Los grandes escenarios consagran a las leyendas del deporte, y condenan al olvido a aquellos que no encontraron la fortuna cuando más lo necesitaban. La temporada de 1988-1989 vio cómo se coronaban por tercera ocasión los San Francisco 49ers, pero también sentenció a unos Cincinnati Bengals que tuvieron la mejor campaña de su historia, pero que aún así no fue suficiente para quedar grabados con letras de oro en el libro de los mejores de todos los tiempos. 

El camino de los Niners

Los dirigidos por Bill Walsh no tuvieron precisamente su mejor campaña. Incluso, la de 1988 terminaría siendo la última temporada del legendario entrenador en la NFL, quien luego dirigiría a la universidad de Stanford un par de años más tarde. En algún punto, los 49ers pusieron en duda su participación en la postemporada, cuando poseían una marca de 6-5 cuando faltaban únicamente cinco partidos. 

San Francisco logró recomponer el camino, ganando a los RedskinsChargersFalcons y Saints en ese orden para firmar una temporada con 10 victorias. Perderían ante los Rams en la última semana, pero les alcanzaría para terminar en la cima de la NFC Oeste y saltarse la primera semana de la postemporada. Llegaron a los playoffs luego de haberse quedado en la primera ronda de ellos en sus últimas tres apariciones, y lo harían ante los Vikings, quienes los habían eliminado la temporada pasada. 

Minnesota venía de eliminar a los Rams 28-17, con un equipo que terminó con la segunda mejor defensiva en cuanto a puntos recibidos. A Joe Montana Jerry Rice pareció importarles poco a labor de los Vikings en la defensa, ya que Joe Cool y su receptor estrella se conectaron para tres anotaciones en la primera mitad y prácticamente sentenciaron el partido. La defensiva también hizo su parte e interceptó a Wade Wilson en dos ocasiones. Los Niners avanzaron al campeonato de conferencia por 34-9.

Walsh y compañía viajaron al Soldier Field para visitar a los Chicago Bears, ante quienes habían caído 9-10 tres meses antes en la temporada regular. Sin embargo, el partido fue completamente distinto al de la Semana 8. La defensa de San Francisco se coordinó para limitar a los locales a un solo gol de campo en todo el partido, mientras que la ofensiva logró un touchdown en cada cuarto para firmar una victoria de 28-3 que los envió a la Super Bowl XXIII.

Jerry Rice en el campeonato de la NFC ante los Bears | Foto: 49ers.com
Jerry Rice en el campeonato de la NFC ante los Bears | Foto: 49ers.com

El camino de los Bengals

Cincinnati logró una campaña de ensueño. Los Bengals fueron, sin discusión alguna, el mejor equipo de la Conferencia Americana en temporada regular, con un récord de 12-4. Dicho registro les permitió recibir la postemporada en casa, donde estuvieron imbatibles a lo largo de la campaña, ganando sus ocho partidos. 

Un arranque de seis victorias seguidas los perfiló rápidamente como uno de los equipos a vencer en toda la liga. Después caerían las cuatro derrotas, todas en calidad de visitante, ante PatriotsBrownsChiefs y Oilers. Sin embargo, la ofensiva que encabezaban Eddie BrownIckey Wodds y el MVP de la temporada Boomer Esiason conformaban uno de los mejores ataques de la NFL, que terminó enviando seis jugadores al Pro Bowl. 

Los Bengals salieron airosos de sus dos primeros partidos de postemporada. Hicieron pesar la localía frente a los Seattle Seahawks a pesar de que su MVP no salió en su mejor día; el ataque terrestre de Cincinnati arrasó con 254 yardas, 126 de ellas provenientes de Woods, mientras que la defensiva solamente permitió 22 en todo el partido. Liderando 21-0 al medio tiempo, los locales supieron manejar el partido, y avanzaron a la final de conferencia a pesar de recibir 13 puntos en el último cuarto. 

