Atlanta es junto a Houston, uno de los mercados del top 10 televisivo de los Estados Unidos donde la NHL no está presente. La ciudad sureña es un objetivo goloso para cualquier liga deportiva, las otras tres majors, NFL, NBA y MLB están presentes, incluso la MLS ha plantado su bandera en el estado de Georgia, pero la NHL tras dos intentos está ausente, ¿qué ha llevado a esta situación? ¿Las mismas causas que llevaron a los Flames a Calgary son las que llevaron a los Thrasers a Winnipeg?

Atlanta Flames, la pica en el sur de la NHL

La NHL no planeaba afrontar planes de expansión hasta 1973 tras pasar de seis a catorce equipos en el lapso de 1966 a 1970, pero la aparición de una liga rival, la World Hockey Association (WHA) les hizo mover ficha, dando una segunda franquicia a Nueva York, para que los Islanders le cerraran el paso a la WHA al recién construido Nassau Veterans Memorial Coliseum y Atlanta, para cerrarles de la misma manera el acceso al mercado del sur de Estados Unidos.Los Atlanta Flames iniciaron su andadura en 1973, con un mediano rendimiento deportivo, alcanzando los playoff en siete de sus nueve temporadas de existencia.

El talón de aquiles de la franquicia estuvo desde el primer momento en la asistencia y en el rendimiento que generaba The Omni, el pabellón recién construido que compartían con los Atlanta Hawks de la NBA con los que también compartían propietario. Construido sin ningún tipo de palco o instalación VIP, que ya era más que habitual en otros estadios del país, se podría decir que nació ya obsoleto.

Las dificultades financieras convirtieron al equipo en objetivo de otros grupos que pretendían una franquicia de la NHL para trasladarla. Al final sería Calgary la que se llevaría el gato al agua, dando por finalizada en 1980 la presencia del hockey de élite en su primera etapa.

Atlanta Thrasers, la segunda oportunidad

El multimillonario Ted Turner, conocido por ser fundador de la CNN y en su momento jefe del grupo multimedia Time Warner,  lideró el proyecto para que la NHL retornara a Atlanta. No fue difícil para la liga conceder a la capital del estado de Georgia una franquicia de expansión en junio de 1997 para empezar a jugar en la temporada 1999-2000, Ted Turner era el financiero más prestigioso de Estados Unidos, Atlanta uno de los mercados más ricos del país, estrenando además el recién construido Philips Arena. Incluso el punto más débil de la candidatura, la falta de popularidad del deporte, se convertía en una ventaja, ya que uno de los objetivos y señas de identidad de Gary Bettman, nombrado comisionado de la NHL cuatro años antes, en 1993, era llevar el hockey fuera de los territorios tradicionales hasta entonces.

Pero a pesar de la buena predisposición desde la propiedad del equipo, la elección de Don Waddell como gerente general del equipo no fue la decisión más acertada. Desde el principio no atinó con las elecciones de jugadores en el draft y los traspasos, lo que inevitablemente se tradujo en unos pobres resultados deportivos. La falta de resultados condujo a una huida hacia delante en la toma de decisiones que terminaron por acabar con la paciencia de los fans.

Tampoco fue beneficioso el alineamiento de la franquicia en la Southeast Division, una división poblada de equipos apenas sin historia en ese momento como Carolina Hurricanes, Florida Panthers, Tampa Bay Lightning y Washington Capitals. Así que el calendario del equipo estaba pleno de partidos divisionales contra equipos que estaban muy lejos de llamar la atención de los seguidores.

El golpe de gracia para la franquicia, fue cuándo Time Warner, la propietaria del equipo se fusionó con American On Line (AOL) para formar AOL Time Warner. La nueva compañía quiso deshacerse del lastre que suponía la franquicia y la acabó vendiendo a un grupo de inversores agrupados bajo el consorcio Atlanta Spirit. Este consorcio adquirió también a los Atlanta Hawks de la NBA y los derechos sobre el Philips Arena. Esta segunda parte sería crucial para el futuro de los Thrashers ya que la propiedad se centró en estas dos últimas adquisiciones, pero no contentos con eso, las disputas en tribunales entre los socios de Atlanta Spirit no ayudaron a que el equipo alzara el vuelo.

Una vez más la NHL abandonaba la ciudad camino de Canadá, para convertirse en la reencarnación de los Winnipeg Jets en 2010. La mala gestión deportiva culminada con una pésima gestión de la propiedad condenaron este segundo intento.

¿Habrá una tercera oportunidad?

Toda la historia anterior haría pensar que Atlanta se ha convertido en territorio vedado a la NHL, pero cuesta trabajo creer que el hockey hielo sea el único gran deporte profesional norteamericano que no tenga presencia en una ciudad tan pujante. Cumple con dos de los tres requisitos principales con los que debe contar una candidata a una franquicia profesional como son el tamaño con más de 5 millones de habitantes en su área metropolitana y la fortaleza económica cuyo estandarte es la sede central de la archifamosa Coca Cola. La popularidad del deporte sería el único punto de esa trinidad que colea.

El aficionado deportivo de Atlanta tiene fama de chaquetero, de solo volcarse con el equipo cuando las cosas van bien, combinado con que es una ciudad que ha atraído a mucha gente de otras partes de Estados Unidos con lo que no es raro que en sus estadios, los colores de los equipos visitantes tengan mucha presencia debido a la asistencia de la gente emigrada que anima al equipo de visita de su ciudad natal.

Pero si la buena gestión ha hecho que territorios de Estados Unidos donde el hockey hielo era aún menos que testimonial haya echado raíces, puede que con las personas adecuadas, tenga su oportunidad en Georgia. En las vecinas Florida con Tampa Bay Lightning y Tennessee con los Nashville Predators se ha demostrado que la NHL tiene espacio en el viejo sur.

Aunque esa oportunidad a pesar de lo comentado tiene que vencer dos obstáculos que no la hacen viable hasta más allá del medio plazo, un grupo inversor que apueste fuerte y con convicción por el deporte, cosa que el éxito de la liga hace más probable con cada año que pasa, y el que de momento podría ser el factor más problemático, la construcción de una nueva casa para el hockey hielo, ya que la última reforma del antiguo Philips Arena, ahora State Farm Arena ha ido dirigida a la mejora de las gradas para el baloncesto haciendo inviable que se vuelva a jugar a hockey en el mismo.

Todo esto hace que la pregunta correcta que debamos plantearnos no sea si volverá la NHL a Atlanta, si no cuándo.

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