El mariscal de campo de la Universidad de UCLA, Josh Rosen es uno de los candidatos para ser elegido número uno en el draft 2018 a realizarse en Dallas, Texas.

Tiene grandes habilidades técnicas que lo destacan por encima del resto en su posición. Es un pasador que se queda en el bolsillo y lanza con un gran espiral y fortaleza. Ha demostrado además, tener una muy buena visión de campo. Posee amplia experiencia sacando la jugada bajo el centro (Cualidad que muy pocos mariscales evidencian en la NCAA).

Mostró también que, con su brazo y precisión, es capaz de superar incluso las mejores coberturas. Y por otra parte, no le tiene miedo al golpe: muchas veces lanza después de esperar que se desarrolle la jugada, aún sabiendo que ello probablemente le signifique ser golpeado.

Sus estadísticas y resultados en la Universidad demuestran todas sus cualidades. En su último año lanzó para 3746 yardas con 26 anotaciones y sólo diez intercepciones. Un porcentaje de 62% de pases completos y 340 yardas aéreas por partido de promedio. Hasta aquí lo positivo de Rosen. Pero, ¿qué hay de su personalidad? ¿Sólo se necesitan buenos números para ser mariscal de élite en la NFL?

La historia de la NFL demuestra que no solamente se juzga al mariscal por sus resultados, sino que para esa posición especialmente resulta de vital importancia la personalidad del jugador y su comportamiento tanto dentro como fuera del campo. Y ahí es donde Rosen parece tener su punto más débil y más negativo a la hora de evaluarlo como potencial QB para la NFL.

En efecto, Josh Rosen demuestra una gran falencia en ese aspecto que puede jugarle en contra a la hora de su elección en el Draft. Hay aspectos de su personalidad que seguramente no sean bien vistos por los entrenadores y los gerentes generales de los equipos de la NFL, y les generen además muchas dudas a la hora de decidir reclutarlo o no.

Entre los problemas de personalidad de Rosen, se destacan su falta de liderazgo y su poco compañerismo, es además una persona muy individualista. Dada su posición en el campo de juego (QB), la capacidad de liderar es fundamental y casi imprescindible; un requisito que no puede faltar para quien debe comandar una ofensiva. Si sus compañeros no lo apoyan ciegamente y confían en él, el fracaso es casi ineludible.

Otro rasgo de su personalidad que genera interrogantes en las gerencias es su exceso de confianza. Está claro que confiar en uno mismo es algo positivo. Pero excederse en ese nivel de confianza puede ser un problema si lleva a excederse en la toma de riesgos y entonces deriva en malas decisiones y la errónea ejecución de las jugadas.

Para peor, sin haber participado aún en un solo partido en la NFL, Rosen le falta el respeto a algunos de los mejores mariscales de la historia como Tom Brady o Peyton Manning diciendo que no son mariscales explosivos y comparándolos con un mariscal que por el momento ha fracasado en la NFL, como Johnny Manziel.

Su compleja personalidad puede quizás provocar también muchos conflictos con el coach que lo dirija, ya que un jugador con estos rasgos muchas veces termina haciendo lo que quiere y no lo que le indica su coach.  

Hue Jackson y Pat Shurmur, coaches de los Browns y los Giants respectivamente, saben de esto y por eso dudan en elegirlo. Vale recordar que, Cleveland Browns y New York Giants eligen primero y segundo respectivamente en el draft.

Rosen proclama que quiere ser el mejor mariscal de la historia y ganar más Super Bowls que Tom Brady, pero quizás no es consciente que para eso debe ganarse primero el respeto de sus compañeros, trabajar mucho, ser constante y mejorar continuamente. Debe además, escuchar a sus coaches y sus asistentes. No alcanza con confiar en su juego exclusivamente.

Ni las yardas, ni mucho menos los anillos, se ganan atacando a otros jugadores en entrevistas de TV, sino en cambio mejorando día a día y trabajando en equipo y con humildad.

Únicamente si Rosen comprende esto, podrá tener algún grado de éxito en el futbol americano. Si en cambio se comporta como si estuviese por encima de todos, probablemente termine cayendo rápida y estrepitosamente. Es un jugador que tiene todo para brillar en la NFL. Ojalá que su personalidad no se transforme en su principal obstáculo para lograrlo.

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