En el duelo por la AFC se enfrentaron ante los Buffalo Bills. Nuevamente, el ataque terrestre lució como la principal herramienta del equipo, ayudados también por una defensa que logró interceptar en tres ocasiones a Jim Kelly. Esiason volvió a tener una tarde bastante discreta, pero el balance del equipo siempre terminó siendo positivo. Con un marcador de 21-10, Cincinnati obtenía su revancha ante los 49ers que ya les habían arrebatado un campeonato. 

Los Bengals festejan su victoria ante los Bills | Foto: NFL
Los Bengals festejan su victoria ante los Bills | Foto: NFL

22 de enero de 1989

El Joe Robbie Stadium de Miami, Florida, le dio la bienvenida al partido más importante del deporte en los Estados Unidos. Los más de 75,000 espectadores atestiguaron uno de los partidos de campeonato más emocionantes que se recuerden en sus más de 50 ediciones. Un encuentro que dejaría varios récords, algunos de ellos que continúan vigentes hoy en día. 

Ni la presencia del MVP de la liga ni el ataque poderoso ataque terrestre de los Bengals terminó de dar frutos en la primera mitad del encuentro. Tampoco lo hizo el equipo liderado por uno de los mejores quarterbacks de la historia y el mejor receptor que alguna vez ha pisado el emparrillado. El Super Bowl XXXII se limitó a entregar apenas seis puntos en los dos primeros cuartos, tres para cada equipo, que llegaron con los goles de campo de Mike Cofer y Jim Breech

A pesar de ser un encuentro sumamente cerrado, el partido ya era histórico. Se convirtió en el primer Super Bowl que llegó empatado al medio tiempo; además, registró la segunda peor marca anotadora en los juegos de campeonato, solo por detrás del 2-0 de los Pittsburgh Steelers a los Minnesota Vikings en el Super Bowl IX. 

Boomer Esiason casi igualó su pobre producción de la primera mitad en la serie ofensiva inicial de la segunda mitad. Cincinnati movió el balón 61 yardas en 12 jugadas para que Breech anotara su segundo gol de campo del partido y le diera la ventaja a los Bengals de 6-3. Sin embargo, en su siguiente drive, el MVP fue interceptado por los 49ers, que quedaron con una posición de campo idónea para volver a anotar. La ofensiva no prosperó de la manera esperada y Cofer conectó un nuevo gol de campo, que dejó el partido 6-6.

La casi victoria de Cincinnati

Inmediatamente después de que San Francisco empatara el partido, Stanford Jennings se convirtió en apenas el segundo jugador que regresaba una patada para touchdown. El corredor tomó el balón en la yarda siete y aprovechó los bloqueos que le proporcionó el conjunto de los equipos especiales. Luego del punto extra, los Bengals tomaron la delantera por 13-6 y adquirieron una victoria moral, ya que hasta ese momento nadie había podido pisar la zona prometida. 

Montanna y compañía parecieron reaccionar y de inmediato entraron al terreno de juego para empatar nuevamente el partido. En la primera jugada del último cuarto, Joe conectó un pase de 40 yardas con Robert Craig para quedar en la yarda 14 de los Bengals. Lewis Billups desperdició la oportunidad de interceptar al mariscal de San Francisco y lo pagó caro; en segunda y 10, el número 16 se coordinó con Jerry Rice para la primera anotación de los 49ers en el partido. 

Las defensivas continuaban haciéndose presentes en el partido, frustrando ambos ataques. Cualquiera anotación parecía significar la virtual victoria, por ello los goles de campo adquirieron una sensación de touchdown. Mike Cofer pudo darle la ventaja a San Francisco con un gol de campo de 49 yardas, pero el balón se marchó en exceso por el lado derecho. 

