Si la ausencia de aficionados en la grada es una triste imagen cuando esta viene dada por obligación, ahora que las restricciones a causa de la pandemia van desapareciendo, encontrarse asientos vacíos en algún pabellón es aún más desolador, y más cuando el hambre de hockey debería ser enorme tras el ayuno.

Y es que el aspecto de la casa de los Buffalo Sabres en sus dos primeros partidos en casa, contra Montreal y Arizona, ha sido el refrendo de lo que se podía adivinar tras las tristes asistencias a los partidos de preparación previos a la temporada.

En el partido de exhibición contra Columbus el pasado 4 de octubre | Foto: twitter @buffalovogl
En el partido de exhibición contra Columbus el pasado 4 de octubre | Foto: twitter @buffalovogl

Cierto que las restricciones fronterizas en el caso del primer partido impidieron la presencia de aficionados canadienses, y en el segundo el cartel del rival no era muy atractivo, pero aún así el aspecto de los graderíos era tan penoso que era imposible no notar la falta de público.

Buffalo, ciudad de hockey

Podría llegar a pensarse que el deporte no tiene calado en la ciudad, pero las cifras de asistencia desmienten tal afirmación, y todo parece explicarse por el hartazgo de una afición que lleva años sin ver a su equipo en postemporada (diez temporadas incluyendo cuatro con el peor registro de la liga) y que ha visto como su capitán y máxima estrella Jack Eichel tomará las maletas y en el contexto actual con los Sabres negociando desde una postura de debilidad.

Fuente: espn.com
Fuente: espn.com

Se puede ver que los malos resultados han llevado a una disminución de la media de espectadores a lo largo de las últimas temporadas, pero aún así el pabellón mantenía unos números más que satisfactorios y que hacían la franquicia viable.

Las comentadas restricciones fronterizas, la necesidad de estar vacunado de COVID para acceder al estadio son sin duda inconvenientes y reducen la base del público, pero la gran mayoría de ella es ajena a esos factores, simplemente eligen no ir a los partidos.

Así que con estos datos, toca ahora a los dirigentes de la franquicia mover ficha para que todo ese público que acudía a los partidos vuelva, y seguramente habrá medidas de promoción, de hecho se han puesto a la venta abonos de 10 y 20 partidos) pero parece que el reto principal y más beneficioso, será limpiar la asfixiante atmósfera que rodea a la franquicia a día de hoy.

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