El 2004 fue una de las temporadas más emocionantes que se recuerdan de la historia de MotoGP y entre los factores de que esta fuese tan especial están el cambio de Rossi de una moto ganadora como la Honda a una que no llegaba a lo más alto desde 1992 y la pelea entre el italiano y Sete Gibernau, el que entonces recogía las ilusiones de los españoles por ver brillar a alguien de nuevo en el motociclismo mundial como lo hizo Álex Crivillé. 

Rossi abandona Honda

Durante toda la temporada 2003, las especulaciones iban y venían por el paddock del mundial de motociclismo. Un día, Rossi se iba a Yamaha y al otro, se iba a Ducati. Cierto es que estuvo sopensando varias posibilidades pero la manera de trabajar de la fábrica del diapasón fue la que acabó por declinar la balanza: Su reto para 2004 sería ganar con una moto que no ganaba desde 1992, con Wayne Rainey. 

Por parte de la prensa, había un sector con serias dudas con respecto a esta decisión y se vio a Sete como la alternativa a Rossi. Se llegó a afirmar que ese era el año en el que podría tener una oportunidad para revalidar el título del 98 conseguido por Crivillé para el motociclismo español. Era el momento ideal, con un Rossi concentrado en luchar con una moto con bastantes carencias, sobre todo en lo que se refiere a la potencia. 

Además, debido al contrato con Honda, que lo tenía agarrado hasta final de año a la marca del ala dorada, el italiano no pudo subirse a la Yamaha M1 hasta los test en Sepang en enero, en donde demostró no estar tan mal encaminado. Las dudas acerca de su decisión comenzaban a despejarse... 

Pero el momento decisivo fue la primera carrera del año: Welkom, (Suráfrica). Durante los entrenamientos, había estado peleando por la pole, aunque finalmente su eterno rival italiano, Biaggi, se la arrebató. La carrera fue una dura batalla entre estos dos enemigos de pista (y fuera de ella) que finalmente acabó con Rossi como ganador y dándonos una de las imágenes más famosas: cuando "il dottore" deja la moto apoyada sobre los protectores, besa la moto (gesto que repetiría en 2010 en la última carrera con su Yamaha), se sienta al lado y comienza lo que para unos es a reírse y para otros a llorar. Posteriormente, el italiano despejaría todas las dudas: risa. Lo que le salió fue la risa al recordar el esfuerzo, la ilusión y el coraje que habían echado su equipo y él para ganar esa primera carrera del año. Ese también sería su año.  

Gibernau y Rossi: como el gato y el ratón

Pero Sete no se lo pondría fácil. Ni Rossi se dejaría vencer. Ese año las carreras eran duelos entre estos dos pilotos. Duelos bonitos, emocionantes, divertidos. Porque Rossi se divertía cuando permanecía a rueda del español y en la última curva de la última vuelta le rebasaba y ganaba una carrera. Guerra psicológica que el italiano dominaba perfectamente fuera y dentro de la pista. 

Tras el triunfo de Rossi en Welkom, Gibernau no se durmió. Supo espabilar pronto y en Jerez, bajo un aguacero tremendo y con la afición española, se llevó la corona y el liderato provisional del campeonato, que terminó de afianzar en la siguiente carrera: Le Mans, en donde se revivió el duelo de italianos, Rossi-Biaggi, dejando a Sete libertad para adjudicarse la victoria. 

Pero en Mugello, por aquel entonces, Rossi no se dejaba vencer tan fácilmente. Tras una dura batalla con Biaggi y Tamada de por medio, los dos enemigos directos pusieron segundos de por medio y comenzaron un duelo que se pararía cuando el de Tavullia levantase la mano para indicar lluvia. Otra vez a empezar y con lío: los pilotos salieron con neumáticos lisos, ya que no llovía lo suficiente para calzar neumáticos de agua. Pero en cuanto salieron a la pista cayó el chaparrón. El desenlace fue favorable para Rossi, que se desligó de Biaggi y Sete, y pudo llegar a la meta en primera posición, venciendo en casa, con la Yamaha y sus tifossi llegados de todas partes de Italia. 

