La selección rusa ya no es lo que era. Mucho tiempo ha pasado desde aquellos maravillosos noventa en los que era un combinado a temer por todos. Con la llegada al banquillo de Oleg Kuleshov, uno de los pilares de aquel equipo, parece que Rusia vuelve a tener calidad, aunque aún le falta para llegar al nivel de aquellos tiempos.

Una historia de éxitos vetustos

Los noventa. Años de cambios en el mundo en general. La caída de la Unión Soviética, la Perestroika… hechos políticos que marcaron, ¡cómo no!, al deporte. La URSS, tras los devenires económicos y políticos, se convirtió en 1992 en el Equipo Unificado (CEI) para disputar los Juegos Olímpicos, tanto de verano como de invierno, consiguiendo extraordinarios resultados.

Y en balonmano no iba a ser menos, allí lograron el primer oro en ese nuevo panorama que se planteaba con la separación de las repúblicas soviéticas. Rusia sería la principal y casi única selección con potencial que saldría del barullo que conformaba la URSS. Los otros combinados, como Moldavia, Uzbekistán, Georgia o Armenia, apenas tendrían fuerza en el mundo del balonmano los años venideros. En aquel Equipo Unificado se podía disfrutar de hombres de la talla de Talant Dujshebaev, Andrey Lavrov u Oleg Kissilev.

Los éxitos, ya como Rusia, continuaron en los siguientes campeonatos. En el Mundial disputado en 1993 volvieron a despuntar como una selección prácticamente invencible. Así lo demostraron en una final impresionante frente a Francia en la que doblegaron con total facilidad a la selección gala por un contundente 27-19.

Durante mediados de los noventa, Rusia era el equipo a batir

Pero no sólo de mundiales vive el hombre, y también mostraron su potencial en los Campeonatos de Europa. En 1994 fueron subcampeones, tras ser vilipendiados por una Suecia enorme, por 34-21. En el siguiente Europeo, disputado en España en 1996, se pudo tomar una pequeña venganza, en las semifinales, cuando eliminaron a los nórdicos y lograron el pase a la final. En el partido por el oro doblegaron, no sin problemas, a los anfitriones por 23-22. No tuvieron tanto éxito en los Juegos Olímpicos de Atlanta de ese mismo año, en los que no pudieron pasar de la quinta plaza.

La última fase de los años noventa también fue benévola para los rusos, que terminaron el milenio campeonando en el Mundial de 1997, disputado en Japón. En tierras niponas, los rusos arrasaron en la fase de grupos, contando casi todos sus partidos por goleadas, excepto el que disputaron frente a Hungría. Tampoco tuvieron especiales dificultades a lo largo de las eliminatorias hasta llegar a la semifinal, donde Francia les hizo sudar de lo lindo para conseguir el pase a la final, en la que derrotaron, por 23-21 a Suecia.

A partir del año 2000, la selección rusa vivió un desplome

La cuarta plaza del Europeo de 1998 se vio equilibrada por un nuevo metal, en el Mundial de Egipto. En esta ocasión fue una plata y no pudieron revalidar el título logrado dos años atrás en tierras asiáticas, cayendo en la final con su gran rival por aquellos años: la Suecia de Lovgren, Svensson y compañía.

El 2000 fue el último gran año de los rusos. Dos acontecimientos balonmanísticos de gran calado internacional se celebraron ese año. El Europeo de Croacia y los Juegos Olímpicos de Sidney. En el torneo continental, Rusia volvía a hacer un gran campeonato en líneas generales, pero no podía con su archienemiga nórdica. Los suecos les ganaron tanto en el encuentro de la fase de grupos como en la gran final, en la que les doblegaron por la mínima (31-32).

Por su parte, en los Juegos celebrados en Australia, los rusos vivieron su último gran momento de oro. Volvería a medirse en la final con su gran rival por entonces, Suecia, tras una fase de grupos casi perfecta, en la que solo sufrieron una derrota. Para cerrar esa época dorada del balonmano ruso, los Pogorelov, Torgovanov y Koksharov doblegaron en esa gran final olímpica a Suecia por 28-26 poniendo el broche de oro final a una década más que sobresaliente.

A partir de entonces, el balonmano ruso, a nivel de selecciones, sufrió un bajón de nivel muy importante, solo cortado por la medalla de bronce lograda en los Juegos Olímpicos de Atenas 2004. Un torneo en el que, bien es cierto, la fase de grupos fue nefasta para los rusos, que se clasificaron como cuartos de su grupo, y que tuvieron que enfrentarse a la primera del otro grupo, Francia, en las eliminatorias. Pero su victoria frente a los galos les dio la posibilidad de hacerse con un metal. En las semifinales fueron ampliamente superados por Alemania, pero en el encuentro por el bronce pudieron con los húngaros a los que vencieron por 28-26, colgándose el, hasta el momento, último metal para la federación rusa.

