le dije que me gustaría retirarme haciendo el título del Consejo Mundial; ella me escribió la carta y yo solamente firmé. Me entrené, pero yo tenía ya 32 años, sabía que era muy difícil, y el otro chico tenía 24 años, pegaba muy fuerte. Me tiró en el 6º asalto, me pude levantar pero me quedé de rodillas; fui a por el dinero, que me dieron bastante, entre publicidad, televisión y demás, fue el combate donde más gané.
 
P. ¿A qué se dedica después del boxeo?
 
R. Hice oposiciones y trabajé para el ministerio de Defensa, aunque ya estoy jubilado. Ahora doy clases a ejecutivos en sus mansiones; no hacemos contacto, lo que hago es para quitar el estrés, sacarles esa presión de dentro. No para pegar, sino como defensa.
 
P. ¿Cómo le trató la prensa?
 
R. Tengo una anécdota con Pedro J. Ramírez. Yo estaba entrenando en un gimnasio, y Pedro J. jugaba al pádel. Por entonces, en 'El Mundo' estaban saliendo por capítulos la serie 'La vida de España'. Pensé que cuando salieran los años 74, 75 y 76 saldría yo, porque en el 74 y 75 defendí el titulo 4 veces fuera, y en el 76 fui campeón mundial y defendí el título. Pues salieron todos menos yo. Le dije a Pedro J.: '¿pero cómo es posible que no hayáis sacado ni en el 74 ni en el 75 ni en el 76 nada de mí, que he defendido el título de Europa fuera de España, y he sido campeón mundial fuera también?' Y las palabras textuales que me dijo fueron: 'es que tú no tienes nada que vender'. Como diciendo: tú no pegas a tu mujer, tú no eres borracho, tú no eres juerguista; tú eres un deportista nato, tú no tienes nada que vender. Por eso cuando me van a hacer entrevistas me gusta, porque tengo mi coranzocito y me gusta. Por una parte, hay gente que sí, que me conoce, los más veteranos, pero la mayoría no. Cojo mucho el metro y a lo mejor alguien se acerca, gente que me pregunta si soy Durán, me preguntan qué tal.
 
P. ¿Siempre le acompañó su mujer?
 
R. Sí, siempre. Cuando me concentré para el título de Europa aqui en Madrid, estaba la Selección Española, Urtain, Perico. Me presenté con mi mujer. Los que había alli le decían: 'usted qué hace aqui, váyase a su casa'. Les tuve que parar a todos: 'yo necesito a mi mujer, mi mujer está donde yo esté. Vosotros callaos'. Ellos no querían que estuviese mi mujer porque ellos bajaban todos los días a Madrid a cerrar las discotecas. 
 
Siempre lo digo: detrás de un gran hombre, tiene que haber una gran mujer. Si no, es malo. Todos los boxeadores que han entrenado mal es porque no han tenido una buena mujer. Mi mujer me ha ayudado mucho.
 
P. ¿Qúe valores destacaría en el boxeo?
 
R. Tienes que dedicarte por completo, tienes que entrenar, entrenar, entrenar para poder  conseguir algo.
 
P. ¿Sacrificio, no?
 
R. Sí, pero siempre digo que cuando haces algo que te gusta no es tanto sacrificio. Yo fui un mal estudiante, sin embargo con el boxeo he sido muy inteligente. Cuando era pequeño escribía con la izquierda, era zurdo. Antes, te pegaban en la mano, porque decían que se escribía con la derecha, y no te dejaban pensar como un zurdo. Por eso fui muy torpe para los estudios. En el boxeo he sido muy inteligente, porque he estado manejando la izquierda constantemente. Yo era un zurdo 'cambiado'. El zurdo normalmente va con la derecha por delante, pero yo iba con la izquierda por delante. Han dicho que la mejor izquierda que ha habido en España ha sido la mía. Yo era un boxeador 'en largo', ganaba muchas por inferioridad, por abandono. He sido inteligente en el boxeo porque he manejado mi izquierda. El boxeo es para listos. Aqui los torpes y brutos no funcionan. 
 
