Se acabó el culebrón. Los Calgary Flames seguirán jugando en el Scotiabank Saddledome después de que se hayan roto las negociaciones con la ciudad para construir un nuevo pabellón.

La idea inicial de la franquicia, según anunció en junio de 2020, era trasladarse a su nuevo hogar durante la temporada 2024/25, pero los constantes cambios en el presupuesto han terminado por descoser toda la operación. Desde el primer momento, el coste del proyecto se iba a repartir a medias entre la ciudad y la empresa CSEC (Calgary Sports and Entertainment Corporation), 287,5 millones de dólares por cada parte para un total de 575 millones. Sin embargo, un año después, el precio de la infraestructura aumentó en 33 millones, una cifra que la ciudad admitió no poder afrontar, y que el dueño de los Flames aceptó poner de su parte.

El pasado octubre se añadieron más costes que elevaron el precio hasta los 634 millones, que ambas partes aceptaron, incluso la ciudad aportó 19 millones más tras no haberlo hecho meses atrás. Sin embargo, en diciembre todo cambió. El dueño de los Flames se estaba haciendo cargo económicamente de todos los sobrecostes y decidió no seguir adelante.

“Siempre hemos creído que Calgary necesita un nuevo pabellón. De todas formas, bajo estas circunstancias no vemos un acuerdo que pueda crear una alianza viable con la ciudad, algo esencial para que el nuevo pabellón se haga realidad”, explicó John Bean, presidente y CEO del CSEC.

Las obras tendrían que haber comenzado en este inicio de 2022, ya que el 31 de diciembre era la fecha límite para que ambas partes llegaran a un acuerdo. Ahora, los Flames tienen por delante once años más de contrato para seguir jugando en el Saddledome, el segundo pabellón más antiguo de la NHL, solo por detrás del Madison Square Garden.

VAVEL Logo