La que está llamada a ser el futuro del tenis femenino estadounidense, no ha terminado de brillar como se esperaba esta temporada. Después de terminar el 2016  como número ocho del ranking WTA, la estadounidense Madison Keys se perdió los primeros torneos de 2017 y reapareció en Indian Wells tras recuperarse de una operación a la que se había sometido al finalizar la temporada 2016.

No tuvo un regreso gratificante 

Madison Keys no empezó el 2017 de la mejor manera posible. La estadounidense se dio de baja en el Abierto de Australia y no reapareció hasta marzo, en el torneo Premier Mandatory de Indian Wells. A Keys no le fue mal en Califonia, jugó muy sólida frente a Mariana Duque y Naomi Osaka, pero no pudo pasar de octavos ante Caroline Wozniacki que venía en racha tras alcanzar las finales en Qatar y Dubai. En Miami, aparecieron las dudas. Mientras que en su primer partido contra Viktorija Golubic, Keys se abrió camino en los momentos cruciales del encuentro, no fue así contra Lara Arruabarrena. Keys dispuso de hasta diez bolas de break en el primer set y no pudo aprovechar ninguna, mientras que la donostiarra aguantó los ataques de Keys y aprovechó la primera bola de break que tuvo. En el segundo set con un 3-0 a favor de la estadounidense, desaprovechó la ventaja, y Arruabarrena acabó pasando a la siguiente fase del torneo. Keys seguía sin encontrarse cómoda en la pista.

Madison Keys en Miami. Imagen: Zimbio
Madison Keys en Miami. Imagen: Zimbio

 

De vuelta al quirófano 

En la temporada de tierra tampoco cosechó buenos resultados. Madison sufrió mucho en esta superficie ya que volvieron los problemas con su muñeca, tanto que reconoció que volvió a pasar por quirófano después de Roland Garros. En Charleston, Madison no pudo contra la también estadounidense Shelby Rogers. Keys ganó el primer set 6-4, pero Rogers comenzó a dominar sobre la pista y Keys no pudo seguirle el juego. Rogers finiquitó el partido ganando el segundo y tercer set por un contundente 1-6 y 1-6.

La estadounidense, ya fuera del top 10, tampoco pudo aguantar el ritmo en Madrid y en Roma, cayó en ambos eliminada en primera ronda. Primero en Madrid contra Misaki Doi, aunque Keys ganó más puntos que Doi, lo contrarrestó con 40 errores no forzados en los momentos clave del partido y once dobles faltas. Doi atacó en el momento clave del partido, para quebrarle el servicio que le daría definitivamente el partido por 4-6, 6-4 y 4-6. En Roma fue Daria Gavrilova la que sometió a Keys de una forma muy inteligente. Tras perder el primer set, la australiana, que había estado muy lenta, intensificó su juego en el segundo set y remató el partido en el tercero. El marcador fue de 6-2, 5-7 y 5-7. Tampoco le fue mejor en Francia, donde una ‘qualy’ la dejó fuera de Roland Garros por 3-6 6-3 6-1 en segunda ronda.

La hierba la dejó por los suelos

La temporada no pintaba nada bien para Madison Keys, que veía como no avanzaba en los torneos y como descendía en el ranking. La estadounidense aún se dolía de su muñeca y no quería perderse la temporada de hierba, su superficie preferida, por lo que al terminar Roland Garros se sometió a una nueva operación ya que el tubo que le envolvía el nervio se había adherido a la cicatriz y cada vez que golpeaba la bola con la raqueta sufría un dolor terrible. Keys se presentó muy optimista en Wimbledon, pero tampoco pudo ser en Londres donde la estadounidense firmase su mejor torneo. En segunda ronda cedió ante Camila Giorgi por 4-6, 7-6 y 1-6. Tras el esfuerzo realizado en el segundo set, Keys se desvaneció por completo en el tercero.

Un título y su primera final de Grand Slam

A finales de julio volvió a jugar en Stanford, donde la lucha que llevaba peleando toda la temporada con las lesiones se vio recompensada. Competir en casa puede en ocasiones jugar una mala pasada, pero para Keys fue todo lo contrario. Ganó el WTA Premier de Stanford, y no fue precisamente un camino fácil, se enfrentó a Caroline Dolehide, Lesia Tsurenko, barrió a la nueva campeona de Wimbledon Garbiñe Muguruza por 6-3, 6-2 y en la final derrotó a Coco Vandeweghe por 7-6 y 6-4. Este triunfo le sirvió para subir hasta la décimo séptima posición del ranking (tras Wimbledon había caído hasta la vigésimo primera). Dos semanas después sería al propia Garbiñe Muguruza la que la apearía del torneo de Cincinnati, en un duelo muy disputado por 4-6, 6-3 y 6-7. Aunque Keys comenzó ganando el tercer set, no aprovechó las bolas de ‘break’ a su favor, y Garbiñe tomó el control del partido en el ‘tie break’.

Madison con su título en Stanford. Imagen: Zimbio
Madison con su título en Stanford. Imagen: Zimbio

Aun y con el título en Stanford, la participación más sonada de Madison esta temporada fue en el Abierto de Estados Unidos. Superó a Elise Mertens, Tatjana Maria, Elena Vesnina, Elina Svitolina, Kaia Kanepi y Coco Vandeweghe para entrar por primera vez en un final de Grand Slam. Allí se enfrentó a Sloane Stephens a quien no pudo vencer. Stephens estuvo intratable durante todo el partido, ganó ocho juegos seguidos para ganar por 3-6 y 0-6. Concluido el partido, ambas jugadoras se acercaron a la red y protagonizaron uno de los momentos más emotivos del año: Keys rompió a llorar cuando se abrazaron y Stephens le dijo unas palabras de consuelo, luego se las vería reírse una junto a la otra en las sillas esperando la ceremonia de trofeos.

Sloane y Madison tras la final del US Open. Imagen: Zimbio
Sloane y Madison tras jugar la final del US Open. Imagen: Zimbio

Volvió a estrellarse

Después de la gran gira americana nadie pudo presagiar que la estadounidense fuese derrotada en primera ronda del torneo de Wuhan. Solo tres semanas después de la final del US Open cayó estrepitosamente ante Varvara Lepchenko por 2-6 y 6-7. Este fue el último torneo de la temporada para Madison Keys, que volvía a tener problemas con su muñeca.

Viene avisando desde hace tiempo de que puede ser el futuro del tenis estadounidense, sin embargo la temporada de Keys ha tenido más sombras que luces, sobre todo debido a la lesión de muñeca que ha ido arrastrado toda la temporada, pero eso no ha impedido a la estadounidense alzarse con un título y llegar a la final de un Grand Slam. Quizás quiso volver demasiado pronto a las pistas, sin dar tiempo a sanar bien la lesión. Tendrá que trabajar duro para volver a la cima.