Por otro lado, los Bengals lograron acercar a su pateador un poco más de lo que lo habían hecho los 49ers. Luego de una serie ofensiva de 10 jugadas, bien balanceada entre el brazo de Boomer Esiason y las piernas de Ickey Woods, Cincinnati tomó la delantera luego de un gol de campo Jim Breech de 40 yardas. Cuando el balón entró en medio de los dos postes, los Bengals festejaron el marcador de 16-13 con 3:20 por jugar. Nunca habían visto el trofeo Vince Lombardi tan cerca. 

Montana en estado de gracia

San Francisco devolvió el balón a su yarda 15, pero un castigo en la jugada los retrasó hasta la 8. Eran 92 yardas de recorrido en 3:10 para la ofensiva de Walsh. Joe Montana entró al emparrillado para consolidar su apodo de Joe Cool, con la tranquilidad digna de un campeón. 

El 16 de los Niners no tenía prisa en detener el reloj. Inició la serie ofensiva con dos pases por el centro, uno hacia Roger Craig y el otro hacia el ala cerrada John Frank. San Francisco incluso incorporó el ataque terrestre, con dos acarreos del número 33. Después, llegaron dos pases de más de 10 yardas, uno de 17 para Jerry Rice y otro de 13 nuevamente para Craig, que los dejó en la yarda 35 de Cincinnati. El pase incompleto de Montana llegó y después un castigo costoso para los 49ers. Los referees retrocedieron a los Niners a la yarda 45 de su rival en una segunda y 20 por avanzar con solamente 1:15 en el reloj. 

En la adversidad, volvió a aparecer la dupla explosiva de San Francisco. Montana conectó con su número 80 quien a su vez tomó el balón y evadió a dos jugadores de los Bengals, para llegar a la yarda 18 de Cincinnati, en lo que fue la jugada grande de la serie ofensiva. Con ella, Jerry Rice concluyó con 215 yardas recibidas, un récord que aún se mantiene vigente en los juegos de campeonato. Después, Joe volvió a enviarle un pase a Craig, esta vez de ocho yardas, para quedar a solo 10 de la anotación. 

Entonces llegó la onceava jugada de la última serie ofensiva de los campeones. Montana inmortalizó a John Taylor, quien logró su única atrapada en todo el partido, pero que significaba una recepción de 10 yardas para el touchdown y la ventaja en el encuentro. Cofer convirtió el punto extra y San Francisco elevó los brazos al cielo, mientras veían el marcador de 20-16 y los escasos 39 segundos que quedaban en el reloj. San Francisco lo había logrado. 

San Francisco celebra el touchdown de la victoria | Foto: 49ers.com
San Francisco celebra el touchdown de la victoria | Foto: 49ers.com

La historia del Super Bowl XXIII

Con su victoria en Florida, los 49ers se convirtieron en el primer equipo de la Conferencia Nacional en alcanzar los tres campeonatos. En ese entonces, San Francisco se convirtió en el primer equipo campeón en registrar únicamente 10 victorias en temporada regular, desde que la NFL instaló su calendario de 16 partidos. 

Jerry Rice se convirtió en el Jugador Más Valioso del partido, con una actuación sin precedentes y que aún no ha logrado ser superada. A pesar de no obtener el galardón, Joe Montana también tuvo una actuación digna de MVP, con 2 pases de touchdown y 357 yardas lanzadas, lo que también era un récord hasta hace poco. 

La derrota cayó duramente en los Bengals. Desde aquel enero de 1989, la franquicia únicamente ha logrado una victoria en postemporada, cuando derrotaron a los Bills en 1991. La especie de maldición aún continúa vigente en Cincinnati, con una sequía de 27 años sin ganar en playoffs

Al año siguiente, Joe Montana alcanzaría su cuarto anillo de Super Bowl y se consagraría, hasta el momento, como uno de los dos mariscales de campo en obtener cuatro Super Bowls. Sin embargo, fue en el XXIII cuando Joe Cool demostró su tranquilidad ante la adversidad, nervios de acero, y la capacidad para lograr una de las series ofensivas que quedarán guardadas para la posteridad, a prueba del paso del tiempo.