Las siguientes carreras fueron dominio absoluto de Rossi: Montmeló y Assen. De la Catredal salió líder para caerse en Río, unas semanas más tarde. Desde 2001 Rossi no sufría una caída, viéndose que los errores ya le pasaban factura: no era tan infalible. Pero aún así, su rival en la lucha por el mundial, se tropezaba con un bache en el circuito de Nelson Piqué y se iba por los suelos, siendo este gran premio un paréntesis en la ristra de duelos Sete-Rossi. 

Donington Park, territorio Rossi desde los anales de los tiempos, y Estoril, fueron sus siguientes victorias, mientras que Sete se coronaba en Brno. Alemania y Japón fueron dos concesiones que los dos grandes líderes consintieron en dejar a sus rivales: Biaggi ganó en el circuito de Sachsenring mientras que Makoto Tamada adelantó a Rossi en Motegi, el circuito de Honda en donde el italiano ansiaba ganar. 

Y llegó el comienzo del fin de Sete Gibernau: Catar. En donde Rossi juró y perjuró que mientras él estuviese en el mundial, el nieto del creador de la Bultaco jamás volvería a ganar. Y así fue, desde Catar 2004, Sete Gibernau no volvió a subirse a lo más alto del podio. Toda esta rivalidad, ya malsana, llegó de la mano de un soplo. Alguien, supuestamente del equipo de Sete, denunciaría a Max Biaggi y a Valentino Rossi de haber estado limpiando sus respectivas posiciones de salida, la noche anterior a la carrera (era la primera vez que se corría en el circuito de Losail y la pista tenía poca adherencia, además de estar muy sucia por la arena del desierto). Así que, dirección de carrera decidió que estos dos pilotos saliesen desde el final de la parrilla. Fue la mecha que incedió por dentro al campeón del mundo: en carrera salió como un cohete y después de tres vueltas, ya era quinto, con ritmo suficiente como para alcanzar a Sete. Sin embargo, cometió el error de ir demasiado enfurecido y sufrió la segunda caída de la temporada, abandonando la prueba y con una lesión en uno de los dedos. 

Ahí no se quedó la trifulca. Rossi, muy dado a los numeritos, salió con ganas en la siguiente carrera, Sepang, y, por supuesto, ganó. Lo debía hacer porque, además, tenía preparada una celebración especial. Nada más acabar la carrera, se bajó de su moto, enseñó una camiseta que promocionaba una empresa de limpieza "La Rapida", cuyo eslogan era "per eliminare lo sporco del mondiale", cogió una escoba y se pudo a barrer la pista. 

Y barrió también en puntos, porque ya tenía 30 de ventaja con respecto al español. Tras esto, tan sólo faltaban 50 puntos por disputarse. Una carrera más y Rossi se llevaba su cuarto título en la categoría máxima, sexto con 125cc y 250cc. Cumplió en la siguiente, Phillip Island, una batalla digna y bonita entre los dos pilotos, el culmen perfecto para cerrar un título mundial.  

En Valencia acabó una temporada brillante, emocionante. Rossi conseguía su novena victoria, tercera consecutiva, ya despejada toda duda sobre su paso a Yamaha. Una temporada genial para el italiano, posiblemente, de las mejores de su carrera deportiva. 

Fuera del duelo, ¿había vida? 

La había. Pero nadie se daba cuenta. Gibernau y Rossi copaban tanto a la audiencia, que pocos recordarán lo que pasó en aquel año con el resto de pilotos. Carlos Checa y Rubén Xaus eran los otros dos pilotos españoles que había en la categoría reina. Ambos pilotos sólo consiguieron un podio, Checa en Le Mans y Xaus en Catar, firmando una temporada irregular y acabando séptimo y undécimo respectivamente. 