Alguien que estudia, que tiene una carrera, ¿para qué va a boxear? Dedícate a tu estudio, que al final es lo que vas a tener. Si vas ganando combates, y vas saliendo limpio, sin marcar, es un negocio; cada vez vas ganando más dinero. Si ocurre lo contrario, si pierdes o sales marcado, en este negocio no vales. No hay que ganar por cojones, hay que ganar por inteligencia. Hay que ser inteligente, tanto para una carrera como para esto.
 
Y luego la furia. El pensamiento de que no hay que perder. Es el pan de mis hijos. De mí decían: 'parece que Durán pega más que antes'. Y yo decía: 'no, pero es que ahora me juego el pan de mis hijos'.
 
"Hay que ganar por inteligencia. Si pierdes o sales marcado, en este negocio no vales"
 
Y por último, el preparador, que lo es todo, el que te enseña. Él te da los primeros pasos. Luego tú vas sacando muchas cosas de los combates que ves, de gente que ves. Como más aprendes es viendo boxeo. Yo cogí varios golpes de boxeadores que veía y decía, qué bonito (yo me fijaba mucho en un golpe de Joe Frazier que tiró a Cassius Clay, en un combate que ganó Frazier). Entonces al día siguiente ensayaba mucho el golpe, hasta que salía bien. Viendo se aprende. Por eso el boxeo es para listos. 
 
P. ¿El boxeo está noqueado en España?
 
R. Está noqueado a nivel periódicos y televisión, pero no a nivel gimnasios, que están llenos. Hay boxeo todas las semanas. Sergio 'Maravilla' organiza combates en Elche, en Villaverde, en todos sitios. Hay afición. He oído que Televisión Española ahora va a dar combates de boxeo.  Está vetado, pero al boxeo no se lo cargan; hay mucha gente que hace boxeo. Y el boxeo gusta, gusta mucho.
 
"Tienen al boxeo vetado pero al boxeo no se le cargan, no van a poder con nosotros"
 
Todas las cadenas nos tienen vetados porque creen que el boxeo es salvaje; en realidad es porque estos políticos no quieren boxeo y ya está. Se quieren cargar el boxeo, pero el boxeo no se lo van a cargar, porque todos los gimnasios de boxeo están llenos. Están equivocados, dicen que el boxeo es muy duro, yo creo que hay otros deportes mucho más duros, por ejemplo el fútbol, donde hay muchos más accidentes que en el boxeo, muchas más lesiones. Y hay mucha más mafia en el fútbol que en el boxeo. 
 
Hubo una temporada que el alcalde de Oviedo prohibió el boxeo allí y entonces salimos en televisión. El alcalde se metió con el boxeo porque al alcalde no le conocía nadie; era cuando estaba el boxeo en auge, cuando había campeones mundiales. Se le conoció por eso. Esta gente está equivocada, pero no van a poder con nosotros.
 
P. Campeón de Europa, defensor del Título, campeón del Mundo, ¿te sientes reconocido en España?
 
R. No lo suficiente. Hay gente que me conoce. Yo me considero uno de los mejores boxeadores de la historia de España; eso no lo digo yo, lo dice mucha gente. Lo que siento es que en las televisiones llamen a todos los que han quedado mal, que no han quedado mal por el boxeo, sino por la vida que han llevado, por su culpa. Estos que llaman no es para quedar bien con el boxeo, es para hablar mal del boxeo. Les han venido el dinero fácil, y el dinero fácil se va fácil, que es lo que les ha pasado.
 
"No me siento suficientemente reconocido; sí por la gente, no por los medios"
 
Que llamen a toda esa gente y que no nos llamen a los boxeadores que hemos quedado bien, que ha habido muchos: José Ramón Gómez Fouz, un asturiano campeón de Europa que defendió el título varias veces, Roberto Castañón, que defendió el título de Europa muchas veces, Miguel Velázquez, Manolo Calvo... boxeadores que han quedado muy bien, que hubieran salido adelante igual si no hubieran sido campeones, porque tienen oficio. Y que no saquen en la televisión a esa gente que hemos quedado bien para hablar bien del boxeo.
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