Desde siempre la NFL ha tenido un intenso debate sobre quién era el mejor QB y desde los años cuarenta se usaba el passer rating. Este modelo (aunque acertado) tenía el problema de que no incluía sacks, fumbles o la situación del partido, lo cual provoca que valga lo mismo un pase de siete yardas cuando necesitas diez yardas que cuando necesitas tres.

Por ello, y en una decisión complicada, la cadena norteamericana ESPN creó un modelo estadístico​, que aunque es criticado, parece más eficiente y coherente que el antiguo (donde por ejemplo Alex Smith es ahora mismo el segundo de la temporada), dando un puesto de privilegio a Deshaun Watson, Case Keenum, Carson Wentz y Matt Ryan como se está viendo esta temporada.

Alex Smith celebra una jugada. Fuente: NFL
Alex Smith celebra una jugada. Fuente: NFL

La forma de medir cada jugada es compleja ya que se hacen unas expectativas en cada una para permitir que por ejemplo una intercepción en un Hail Mary final penalice mucho menos que un mal pase en mitad del cuarto y sin ser un lanzamiento a la desesperada. También se miden dos situaciones muy complicadas como son los minutos de la basura (situaciones en las cuales un QB puede mejorar sus estadísticas debido a que el partido está acabado, lo que viene a ser llamado como los minutos Blake Bortles) y cuanto tiempo va el balón en el aire, ya que no es lo mismo un pase largo que una screen donde el receptor sea quien hace todo el trabajo después de la recepción.

Para este rating (el cual solo cubre desde 2006) la mejor temporada de la historia fue de Tom Brady en 2007, el año en el que el equipo llegó imbatido hasta la Superbowl para perderla frente a los Giants mientras que el mejor juego de la historia es conjunto entre Carson Palmer (Bengals 45-10 Bears en la temporada 2009) y Colin Kaepernick (49ers 42-10 Jaguars en la temporada 2013) con un récord de 99,8.

Tom Brady se dispone a lanzar. Fuente: NFL
Tom Brady se dispone a lanzar. Fuente: NFL

En cuanto a esta temporada, el mejor partido es de Case Keenum frente a los Redskins (38-30 y un rating de 98,8 que lo sitúa como el vigésimo cuarto mejor partido de la historia) y la temporada es liderada por DeShaun Watson, el cual tiene el cuarto mejor puesto en la historia. A sabiendas de su lesión, el siguiente es Case Keenum el cual estaría dentro del top veinte histórico.

Por el otro lado, el peor partido de la historia es para un jugador legendario, Peyton Manning, en su encuentro frente a los Chiefs. Este récord estuvo a punto de ser superado por Mitchell Trubisky esta misma semana con un resultado de 0,5 y la mayor cantidad de puntos perdidos de la historia. En cuanto a la peor temporada, el récord recae en Jimmy Clausen en el año 2010 con los Carolina Panthers, teniendo un resultado de 13,8.

Jimmy Clausen se dispone a lanzar. Fuente: Carolina Panthers
Jimmy Clausen se dispone a lanzar. Fuente: Carolina Panthers

Las otras fórmulas

Pro Football Reference por otro lado ha optado por buscar una metodología algo distinta pero también mucho más desarrollada que el QB Rating de toda la vida. En este caso ha decidido usar el DYAR y el DVOA.

El DYAR lo que hace es simular que ocurriría si el jugador no estuviese en el campo, siendo el suplente quien controlase la situación. Si el resultado es positivo significa que es superior a su suplente, lo cual es lo habitual, pero este año son diez los jugadores que no logran superar a su suplente. La clasificación este año es dominada por Tom Brady, mientras que Drew Brees es el segundo y Case Keenum el tercero.

El DVOA por otro lado es aun más interesante ya que lo que hace es medir el valor de un jugador respecto a la media en exactamente la misma situación de juego. El 0,0 sería el QB promedio, siendo positivo alguien superior a la media y negativo lo contrario. Con estas estadísticas podemos comprobar más el valor de alguien como DeShaun Watson, el cual pasa a ser el quinto (en consonancia con el QBR) mientras que el trío cabecero sigue siendo el mismo pero con distinto orden. Primero Tom Brady, segundo Case Keenum y tercero Drew Brees.

PFF tiene además un método curioso pero muy interesante para saber cuándo un QB es dependiente de sus receptores y cuándo es todo cuestión de su brazo. Esta forma de descubrirlo es mediante el ajuste de yardas que el balón pasa en el aire por cada intento de pase, lo cual enseña cuánto tiene de verdad cada QB dentro de él.

Peyton Manning lanza como jugador de los Colts. Fuente: NFL
Peyton Manning lanza como jugador de los Colts. Fuente: NFL

La mejor temporada de la historia en esta categoría es para un clásico, Peyton Manning, quien en el año 2004 alcanzó las 9,78 por jugada. En cambio en cuanto al mejor jugador de la historia por estos números hay que hablar de una leyenda pero en este caso en activo. Aaron Rodgers tiene la cifra de 7,43 durante toda su carrera, superando por un cierto margen a Peyton Manning y Tom Brady, segundo y tercero, respectivamente.

Quizás alguno se pregunte por la no presencia de jugadores del pasado en estos últimos datos pero es lógico el porqué. Desde principios de los 2000 los quarterbacks están mucho más protegidos, lo cual les permite lanzar mucho más y lograr muchas más yardas de lo que se hacía anteriormente.

Lo único que importa al final es para los eternos debates sobre quién es mejor, si un QB es élite o si o alguien es el mejor de la historia

Según la forma de medir unas estadísticas servirán a unos y otras a otros, pero lo importante es que el QB Rating ya no es la única vara de medir y gracias a ello no habrá tantas anomalías estadísticas sin explicación, como ocurría con los números de la basura inflados que daban algunos jugadores durante principios del siglo.

Case Keenum va a recibir un snap. Fuente: Minnnesota Vikings
Case Keenum va a recibir un snap. Fuente: Minnnesota Vikings

Aun así, igual que Matt Ryan el año pasado, se siguen dando sucesos estadísticos paranormales como es la temporada de Case Keenum, quien ha pasado de números por debajo del radar a copar el top tres en casi todas las listas. Pero eso también es parte de la belleza de este deporte, pues nunca se puede saber cuándo un desconocido pasa a ser la estrella rutilante de la liga.