En un mundo globalizado en el que se juega al tenis en prácticamente cualquier rincón del planeta, y hay torneos por doquier de toda categoría, resulta de gran valor el hecho de verse imbuido por una emoción especial a medida que se llega al All England Tennis Club. Wimbledon ostenta rasgos diferenciales, que le dan un valor añadido y convierten una visita al lugar, en una experiencia inolvidable, que se traslada de generación en generación y que ensalza la pasión por este deporte.

The Queue; reducto de locos por el tenis

La sensación de estar respirando tenis e historia a partes iguales, se intensifica cuando se hace un giro a la derecha por un camino de tierra y, se observa un espectáculo sobrecogedor. No hay red, no hay raquetas, ni bolas, ni siquiera jueces de silla. Simplemente hay amantes de este deporte. "Locos" que son capaces de esperar durante horas para tener la posibilidad de acceder a la meca del tenis mundial. Una gran pradera acoge en su seno a aficionados de los cinco continentes (no se tiene constancia de la presencia de habitantes de la Antártida...por el momento), que esperan pacientemente su turno sometidos a una organización milimétrica que no deja lugar a la improvisación.

The Queue es una maravillosa opción para comprar entradas durante la primera semana; la demanda de entradas no es tan elevada, y obteniendo un pase para la pista 2 o 3, o solo para pistas exteriores, se pueden ver partidos de gran calidad. Cada persona que llega a esta mítica pradera y se sitúa al final de la fila, recibe una tarjeta con un número identificativo y la fecha correspondiente, que será requerida en taquilla. Esto evita la picaresca de colarse.

Queue card del 2012. Foto: grandslamgal.com

Se obtiene una entrada por persona, y se han de cumplir unos códigos de conducta muy bien definidos por la organización, y que son facilitadas en el momento en que cada persona se sitúa en la fila, junto a la tarjeta identificativa. Algunos de estos códigos son los siguientes:

-La posición en la fila no puede ser reservada por otra persona.

-Cualquier persona a la que se vea intentándose colar será expulsada inmediatamente y su acceso será imposibilitado.

-En taquillas solo podrá pagarse en efectivo.

-No están permitidas las barbacoas, ni tampoco jugar al balón y poner música a partir de las 22:00 horas.

-Un excesivo consumo de alcohol puede suponer la confiscación de la tarjeta de identificación, y por ende, la expulsión de la fila.

-No lanzar ningún residuo al suelo. Utilizar las muchas papeleras existentes en la pradera.

Un equipo de voluntarios conocidos como Stewards, se encargan de vigilar que todo fluya correctamente, y atender a los aficionados en sus requerimientos, haciendo gala de una flema británica muy notable. Hay personas que deciden acampar en dicha pradera, donde hay una zona habilitada para ello. Cada día a las 6 de la mañana, son despertados para que adecenten todo, y se preparen para la puesta en marcha del dispositivo. A las 9:30 comienza todo a moverse, aunque nadie puede acceder antes de las 10:30, momento en que se abren las puertas.

Instalaciones de todo tipo para asegurar la comodidad de aficionados

Son numerosos los baños disponibles para la gente que espera, así como diversos puestos de comida rápida. Resulta llamativo comprobar la preocupación en todo momento de los Stewards, por el hecho de que no se introduzcan banderas de un tamaño superior al estipulado en el lugar donde se hacen controles de seguridad. Esto da una idea de la pulcritud asociada al torneo. Además, existen amplias estancias donde se puede dejar equipaje de muy diversos tamaños, incidiendo en las comodidades para el aficionado.

Personas de toda edad, nacionalidad y condición. Desde ancianas de la zona que afirman ir al torneo todos los años desde 1950, hasta japoneses armados con cámaras fotográficas que hacen reverencias por doquier y responden cómplices a las referencias sobre Nishikori. Una mezcolanza de gente, cuyo objetivo no es otro que el de pasarlo bien disfrutando del tenis.

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Sobre el autor
Diego Jiménez Rubio
Fui Coordinador General de Más Deportes y Viajes, y miembro del Consejo de Dirección de VAVEL España. Me encanta comunicar mi pasión por el turismo y el deporte, y hacerlo con responsabilidad y profesionalidad.