Si se habla de un tercero en discordia ese es Biaggi, que de vez en cuando hacía sus apariciones, como en la primera carrera del año, en Suráfrica. Consiguió subirse nueve veces al podio y acabó tercero. Pero "el pirata" ya no volvería a ser el de épocas pasadas y comenzaría con un declive que lo relegaría a puestos posteriores. 

Álex Barros, Makoto Tamada, Colin Edwards... Suman esa lista de pilotos eclipsados por el duelo entre Rossi y Sete, que en alguna ocasión lograron arrebatar el protagonismo, como por ejemplo en las dos victorias de Tamada, en Motegi y en Brasil, donde Nicky Hayden también logró subir al podio. 

La mejor carrera del año: Phillip Island

Esta carrera es una repetición de todas las que se sucedieron esa temporada. Es el ejemplo del duelo entre los dos más fuertes de ese año, Rossi y Sete, y como decíamos antes, merece un apartado especial. Rossi llegaba con 30 puntos de diferencia sobre Sete, a falta de solamente dos carreras (es decir, 50 puntos en juego). Con quedar por detrás de Sete, le valía para llevarse el título. Pero es de los pilotos que no se relajan, que cuando saben que pueden el cien por cien, dan un cien por ciento-diez. Y así lo hizo. Aunque el día anterior no había conseguido la pole, en manos de Sete, salió a ganar y a arriesgar. Desde el comienzo de la carrera, la tensión se palpaba en el circuito y a través de los televisores: Sete empezaba dominando y Rossi cometía errores. A más de un segundo se ponía ya Sete, cuando el italiano, presionado por su compatriota Capirossi, apretó los dientes y se pegó a rueda de Gibernau. La lucha de Capirossi, por tanto, se mantendría por la tercera plaza con Alex Barros; aunque sería aquel el que se llevaría el gato al agua al finalizar la prueba.   

A nueves vueltas del final, Rossi tomó el liderato, queriéndose asegurar la victoria en Australia, pero Sete, que había observado la falta de potencia de Rossi, se colocó delante con cinco por disputar. Se decidiría en la última vuelta: Una pasada de Rossi no fue suficiente, que se vio rebasado al instante por el español. Así que, ya sabiendo los puntos débiles de Gibernau, lo intentó en una de las últimas curvas, siéndole imposible a Sete devolver la jugada. Rossi se llevó la victoria y con ella el mundial de 2004. 

Así fue el 2004, una de las temporadas más bonitas para Rossi: comenzó desde cero una moto que no ganaba desde 1992, con muchas dudas sobre su potencial. Pero con una motivación tremenda y enarbolando su lema de que el piloto es más importante que la moto. Lo demostró desde la primera carrera, en Welkom y lo siguió demostrando, una tras otra, hasta conseguir nueve victorias y un campeonato del mundo. 

 

POSICIÓN

PILOTO (PAÍS/Moto)

PUNTOS

1

Valentino Rossi (ITA/Yamaha)

304

2

Sete Gibernau (ESP/Honda)

257

3

Max Biaggi (ITA/Honda)

217

4

Alex Barros (BRA/Honda)

165

5

Colin Edwards (USA/Honda)

157

 

Victorias: Valentino Rossi (9), Sete Gibernau (4), Makoto Tamada (2), Max Biaggi (1)

Podios: Valentino Rossi (11), Sete Gibernau (10), Max Biaggi (9), Álex Barros (4), Makoto Tamada (3), Colin Edwards (2), Marco Melandri (2), Nicky Hayden (2), Troy Bayliss (1), Carlos Checa (1), Rubén Xaus (1), Loris Capirossi (1), Shinya Nakano (1)

Poles: Valentino Rossi (5), Sete Gibernau (5), Makoto Tamada (3), Max Biaggi (1), Carlos Checa (1), Kenny Roberts Jr. (1)