Desde aquel ya lejano 2004, todo son decepciones en Rusia con el balonmano. No han vivido ni siquiera unas semifinales desde las Olimpiadas de Atenas y en cada campeonato, ya fuera de Europa, Mundial o Juegos Olímpicos, la decepción era la palabra que mejor definía el torneo realizado por los rusos. El culmen de esta mala fase llegó en 2011 cuando ni siquiera llegaron a clasificarse para el Mundial de Suecia. Lo mismo les ocurrió con los Juegos Olímpicos de Londres, en los que tampoco participaron. Dos decepciones demasiado juntas en el tiempo, que todavía no han tenido una respuesta positiva, pese a los cuartos de final a los que llegaron en el Mundial de 2013. Quizás el Mundial de Qatar sea el momento de dar la vuelta a la situación, aunque parece complicado.

Un equipo algo corto

Hasta hace no demasiado tiempo, coincidiendo, precisamente, con la llegada de Kuleshov al banquillo ruso, la selección se componía en un 90-95% de jugadores del Chekhovskie Medvedi, el equipo más importante de la liga doméstica, pero, poco a poco, se han ido abriendo, sobre todo, tras la emigración de varios jugadores a otras ligas europeas. Pese a todo, el campeón ruso sigue teniendo varios jugadores en las filas del combinado nacional.

No es así en la portería, que estará custodiada por dos porteros con no demasiado nombre a nivel europeo, pero de cierta calidad. Se trata de Nikolay Sorokin, cancerbero del Permskie Medvedi, y Vadim Bogdanov, que esta temporada ha dejado el Dinamo de Minsk con destino al Azoty-Pulawy de Polonia.

Dicen que un buen equipo siempre se empieza a construir por la parte defensiva, y Rusia siempre ha tenido la vitola de ser un conjunto rocosísimo en la zona de atrás, con 6:0 difícilmente penetrables y con una zona central de muchos, muchísimos kilos de peso. Pero en los últimos tiempos llegó el 5:1, con Koksharov o Dibirov en el avanzado. Con la llegada de Kuleshov, aunque puede jugar en 6:0, se defiende bien en 5:1 con algún extremo en el avanzado, en especial Oleg Skopintsev, lo que les permite salir con rapidez al contraataque. Pishkin, secundado por Igropulo y Gorbok en los laterales hacen del centro defensivo un lugar difícilmente penetrable, aunque tiene sus lagunas y no conforman un sistema inexpugnable.

En el ataque, serán los grandes lanzadores de la primera línea los que tendrán que tirar del carro de los goles. Precisamente los defensores laterales, Konstantin Igropulo y Sergey Gorbok, son los principales encargados de aportar lanzamiento con sus brazos izquierdo y derecho, respectivamente.

Pese al buen lanzamiento exterior del que hace gala el conjunto ruso, también tiene capacidad para realizar penetraciones, bien con algunos de los laterales mencionados, bien con los centrales Pavel Atman o bien Dimitry Zhitnikov.

Los extremos quedan casi siempre para Oleg Skopintsev en el lado izquierdo y para Dimitry Kovalev en el derecho. No hay que olvidar tampoco el apoyo que aportan los pivotes en el juego ruso, más como facilitadores de la movilidad de balón y del juego combinativo que de la faceta goleadora, aunque también hacen de las suyas en el apartado de goles. Dos son los nombres con los que cuenta el míster ruso: Pyskhin y Polyakov.

El mayor hándicap del equipo de Kuleshov estriba en que la calidad la atesoran unos pocos jugadores y el técnico no suele variar demasiado de ocho o nueve nombres, que terminan extasiados los encuentros. La segunda batería de jugadores no llegan al nivel y cuando salen al 40x20, el equipo queda algo cojo.

Objetivo, luchar por la cuarta plaza del grupo

A priori, el conjunto ruso tendrá que disputarse una de las dos últimas plazas para lograr el pase a los octavos de final. Dinamarca y Polonia parecen un punto por encima de los hombres de Oleg Kuleshov, aunque quizás con Argentina y la repescada Alemania tenga dos duelos interesantes de los que salgan el tercer y cuarto equipo que logren el pase a los octavos de final. Sí da la sensación de que Arabia Saudí está muy por debajo de los rusos y no tendrán problemas para doblegarlos, mientras que Dinamarca y Polonia suponen un escollo casi inexpugnable.

El azar ha deparado un grupo abierto para los rusos

Y, en ese sentido, el objetivo de la selección rusa debería ser hacerse con ese cuarto puesto del grupo y, a partir de ahí, luchar con todo lo que pueda por doblegar a su rival en octavos, que será la primera de otro grupo, presumiblemente, un cruce harto difícil para los rusos, que no viven su mejor momento. Pasar de octavos de final ya sería todo un triunfo para los de Kuleshov, y cualquier premio mayor, una sorpresa en toda regla.

El entrenador: Oleg Kuleshov

Uno de los miembros de esa mágica selección que consiguió éxitos como el Mundial de Japón o el oro en el Campeonato de Europa de España fue Oleg Kuleshov, un central bajito, pero goleador, a la par que buen director de juego.

