El Autódromo Nacional de Monza termina contrato con la Fórmula 1 en 2019 y, de cara a la esperada renovación con Liberty Media, se quiere ofrecer un nuevo trazado. El objetivo es doble: por un lado, hacer que la velocidad sea mayor, y, por otro, hacerlo más accesible a los aficionados.

En los planes de renovación del circuito, se contempla la eliminación de una de las dos primeras variantes: a saber, la Variante del Rettifilo (curvas 1 y 2) o la Variante della Roggia (curvas 4 y 5). Asimismo, se contempla la posibilidad de variar el ángulo de la segunda curva de Lesmo (curva 7) y devolverlo a la versión de 1994, que fue modificada tras el fallecimiento de Ayrton Senna. Por otro lado, se ampliará el ancho de la pista en la zona del Serraglio hasta las 12 m para adaptarse a las normas de seguridad exigidas por la FIA.

De llevarse a cabo estas modificaciones, supondrían la primera reforma en el trazado de Monza desde que se adoptase el actual diseño en el año 2000. Entonces, se eliminó la doble chicane que se situaba al final de la recta para simplificarla y convertirla en la actual Variante del Rettifilo, una de las que se estudia eliminar. La historia de la Variante della Roggia es más antigua, ya que fue introducida en 1976 para hacer más lenta esta sección del circuito, que entonces era la curva della Roggia.

Además, se quiere hacer el circuito más accesible a los aficionados, separando la entrada de coches y de camiones. Para ello, los gestores de Monza han de ponerse de acuerdo con las autoridades locales y regionales. Con estas intervenciones, se busca un acuerdo con Liberty Media “a largo plazo que justifique dicha inversión”. Liberty Media, dueña de la Fórmula 1, ya expresó su deseo de perpetuar las carreras en los circuitos europeos clásicos, por lo que las partes parecen condenadas a entenderse.