El motociclismo a veces pasa de ser uno de los deportes más bellos del mundo a ser uno de los más oscuros. De nuevo nos vuelve a mostrar la cruda realidad: esos pilotos que a veces confundimos con héroes, también son humanos de carne y hueso, seres mortales como el resto de personas que los admiramos por sus grandiosas gestas pero que, a la vez, lloramos cuando esas heroicidades se tornan de negro.

Hoy hemos de lamentar el fallecimiento de Jason Dupasquier. El jovencísimo piloto de tan solo 19 años nos ha dejado tras casi 24 horas luchando por mantenerse en la vida, probablemente, pensando en el motociclismo, ese deporte que te lo puede dar todo y, a la vez, te puede dejar sin nada. El piloto suizo ayer sufrió un gravísimo accidente que en todo momento hacía presagiar cuál iba a ser el desenlace, aunque no queríamos ser conscientes de ello. Por delante, una vida entera que ha llegado a su fin haciendo lo que más le gustaba en este mundo: ir encima de la moto, ser el héroe de tantas y tantas personas que lo admiraban pese a su corta edad.

Ha sido Gabriel Rodrigo el que, en rueda de prensa, se ha adelantado a cualquier noticia oficial y ha comentado que el piloto había fallecido para, minutos después, llegar ese comunicado oficial por parte del equipo: “Con gran pesar en nuestros corazones anunciamos el fallecimiento de Jason Dupasquier. Estamos devastados y en este momento todos nuestros pensamientos están con la familia de Jason. Te echaremos mucho de menos y nunca te olvidaremos”, comentaban en redes sociales, dando oficialidad a la noticia más triste que hoy nos podían dar y que no queríamos escuchar en ningún momento.

El motociclismo, ese deporte tan bello, se vuelve a cobrar otra víctima, mostrándonos la otra cara de la moneda. La que esperamos nunca más volver a ver.

Jason, sigue dando gas allí en el cielo con todos aquellos pilotos que nos dejaron antes de tiempo.

Nuestro más sentido pésame a los familiares y amigos. Hoy el motociclismo está de luto.

Vuela alto, Jason.

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