Los Vancouver Canucks no van a tener el verano más tranquilo de la historia en la NHL. Casi sin espacio salarial, después de una temporada muy decepcionante y con muchos interrogantes, la oficina de los Canucks tiene que darle la vuelta a un equipo en el que todo lo posible ha ido mal en este año. 

Muchos interrogantes en un equipo hecho para aspirar arriba

Fichajes como el de Schmidt en octubre del año pasado querían hacer a Vancouver estar más arriba en la clasificación. Le quitaba a los Golden Knights a una pieza que podía mejorar la defensa de los Canucks exponencialmente. Pues el fichaje ha sido una de las grandes decepciones del año y según rumores, ya se le está buscando una posible salida

En la zona defensiva también está la situación de Quinn Hughes, quién debe ser renovado este año ya que es agente libre restringido. La poca maniobra salarial de los Canucks dificulta conseguir que Hughes firme algo más que un ‘contrato puente’, es decir, un contrato corto que sin demasiado salario.

En la misma situación está Elias Peterson, ganador del trofeo Calder en 2019 y que tendrá que renovar su contrato este año. Podrían llegar ofertas suculentas de equipos con mucha masa salarial libre como Detroit, pero lo más lógico es que firme otro ‘contrato puente’. 

Si consiguen ahorrar con la firma de estos dos contratos, los Canucks aún tendrían opciones de firmar a un par de jugadores que mejorasen la tercera y cuarta línea del ataque de Vancouver, claramente uno de los puntos débiles de la plantilla. 

Seattle Kraken como aliado

La llegada de la nueva organización puede ser de ayuda para Vancouver. Una franquicia sin ningún cargo salarial puede asumir uno de los contratos nocivos que tenga la franquicia canadiense como puede ser el de Virtanen, aunque a cambio deban soltar alguna ronda del draft. 

Si no, posiblemente también quepa la opción de cortar a algún jugador para hacer espacio y firmar jugadores.