Febrero de 2008. El templo del balompié zuliano se vestía de gala para recibir a uno de los máximos exponentes del fútbol mundial en una de las competiciones más importantes dentro del orbe. El contexto era fantástico con el pueblo marabino apoyando a su equipo en una jornada inolvidable para todos los que viven el fútbol de una manera diferente en suelo criollo. La última vez que un equipo argentino piso el césped del José Encarnación “Pachencho” Romero de Maracaibo.

El Boca Juniors,  actual campeón de América y subcampeón del Mundial de Clubes, pisaba Maracaibo para enfrentar al Unión Atlético Maracaibo en el partido debut de ambos en la Copa Libertadores 2008. “Los Xeneizes”,  con Carlos Ischia reemplazando a Miguel Ángel Russo como director tecnico, contaban con jugadores de la talla de Juan Román Riquelme en el mediocampo junto a Rodrigo Palacio y Martín Palermo en la delantera,  un equipazo en toda la expresión de la palabra con la responsabilidad de mantener los desempeños colectivos del año pasado con las salidas de Ever Banega, Clemente Rodríguez y Pablo Ledesma quienes abandonaron el equipo al finalizar la temporada pasada. Por otro lado, el Unión Atlético Maracaibo que venía de ser subcampeón del fútbol venezolano con una heroica gesta en la última jornada liderado por el argentino Jorge Pellicer,  quien llegó como un apaga incendios en un momento complicado la temporada pasada.

El partido era un duelo David contra Goliat pero, cuando los 22 jugadores entran al césped,  las diferencias disminuyen y los grandes jugadores lo tienen que demostrar. Después de un 0-0, que prevaleció durante 79 minutos, el público festejaría uno de los mejores goles en la breve historia del UAM con Miguel Mea Vitali, hoy capitán del Caracas FC, como protagonista único de aquella histórica anotación aprovechando su buena pegada y clavándole un golazo al guardameta argentino Mauricio Caranta de tiro libre. La gente enloqueció y pedía que el partido terminara de esa forma,  no debía existir otra manera de concluir aquella gesta que casi termina con un hecho histórico para todo el balompié criollo,  pero  los partidos duran 90 minutos y,  lastimosamente, la jerarquía del campeón de América pudo sobreponerse a la gallardía de los jugadores criollos.

Mea Vitali festejando el 1-0 // FOTO: AGENCIAS

Solo tres minutos después,  Sebastián Bataglia empataría el partido aprovechando un centro desde la banda izquierda que no pudo ser rechazado por los defensores venezolanos. Un resultado, que pese a ser histórico, dejó la sensación amarga por dejar escapar una victoria histórica que posiblemente hubiera cambiado el desenlace del Unión Atlético Maracaibo en aquella Copa Libertadores 2008. El jueves,  nueve años después, el Zulia FC recibe a otro equipo argentino, al  Club Atlético Lanús,  con la necesidad de mejorar aquel resultado si quiere mantenerse con vida en la Libertadores.

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Sobre el autor
Javier Parra Peña
Redactor y analista de fútbol venezolano e internacional Contacto: [email protected]