El técnico, de 40 años, tiene ahora el reto de intentar conseguir que los suyos vuelvan a acercarse a ser lo que fueron en la década de los noventa. Es cierto que desde la llegada del de Omsk al banquillo de la selección se ha notado cierta mejoría, pero aún falta que las nuevas hornadas de jugadores salgan con algo más de calidad. También hay que tener en cuenta que el espíritu de la escuela soviética, que todavía se mantuvo durante los últimos años del siglo pasado, ha ido perdiendo fuelle con el paso del tiempo.

La estrella: Igropulo

SPOX.

El exjugador del FC Barcelona, Konstantin Igropulo, es ese hombre que está en todas dentro de la selección rusa. Defiende, ataca, se pega con el contrario, discute con el árbitro. Es el jugador que se echa el equipo a la espalda cuando hace falta, aunque, a veces, también es cierto, pasa algo desapercibido. Quizás no es el que más goles anota, ni el que más balones bloca en el 5:1, pero siempre está ahí, presente.

Son 110 ya las internacionalidades que atesora el ahora jugador del Fuchse Berlin. Y nada menos que 505 goles con su selección. Algo al alcance de muy pocos y más aún sin haber llegado a la treintena. En este Campeonato del Mundo, Igropulo volverá a tirar del carro de su selección en todos los ámbitos y volverá a ser uno de los ‘ojitos derechos’ de Kuleshov dentro del 40x20.

Jugadores clave: Kovalev y Gorbok

Kovalev es el hombre con más internacionalidades de la selección rusa, 132 en total. El especialista desde la línea de los siete metros y un buen finalizador desde el extremo, además de que puede correr bien el contraataque. Así lo demuestran sus cifras con el combinado, con el que ha anotado hasta 132 goles. Sin lugar a dudas, el extremo derecho del Chekovskie Medvedie será en este Campeonato del Mundo otro de los hombres fuertes del equipo que dirige Kuleshov.

Zimbio.

Por su parte, Sergei Gorbok es todo un ejemplo de nacionalismo ruso. Nacido en Minsk, capital de la exrepública soviética de Bielorrusia, jugó durante buena parte de su carrera deportiva en la selección de su país de nacimiento. Pero, desde 2006 comenzó una campaña para poder cambiar su nacionalidad. El proceso concluyó en 2009 cuando finalmente pudo jugar con Rusia. Todo un héroe para el Gobierno ruso actual, en estos tiempos de crisis identitaria y nacional en la zona.

El diestro aporta tanto en la faceta defensiva como en el ataque. Quizás no es en el apartado goleador donde más destaca, pero sí aporta pases y presencia. Además, es un buen escudero de Alexander Pyshkin en la zona defensiva.

Calendario primera fase

Día Hora Rival
16 de enero 13:00 Arabía Saudí
18 de enero 17:00 Alemania
20 de enero 17:00 Polonia
22 de enero 19:00 Dinamarca
24 de enero 17:00 Argentina

Convocatoria

Nombre Equipo Posición Talla Peso Nacimiento Partidos Goles
Vadim Bogdanov Azoty Pulawy (Polonia) Portero 1,97 95 26-03-1986 24
Oleg Grams Chekhovskie Medvedie Portero 2,01 102 20-02-1984 109
Dimitry Zhitnikov Chekhovskie Medvedie Central 1,85 80 20-11-1989 20 25
Dimitry Kovalev Chekhovskie Medvedie Lateral derecho 1,80 79 15-05-1982 132 314
Timur Dibirov Vardar Skopje (Macedonia) Extremo izquierdo 1,80 70 30-07-1983 125 376
Milhail Chipurin Vardar Skopje (Macedonia) Pivote 1,85 83 14-07-1986 105 497
Sergey Gorbok Vardar Skopje (Macedonia) Lateral izquierdo 1,96 98 04-12-1982 11 40
Konstantin Igropulo Füchse Berlin (Alemania) Lateral derecho 1,90 98 14-04-1985 110 505
Pavel Atman Sin equipo Central 1,90 94 30-07-1983 50 64
Alexander Pyshkin St. Petersburg Pivote 1,97 107 13-04-1987 11 4
Eldar Nasyrov St. Petersburg Lateral izquierdo 1,90 91 14-07-1986 9 5
Daniel Shiskarev Vardar Skopje (Macedonia) Lateral derecho 1,89 92 06-07-1988 20 23
Egor Evdokimov Motor Zaporozhye (Ucrania) Lateral derecho 2,00 114 09-03-1982 91 133
Oleg Skopintsev Motor Zaporozhye (Ucrania) Extremo izquierdo 1,84 79 15-04-1984 47 63
Samvel Aslanyan Permskie Medvedi Extremo derecho 1,86 91 23-02-1986 77 113
Sergei Kudinov Chartres (Francia) Lateral izquierdo 1,95 88 29-06-1991 9 8
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